

«Somos una gran piña y Leonor es una más»
Lágrimas y gaitas. El puerto de Gijón fue el lugar de reencuentro de la tripulación con sus familiares. «Iremos a Covadonga a dar las gracias»
Sonaban las gaitas de la banda Saxum poco antes de las 8 de la mañana cuando los nervios se apoderaban de las decenas de familiares que esperaban en el espigón II de El Musel la llegada del buque-escuela 'Juan Sebastián de Elcano' a Gijón. Saludos de la tripulación y de los 76 guardiamarinas desde el navío y muchas sonrisas. En tierra la emoción embargaba el ambiente y se escuchaban los aplausos y los vítores de «¡Ya estáis aquí. Bienvenidos a España!». Cada tripulante que descendía de este emblemático barco era rápidamente abordado por sus familiares que los envolvían en abrazos y besos. «Mi niña, mi pequeña. No me creo que pueda tenerte entre mis brazos», comentaba una emocionada Mariola Ruiz, madre de Julia Alonso. Esta marinera gaditana confesaba a EL COMERCIO que no había dormido en toda la noche. «Mis compañeros igual. Creo que no habíamos pasado tantos nervios ni con la partida. Estábamos deseando volver a nuestro país y poder ver a la familia».
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«Una gran experiencia»
Desde su salida de Cádiz, hace casi seis meses, el buque escuela ha realizado 14 escalas, nueve de ellas en el extranjero. La última ha partido de Nueva York (Estados Unidos), donde la princesa Leonor desembarcó para volar a España e incorporarse a la fragata de guerra 'Blas de Lezo'. El pasado miércoles doña Leonor se reencontraba en 'Elcano' con sus compañeros guardiamarinas tras más de un mes separados y este jueves, la primogénita de don Felipe y doña Letizia atracaba en el puerto de El Musel, en Gijón, a bordo del histórico buque.
«La comunicación ha sido muy buena. Hemos podido hablar con Fernando en cada parada», relataba su madre Belén Falcón. Esta ovetense, casada con un gaditano descendiente del escritor sureño José María Pemán, se mostraba muy orgullosa. «Mi hijo ha luchado mucho por llegar hasta aquí y le ha costado entrar, pero nos ha detallado que ha sido la mejor experiencia de su vida y que son todos una gran piña. Además lo ha vivido con su novia Ana y con la princesa de Asturias. Nunca olvidará algo así y aquí estamos toda la familia para darles todo nuestro cariño y apoyo». Al hablar de doña Leonor, Falcón resumía el sentimiento general de familiares y guardiamarinas. «Nos comentaban en todo momento que era una más, una gran compañera y persona y que han creado un ambiente de familia en el que por supuesto protegen su intimidad».
Varias eran las pancartas con las que la tripulación era recibida. Portaban una Matilda y Sofía que decía «Papá, baja pronto». Y esta vez así fue, un desembarco muy rápido expresaba a este periódico Raquel Núñez que se había trasladado desde Cádiz con sus dos hijas, «para abrazar y comernos a besos a papi», decía. Su marido, Alejandro Fernández, ha surcado los mares por cuarta vez a bordo del 'Juan Sebastián de Elcano'. «Misión cumplida y volver sanos era lo que pedía», contaba Fernández.
Mateo Martínez y Olga Pampín sostenían otra pancarta «Bienvenida a casa Tere». Sobrino y hermana pasarán dos días en Gijón junto a Teresa quien les ha informado que este viaje «ha sido duro pero ha sido un sueño para ella», afirmaba Pampín. «Me quedo con la gran formación que han recibido los 76 guardiamarinas y la humanidad, entrega y los valores que han demostrado tener», relataba el alférez de navío y profesor de meteorología Rafael Montero. No lo soltaba su novia, Miriam Hermoso que entre lágrimas pronunciaba: «llevamos dos años juntos y es duro verlo partir pero yo lo apoyaré siempre», explicaba antes de descubrir que estos días «van a ser para nosotros y para disfrutar de Gijón».





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«Comer un buen cachopo»
Desde Santiago de Compostela llegaban unos emocionados abuelos Juan José Feijoo y Pilar Acevedo que recibían a su nieto Juan Feijoo que reconocía sus intenciones «disfrutar de ellos y comer un buen cachopo. Ha sido increíble escuchar las gaitas y sentirme en España, aunque volvería a repetir». Lo mismo afirmaba el madrileño Pedro Toral al ser recibido por sus padres «Lo tenía claro pero ahora más que nunca. La marina es mi pasión. Me volvería a embarcar mañana mismo», afirmaba. De momento, y hasta el 7 de julio, cuando partan hacia Marín, combinarán el tiempo de ocio con la familia con actos de visita a la ciudad, así como también degustarán la gastronomía local. Pero al pitido de contramaestre, todos responderán a sus obligaciones con su casa, 'Elcano' que está ya listo para recibir durante tres días la visita del público, en horario de 15 a 22 horas.
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