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Noé Álvarez, en el almacén del acuartelamiento de Gijón. DAMIÁN ARIENZA
Un submarinista que vale un oro
Gijón

Un submarinista que vale un oro

El mierense Noé Álvarez, buzo de la Guardia Civil, campeón de España de natación

Olaya Suárez

Gijón

Viernes, 25 de abril 2025, 12:52

A Noé Álvarez una escoleosis detectada con seis años le acabaría marcando toda una vida. Esa curvatura de la espalda le ha llevado en línea recta por su trayectoria vital. Porque tuvo claro desde que se metió en la piscina que lo suyo era el agua. Convirtió su pasión en su profesión, tomando una dirección que, a priori, nada tenía que ver con su entorno. Este guardia civil de Mieres, de familia de tradición minera, es uno de los integrantes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Comandancia de Asturias y, además, actual campeón de España de natación. Se hizo con el oro en la prueba de los 3.000 metros en la competición nacional celebrada en Oviedo el pasado marzo, una medalla que ha conseguido a base de tesón y esfuerzo.

«Entreno todos los días dos horas: una hora de piscina y otra de fuerza el gimnasio», resume. Practica a diario en el Grupo Covadonga, y compite con su equipo de toda la vida, el Club Natación Cuencas Mineras.

Esa buena forma física es precisamente uno de los requisitos que debe cumplir un submarinista de la Guardia Civil, una profesión de riesgo en la que realizan principalmente búsqueda de personas en el agua. «Lo más complicado es trabajar en pantanos y en ríos, hay muchas corrientes y la mayoría de las veces vas completamente a ciegas, con cuerdas guías y siempre con un compañero», dice.

Noé ayuda a vestirse al sargento Daniel Álvarez. Arriba, inmersión en El Musel y preparación previa. ARIENZA
Imagen principal - Noé ayuda a vestirse al sargento Daniel Álvarez. Arriba, inmersión en El Musel y preparación previa.
Imagen secundaria 1 - Noé ayuda a vestirse al sargento Daniel Álvarez. Arriba, inmersión en El Musel y preparación previa.
Imagen secundaria 2 - Noé ayuda a vestirse al sargento Daniel Álvarez. Arriba, inmersión en El Musel y preparación previa.

Una de las intervenciones más complejas en los tres lustros que lleva en los GEAS fue la recuperación del cuerpo de una niña de 14 años que murió en el verano de 2020 haciendo kayak en el río Cares. El accidente, por el que fueron condenados a prisión los responsables del campamento en el que participaba la menor, «se produjo en una zona muy complicada», recuerda Noé Álvarez para quien la valentía, al igual que en la minería, se presupone. No obstante, recuperar el cuerpo sin vida de una adolescente «siempre deja un poso de tristeza». Pues antes que guardias son personas.

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