Los vecinos de la zona oeste de Gijón, cansados: «Nos toman el pelo»

De los 35 años que lleva Trini Fernández al frente de la tienda de iluminación y lámparas Sonilux, en la avenida Príncipe de Asturias, se ha pasado más de 30 escuchando hablar de un proyecto para modernizar los accesos del tráfico pesado al puerto de El Musel. Pero todavía no ha visto ningún cambio, ni cree que lo vaya a ver. «Todo son disculpas. Como ahora, una disculpa más para no hacerlo y no invertir», reprocha.

Como vecina de la zona oeste, el panorama que contempla a diario es desolador: capas de polvo, carbón, hierro, ceniza... De todo. «Ves la suciedad que hay en todas partes y piensas: ¿cómo estarán los pulmones?», se pregunta, preocupada por las consecuencias de vivir en una de las zonas más contaminadas del país y en la que, desde hace tres décadas, hay un tráfico continuado de camiones. «Mientras esperas a que cambie un semáforo, pueden pasar hasta quince camiones en distintas direcciones y estamos muy cansados de esto», señala, muy molesta con la decisión del Ministerio de Transportes de no seguir con el proyecto de un túnel soterrado para el vial de Jove.

Y no es para menos. Tras la defensa inicial de Adrián Barbón a la anulación del proyecto, la carta de Moriyón a Pedro Sánchez para afear que ignorase el vial de Jove en su visita al HUCA la semana pasada y la reunión del Consejo Social el pasado viernes para crear una comisión de trabajo que exija al ministerio una «solución viable técnica y económicamente», los vecinos y comerciantes están hartos de que después de 30 años tengan que volver ahora a la casilla de salida. Una casilla que, además, parecía haber perecido hace ya 20 años, cuando la Comisión Europea echó para atrás el proyecto de una autovía en superficie que partía a la mitad el valle de Jove.

«Lo que van a hacer es cambiar la ruta y que en vez de que los camiones pasen por Cuatro Caminos, lo hagan por Jove. O sea, el mismo índice de contaminación. El proyecto del túnel era lo que todos los vecinos esperábamos y estamos hasta las narices de que nos tomen el pelo», expresa Gonzalo Díez, propietario de una clínica veterinaria en Cuatro Caminos. Han sido tantas las idas y venidas con el vial de Jove que no confía en la explicación de riesgo de derrumbe de 150 viviendas que da el ministerio para no seguir adelante con la licitación del proyecto. Cree que «lo tienen mal calculado» y sugiere que, si no, «modifiquen el tramo por el que tiene que ir», pero «que lo hagan soterrado para reducir la contaminación y que no perjudique a los vecinos».

Es el sentir general de los vecinos y trabajadores de la zona. Salvo para Elisa Álvarez, que «lo dejaría como está porque lleva toda la vida así» y no le importa que haya tráfico, o Jorge García, que trabaja en la gasolinera de la rotonda que da acceso a El Musel y dice que «si quitan los camiones nos fastidian porque con que reposten dos al día ya son casi mil euros», la mayoría aboga por el soterramiento para sacar los camiones de Príncipe de Asturias. «La situación de Cuatro Caminos es anacrónica; las viviendas se devalúan y hay accidentes a diario», señala José Antonio González, regente de una tienda de ropa.

Lo secunda Inés Rodríguez, que lleva 47 años viviendo en la calle Cuba y está «cansada del tráfico de camiones y de lo mucho que contaminan». O José Manuel Martínez, vecino de Portuarios, que ve la decisión como un error porque «va a seguir aumentando el tráfico y, en general, todo mal». Hasta los propios transportistas, como Aitor Ávila, que conduce a diario un camión, consideran que el túnel es la mejor opción porque «entre semáforos, coches y motos, si pasa algo la culpa es siempre del camión».

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