«Me lo gastaría en empezar de cero»
Los asturianos sueñan con que El Gordo caiga en su casa y se dividen entre quienes querrían derrochar y quienes lo invertirían
Hace ahora ocho meses que la chilena Patricia Zamora llegó a Gijón y, pese a llevar tan poco tiempo por la ciudad, ayer salía de una administración de loterías con la ilusión de quien participa por primera vez en el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Tendrá lugar mañana, a partir de las nueve de la mañana, y reparte 2.520 millones de euros en premios, 112 millones más que el año pasado. «Había jugado a esto en mi país, pero aquí este año me está tocando unirme a la tradición», contaba con una sonrisa en la cara. «Hay que integrarse», añadía, muy segura de los sueños que haría realidad si El Gordo cayera en su casa. «Me lo gastaría en empezar de cero, me gustaría montar un negocio de ropa, de diseño, y poder hacer cosas nuevas».
Ella está claro que no es de gastar, prefiere invertir como el gijonés Adolfo Campillo, quien suele jugar a la Primitiva y al Euromillón y, por supuesto, también a la Lotería cuando llegan estas fechas. «Compro los décimos de la empresa, los del club deportivo, los del bar donde paro habitualmente, pero tampoco me gasto nunca más de cien euros», explica. Él tiene claro que aprovecharía ese regalo del azar «para invertirlo en inmobiliaria».
Lo que harían
Gijón
Patricia Zamora
«Me gustaría montar un negocio de ropa, de diseño, y poder hacer cosas nuevas»
Oviedo
María Rodríguez
«Taparía agujeros, que tenemos varios, y haría un viaje, pero nada en especial»
Adolfo Campillo
«No gasto más de cien euros en Lotería y si tocara, lo invertiría en inmobiliaria»
Esa es una buena forma de conservar el premio y de incluso hacer crecer el dinero, aunque hay otros que preferirían gastárselo y disfrutárselo por todo lo alto junto a los suyos. Es el caso de la ovetense Margarita Lagarón, quien juega «números al azar» porque promete que no es «nada superticiosa». Y, si el 22 de diciembre le toca descorchar el champán, ya avisa de que «haría unos buenos viajes con la familia y a fundirlo todo». Esa misma escapada se la regalaría a sí misma otra ovetense, María Rodríguez. Ella se imagina que alguno de los premios importantes le permitiría «tapar agujeros, que tenemos varios por ahí como casi todo el mundo». Y, cuando lo necesario quede cubierto, se lanzaría a «hacer un viaje», aunque ya anuncia que no prevé «nada especial». Disfrutar con cabeza.
Lo que harían
Avilés
Ana María Agapito
«Me iría a vivir fuera de Avilés, aunque no sé exactamente a dónde me iría»
Avilés
Paulina Fernández
«Repartiría el premio con mi familia para poder pasar todos un año más tranquilo»
Oviedo
Margarita Lagarón
«Si me toca El Gordo, haría unos buenos viajes con la familia y a fundirlo todo»
Porque el mejor regalo que puede dejar este sorteo es esa calma económica que ayuda a mitigar quebraderos de cabeza. Lo sabe bien la avilesina Paulina Fernández, una experta en el tema, que invierte «bastante en Lotería», según asegura. De hecho, este año se está superando: «Llevo 200 euros aproximadamente», apunta. «He comprado varios números diferentes, y ahora acabo de comprar el 25125, al que le soy fiel año tras año», explica, antes de afirmar que «sin duda, repartiría el premio con mi familia para poder pasar todos un año más tranquilo». Y algunos mezclarían esa tranquilidad con un cambio de aires. Le vendría muy bien a la avilesina Ana María Agapito, quien lleva ya comprados veinte décimos, «a veinte euros cada uno», según calcula. Ella sabe que es «muy difícil» que toque, «pero cuando se acerca la fecha, uno siempre se anima a ilusionarse», confiesa. Y, con esa esperanza inevitable, Ana María tiene claro que empezaría una nueva vida lejos de Avilés. «No sé exactamente dónde, pero me iría a vivir fuera», dice convencida esta mujer que ayer apuraba el tiempo antes del sorteo, buscando un décimo que acabara en 17, «que le gusta mucho a mi nieta».
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A ellos seis, como al resto de asturianos, mañana les tocará encender el televisor a las nueve de la mañana para ver, en directo, a los niños de San Ildefonso cantar los premios y repartir por España esos golpes de suerte que permiten empezar de cero.