Hasta siempre Milú

Hoy me toca escribirte estas palabras que nunca quise escribir, porque decir adiós a un amigo como tú es una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer. Milú, fuiste mucho más que una mascota. Fuiste compañía en la soledad, alegría en los días grises, y un amor puro y leal que no conoce medida.

Tu forma de mirarme, de mover la cola al oír mi voz, de acurrucarte cerca como diciendo «todo va a estar bien»… son recuerdos que llevo y llevaré siempre en el corazón. Gracias por cada paseo, por cada juego, por cada momento de silencio que hiciste especial solo con tu presencia.

Sé que ya no estás sufriendo, que ahora corres libre en algún lugar lleno de paz. Pero aquí, en este mundo que compartimos tantos años, dejas un vacío enorme y una huella imposible de borrar.

Milú, gracias por enseñarme lo que es el amor incondicional. Te recordaré siempre con una sonrisa, aunque ahora me cueste contener las lágrimas.

Descansa en paz, amigo. Siempre serás parte de mí.