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Alicia Fernández, de La Tienda de Ali; Salomé Losa y Elena Prieto, de Huerta Oviedo; Agustín Blanco, en Uno 90; y Abel Lasa, de Lasa. R. F.
Mi negocio en la calle Martínez Marina de Oviedo

«Somos el centro sin olvidarnos del barrio»

«Aún no nos ha dado tiempo a darnos a conocer a los medios»

Lunes, 16 de junio 2025, 06:51

A un paso del bullicio del Fontán, la calle Martínez Marina de Oviedo se erige como un laboratorio del comercio del futuro, donde tiendas con décadas de historia y recién llegados demuestran que la especialización, la experiencia y el trato personal son la clave del éxito en una calle abierta en 1868 desde Campomanes a Quintana por acuerdo de 9 de septiembre del año siguiente y que se prolongó hasta el Rosal.

La tienda de Ali

Un ejemplo perfecto es «La Tienda de Ali». Desde hace 19 años, Alicia Fernández no solo vende productos de manualidades, sino que ha creado una comunidad donde todos tienen lo que necesitan. «Encontramos un local que nos encajaba, céntrico y con tránsito en la calle que sigue habiendo» Su éxito se basa en un modelo dual. «Por internet vendemos, pero la gente coge cosas distintas. En la tienda física vienen, escogen y les hacemos diseños personalizados, es diferente porque ven el producto». Además, organiza cursos que llenan su local de vida y fidelizan a una clientela que busca algo más que una simple compra. Lejos de temer a los nuevos vecinos, celebra su llegada: «Estamos contentos y últimamente vemos mucha persiana arriba. La competencia es buena». Su olfato para el negocio lo demuestra un producto estrella: un diseño propio de la Virgen de Covadonga que «causa furor» en bolsas, llaveros y pulseras.

Lasa

A pocos metros, la historia se mide en décadas. Abel Lasa, al frente de la tienda de «Lasa», lleva «casi una vida, no te sé decir los años ya», comenta con una sonrisa. Admite que los tiempos han cambiado. «No vendemos tanto como antiguamente, pero tenemos productos específicos que vienen de toda Asturias a comprarlos». Esa es su fortaleza: un nicho de mercado tan especializado que el comercio online no siempre compensa. «Una tienda física siempre es bien y estámos en el centro sin olvidarnos de la gente de barrio», afirma. Su clientela no está limitada al barrio, sino que acude de todas las zonas en busca de la calidad y el conocimiento que solo un experto como él puede ofrecer.

Huerta Oviedo

En la acera de enfrente, el diseño de interiores tiene su propio templo desde 2001. Salomé Losa y Elena Prieto dirigen una tienda de decoración para un público «medio-alto». Reconocen los desafíos: «Todavía hay gente que no nos conoce. Por las mañanas hay más movimiento gracias al mercado del Fontán, pero las tardes son peores. El boca a boca hace mucho». La pandemia, sin embargo, reforzó su sector. «El nicho creció», explican en su espacioso local de 190 metros cuadrados. Para ellas, el canal online no es prioritario: «No se vende mucho, al menos nosotras. Tenemos mucho catálogo». Como Alicia, ven con buenos ojos la competencia, un signo de la vitalidad de la calle.

Uno 90

Esa vitalidad tiene un nuevo protagonista: «Uno 90». Hace menos de un mes, decidieron que «teníamos la carpintería y ebanistería en una fábrica ubicada en Lugones y decidimos abrir esto para ofrecer un escaparate a la gente», explica Agustín Blanco, responsable de la tienda. «Aún no nos ha dado tiempo ni a darnos a conocer a medios», dice entre risas. La tienda no es solo un showroom de cocinas de diseño; es una declaración de intenciones ya que lo expuesto cobraría vida en un futuro. «Aquí personalizamos cada trabajo, escuchamos al cliente, vemos sus necesidades y sugerimos, obviamente. Pero también en un futuro, no sabemos cuándo, estas cocinas que se ven en exposición se usarán para talleres de cocina o proyectos», cuenta.

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