«Es una calle de paso con clientela fiel»
Los comerciantes ofrecen calidad a unos vecinos que son clientes fijos y hasta notan el «turisteo»
La calle Silla del Rey de Oviedo recibió su nombre por ser una de las principales vías de acceso y subida hacia el monte Naranco. Hoy en día es más que una simple vía de paso, es un ecosistema comercial vivo, donde la clientela fija y los negocios de toda la vida conviven con nuevas propuestas. Sus comerciantes son el mejor termómetro para analizar los cambios de un barrio que se adapta sin perder su esencia.
7 Colores
Al frente de la tienda de moda infantil 7 Colores se encuentra Laura Mallada, quien lleva tres años en Silla del Rey tras una primera etapa en la avenida de Valentín Masip. «Esta es una calle de paso, pero con una clientela muy fija que te conoce y confía en ti», agradece. Ella ha sido testigo directo de cómo han evolucionado las costumbres en los últimos tiempos, sobre todo en lo que a moda infantil se refiere. «La gente ha cambiado el hábito de vestir a los niños. Ya no se busca tanto el conjunto clásico, sino prendas más versátiles y cómodas». En su tienda, las abuelas del barrio juegan un papel fundamental: «Hay muchas abuelas en esta zona y son ellas las que, con mucho cariño, vienen a comprarles ropa a sus nietos». Sin embargo, no todo es un camino de rosas. Señala uno de los problemas endémicos de la zona: «El coche es un problema. El aparcamiento es muy complicado y eso siempre frena a algunos clientes».
Calzastur
Con casi dos décadas en la zona, Charo Avelar, de la zapatería y taller de reparación Calzastur, ofrece una visión más cruda de la realidad. «La verdad es que en el barrio hay menos cosas, todo va a peor», lamenta. Para ella, el principal obstáculo está claro: «El aparcamiento es fatal». A pesar de las dificultades, su oficio sobrevive gracias a la calidad. «El zapato bueno se sigue arreglando. La gente que invierte en un buen calzado sabe que merece la pena cuidarlo», afirma. Pero la supervivencia tiene un alto coste. La comerciante pone voz a una queja compartida por muchos: «A los autónomos nos ahogan. Necesitamos que nos faciliten un poco el trabajo, que no todo sean trabas».
Administración Lotería
Casi veinte años llevan Covadonga Moraño y Natalia Francisco repartiendo suerte desde su administración de loterías. Han sido espectadoras privilegiadas del «cambio generacional», dicen. «Esto antes era una calle de habitar, de ver al abuelo paseando con los niños. Esa estampa sigue, pero ahora también se nota mucho el turisteo», afirman. «El traslado del HUCA se notó bastante», explican, a pesar de ello, su negocio se mantiene. «Va solo, es muy estable», valoran. Su futuro, lo tienen claro: «Seguiremos aquí».
Fuente de vida
A pocos metros, Sandra Palacios lleva ya 17 años al frente de su herbolario. Coincide en que Silla del Rey es «una calle de paso con una clientela habitual muy fiel». También ha percibido el cambio generacional de un barrio «que está envejecido», pero esto ha sabido convertirlo en una oportunidad. «La gente se cuida y demandan cada vez más productos naturales para temas de colesterol o colágeno para las articulaciones, así como antioxidantes», explica. Esta comerciante se muestra satisfecha. «No soy nada exigente porque estoy muy contenta con los vecinos y con el ambiente de la calle». Sin embargo, tiene un pero importante y una queja que le afecta a su negocio día tras día: «Pido un poco de civismo porque todos los días me encuentro la misma situación, es una lucha constante para que no te meen los perros en la puerta del comercio. Es algo básico de convivencia», reclama Sandra Palacios.
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