Un desfile por la vida y la esperanza

No son modelos de alta costura ni falta que les hace. Destilan clase, mucha clase, alegría y desparpajo a raudales. Se sienten bien desfilando y así lo demostraron ayer durante la novena edición del desfile para visibilizar la lucha contra el cáncer metastásico de mama que se celebró en la Sala de Cámara del Auditorio ante más de doscientas personas. Todas ellas aplaudieron hasta gastarse las manos a las ocho modelos que han superado todos sus miedos para mostrar la moda verano (bikinis y trajes de baño) que Lencerías Berta, propiedad de Marta Pérez, muestra cada temporada para las personas con problemas tras pasar o tener un cáncer de mama metastásico.

Con la periodista Amor Domínguez como perfecta maestra de ceremonias, las modelos realizaron tres pases de trajes de baño con el mar y la tierra asturiana como leitmotiv.

Un primer pase con «azules y marrones para abrir boca», según explicó la organizadora del certamen, Marta Pérez, y que levantó los primeros aplausos, mientras que en otra parte del escenario el pintor Enrique Cano terminaba una copia de un cuadro del pintor valenciano Joaquín Sorolla, con las modelos en primer plano que ya había comenzado el marido de Berta, Joaquín, y que no pudo acabar por culpa de la enfermedad.

Junto a él, los alumnos del CAI Naranco realizaron una elegía del océano Atlántico, el mar Cantábrico, el Mediterráneo y el Adriático mientras Yolanda, una usuaria del CAI, explicaba con un magnífico texto que «tanta contaminación está quitando el color al mar y quiero que nos ayudéis a conservar el azul del mar de Sorolla». Al acabar, más aplausos. En este caso, especialmente los del alcalde, Alfredo Canteli, su esposa Marta Suárez y de las concejalas Leticia González María Velasco y Rosario Suárez.

El desfile se mantuvo en alto con un segundo pase de modelos vestidas con trajes de baño inspirados «en el aire y las mariposas, es decir, turquesas, amarillos y naranjas». Para cerrar, el colofón con otra tanda «con el dorado como broche final», sentenció Pérez.

Entre pase y pase, la actuación del grupo de clarinete del Conservatorio puso el broche musical a un evento que fue todo un éxito lleno de color, dulzura, ovaciones, buen rollo, ilusión y mucha esperanza. Esperanza de vivir. Vivir para seguir soñando.