Flores para Eloy y una visita especial
Festividad. Los funcionarios homenajean a los compañeros fallecidos y reciben a una docena de niños y sus familias de la Asociación Galbán por San Juan de Dios
ROSALÍA AGUDÍN
Jueves, 9 de marzo 2023, 01:52
El gran incendio que arrasó Oviedo en 1521, durante la noche del 24 de diciembre, sentó varias bases: los hornos se trasladaron a extramuros, las nuevas edificaciones se levantaron sin balconeras ni colgadizos para dificultar el avance de las llamas, y se sustituyó la madera en la construcción por otros materiales como la mampostería. También sirvió de germen para crear un cuerpo municipal de Bomberos, aunque tardaría varios siglos en organizarse como tal. Fue en 1956 cuando se creó el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS).
Medio centenar de efectivos del servicio celebraron ayer la festividad de su patrón, San Juan de Dios. La jornada comenzó con un homenaje a los compañeros fallecidos, con un especial recuerdo a Eloy Palacio, el bombero que perdió la vida en el voraz incendio de la calle Uría hace siete años. Tras la comida de hermandad recibieron la visita de una docena de niños de la asociación Galbán.
La primera cita fue al mediodía en la rotonda que da acceso a Rubín, donde se erigió la estatua en reconocimiento a Palacio. Un acto emotivo, al que asistió como siempre su viuda, Marta Valle, y su hijo mayor, David Palacio. Cada uno de los presentes depositó una flor, hasta formar entre todos un centro. El primero, Juan Carlos Fernández Granda, 'Cuni', el bombero que acompañaba a Eloy Palacio esa trágica jornada y que sobrevivió tras desplomarse el edificio.
La base de Rubín, cuartel habitual de los efectivos, abrió ayer sus puertas por la tarde para recibir a los niños y sus familias. Los propios bomberos se encargaron de explicarles en qué consiste su trabajo, aunque no sin antes preguntarles qué idea tenían. «Restacar a gatos», contestó primero uno de los menores participantes. «También apagamos algún fuego», añadió con gracia Miguel López, el funcionario que se encargó de dar esa primera charla.
Una broma que dio paso a que los pequeños conociesen los trajes del parque. Una niña llamada Lucía, la primera en probarlo, se sorprendió de «cómo pesa» y se convirtió en una pequeña bombera. Opinión que compartió su compañero Sergio antes de continuar con la exhibición de los camiones. «Cada uno tiene su función», concluyó López.