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MARIO ROJAS

Oviedo recupera la calle en el Martes de Campo: «Es lo que necesitábamos»

La Protectora de La Balesquida reparte 4.000 bollos y botellas de vino entre sus socios en la primera edición de la fiesta desde la pandemia

ALBERTO ARCE

Martes, 25 de mayo 2021, 14:22

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La tradición manda que después del domingo de Pentecostés, los ovetenses disfruten de la fiesta en el Campo de San Francisco; sin embargo, en los últimos dos años no ha podido celebrarse tanto como gustaría. En 2019 la mala climatología ensombreció el Martes de Campo. El año pasado, la pandemia obligó a la Sociedad Protectora de La Balesquida a suspender el reparto del bollo y el vino, y a la gente a festejar de puertas adentro. Hoy; sin embargo, el pulmón verde del centro de la ciudad de Oviedo ha vuelto a lucir repleto de vida, de un sol que salía a calentar de nube en nube y de ovetenses disfrutando las delicias de pan con chorizo como mandan los cánones: en el prau.

«Los socios están cumpliendo, vienen escalonados, no se aglomeran y todo está fluyendo con normalidad», ha celebrado, a pie de carpa en el Bombé, el presidente de La Balesquida, José Antonio Alonso. «Teníamos mucha nostalgia, el año pasado la pandemia no nos dejó cumplir con la tradición, pero aquí estamos de nuevo», ha asegurado. Sin gaitas, ni concurso de la canción asturiana ni actividades para niños, eso sí, pero con el bollo, «que es lo que cuenta».

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La Balesquida comenzó el reparto como siempre, a las nueve de la mañana. En esta ocasión no se han instalado mesas y sillas en el paseo del Bombé para evitar aglomeraciones, por mucho que ya no esté vigente un estado de alarma y que las cifras de contagios en la región se encuentren en pleno descenso. Toda precaución es poca. Aun así, los fieles han colmado los bancos del paseo para degustar el bollo y el vino. En total, 4.000 bollos, una cantidad muy similar a la de los años de la vieja normalidad, y una sorpresa. Este año, la Sociedad Protectora ha tramitado 150 nuevas altas de socios. «Mucha gente joven, que es lo que nos da vida», ha abundado Alonso.

Mientras tanto, en el prau del Campo, las familias sacaban los cacharros y los manteles para dar comienzo al particular festín. A un lado del malogrado kiosko de la música, en una de las zonas ajardinadas entre la escalinata y el edificio del Pavo Real, la familia Álvarez hacía lo propio. «No hay mucha gente, al menos no tanta como otros años, pero lo que importa es que estemos aquí, en familia, al aire libre; volver a empezar, es lo que necesitábamos», ha manifestado. A su lado, sus hijas Cloe y Lara apuraban el bollo. «Me encanta estar aquí en el prau comiendo el bollo con mis padres, es lo mejor después de este año tan difícil», ha explicado la primera.

La de hoy también ha sido una mañana con más presencia policial de lo habitual en la calle y en los principales parques de la capital asturiana. La Policía Local ha reforzado en un cuarenta por ciento el servicio ordinario para evitar reuniones masivas de personas en los puntos calientes de la fiesta: el Campo, el parque de Purificación Tomás y el Parque de Invierno, y atajar la previsible celebración de botellones. Los agentes en prácticas de la recién creada Policía de Barrio han estado patrullando el Campo a pie para velar por el cumplimiento de la normativa anticovid.

Por otro lado, la otra cara del Martes de Campo, como ya viene siendo habitual, la ha protagonizado la cofradía, que también ha llevado a cabo su particular día de fiesta. «La gente está respondiendo perfectamente», ha asegurado José Luis Felgueroso, cofrade de La Balesquida. A las nueve de la mañana, la cofradía abrió las puertas de su capilla para que los fieles pudieran ofrecer las velas a la Virgen de La Esperanza, en el segundo Martes de Campo consecutivo sin misa.

En un circuito cerrado, los ovetenses entran por una de las puertas y salen por la otra para salvar las distancia de seguridad y hacen sus ofrendas y rezos a la Virgen. Cofradia y fieles han confiado en que «el próximo año podamos tener todas las celebraciones de La Balesquida». Además, entregarán a lo largo del día en torno a 1.300 bollos y su correspondiente botella de vino a los cofrades.

Picnic emprendedor

Mientras tanto, en el espacio Coworking del Talud de La Ería se estaba viviendo una versión del Martes de Campo ligeramente distinta. Centenar y medio de personas han acudido al picnic organizado por Oviedo Emprende. Los alimentos han corrido a cargo del presidente de la asociación de hosteleros de la Ruta de los Vinos, Edén Jiménez; y las actividades, de la propia comunidad de emprendedores del lugar. Primero, para los niños, con pintacaras, una sesión de globoflexia, un taller de chapas y distintas iniciativas para potenciar la creatividad; después, para los más mayores, música con el DJ Juan Okka y un desfile de tiendas de moda y accesorios.

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