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Puru Remangu. Marina Bruno.
Oviedo | Mi negocio en la calle Postigo

«No estamos en el centro, pero encajamos»

Futuro: «No nos iremos de aquí en mucho tiempo», declaran los comerciantes, aunque señalan que únicamente se ven turistas

Lunes, 26 de mayo 2025, 02:00

En el corazón menos visible de Oviedo, donde no rebosan los escaparates llamativos, el Postigo se mantiene firme como una trinchera de autenticidad comercial. La calle, discreta y a menudo olvidada en el mapa de tiendas, es hogar de un puñado de negocios que comparten algo más que ubicación; un sentimiento de comunidad en una calle que debe su nombre por haber sido puerta de Oviedo. Se prolongó después a una carretera nacional donde se construyeron modestas casas de planta baja que dividieron la calle en dos, Postigo Alto y Postigo Bajo, y de las que hoy casi no quedan restos.

Puru Remangu

«Aquí no estamos en el centro, pero encajamos bien», explica Marina Bruno, responsable de Puru Remangu, una tienda que en 2023 abrió en esta calle. «Nos queda clientela fija, vecinos que nos conocen de toda la vida. Paseando no se ve mucha gente, pero uno va creando vínculos. Y eso, hoy en día, se está perdiendo. Aquí aún lo tenemos», añade. El Postigo es, para ella, un refugio tranquilo en el que quedarse: «No nos iremos de aquí en mucho tiempo».

L' Arcu la Vieya

A unos metros más allá, Carmen Álvarez describe otra cara del barrio: la de los turistas. Su tienda, abierta en 1999, ha evolucionado hacia lo ecológico, lo de proximidad, lo asturiano. «Vendemos lo que se cultiva cerca, lo que se elabora aquí. Somos también un local social, un espacio de compromiso. Pero el barrio ha cambiado: pasan más coches, menos vecinos. Ahora, casi solo turistas, veo trolleys todo el día», comenta entre risas. No obstante, para ella la calle tiene encanto.

Texu

En contraste, la historia de Gonzalo Fernández, con más de 40 años en el negocio, es la de una trayectoria forjada entre subastas y arte. «Abrimos en esta calle en diciembre de 2008. Pronto necesitamos más espacio y esta era y es una de las calles menos comerciales de Oviedo, pero encontramos un local que nos encajaba». Fernández y su hermano apostaron por el negocio y hoy, para su sorpresa, pues se iba a jubilar, su hija toma el relevo dejando atrás Madrid y el mundo del cine. «Esto implica muchas horas y estoy aprendiendo todavía de mi padre, pero en esta calle intentaré seguir con el negocio», manifiesta Natalia Fernández.

Escuela de Danza Elisa

Elisa Novo, fundadora del espacio cultural Elisa Danza, llegó hace 24 años buscando un local a precio razonable y sin columnas. «La calle estaba desangelada. Solo había un bar que me acuerdo perfectamente porque allí desayunaba, algunas tiendas más, pero no había nada», recuerda. Su proyecto transformó la zona: los fines de semana, el arte sustituye al bullicio. «La pandemia cambió la mentalidad. Ahora la gente busca actividades que diviertan y enseñen, pero más que diviertan. Aquí tengo gente de la zona, pero si tuviera que poner un porcentaje, diría que el sesenta por ciento de mis clientes son de fuera de Oviedo incluso», advierte.

Para ella la calle no es lo que era y asegura que «me he ganado la fama a pulso», afirma con rotundidad. Y no es para menos. En Oviedo y en la calle todos la conocen. Aunque reconoce que El Postigo «va a seguir siendo de paso en el futuro cercano, no un sitio para quedarse», defiende el espacio cultural como «el futuro»: Así, concluye, «somos la única referencia cultural privada en Oviedo. Durante la pandemia nació 'Postigo Abierto' y no hemos parado. Aquí hemos tenido de todo: exposiciones, proyecciones, talleres… Necesitábamos un lugar donde los artistas pudieran relanzarse y eso es lo que hice en esta calle».

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