«Te queremos y te echaremos de menos»

Con tres minutos de silencio, un crespón negro colocado en la fachada principado del centro, varias pancartas y un globo blanco, el profesorado y alumnos del instituto y colegio de La Ería recordaron ayer a Erika Yunga, la niña de 14 años asesinada a puñaladas la tarde del martes en Vallobín. La última vez que sus compañeros la vieron fue poco antes del crimen. Tras finalizar sus clases pasadas las dos de la tarde, salió del instituto junto a sus cuatro amigas del alma y se dirigieron a la calle Vázquez de Mella, ya que en el número 66 residía la pequeña. Dentro del portal, la aguardaba su verdugo.

Un atroz asesinato que ha dejado «en shock» a la comunidad educativa de La Ería. Lo que ha pasado «es tremendo y sus amigas están destrozadas», explicó la directora, Emma Álvarez Valle. Fue ella quien dio inicio a los tres minutos de silencio guardados en el patio del instituto antes del mediodía. Solo interrumpidos, a su término, por un fuerte aplauso. A continuación, las amigas más cercanas de Erika cortaron la cuerda de un gran globo blanco en homenaje a la niña. «Así subirá al cielo». Con ella.

Durante toda la mañana de ayer, el equipo de orientación, tras la petición realizada por la dirección del centro, acompañó a los alumnos para ayudarles a asimilar lo ocurrido.

Los estudiantes colocaron en la fachada principal del instituto un crespón negro en el que se podía leer: «Erika, te queremos. No estás sola; te echamos de menos». También realizaron diferentes carteles donde expresaron sus sentimientos e indicaron que tienen «miedo», «frustración», «justicia» y «estamos contigo». También formaron el nombre de Erika con cuerdas y bancos en el patio. Tal era la desolación que había ayer en el instituto de La Ería que se suspendieron los exámenes Pisa que se iban a celebrar a lo largo de la mañana.

Hoy habrá un nuevo acto en su recuerdo. Se formará una cadena humana alrededor del colegio y el instituto de La Ería a partir de las 13.30 horas.

Ni el centro ni las amigas de la menor, según la directora, tenían constancia de que la víctima sufriera acoso. En caso de haberlo sabido se hubiese puesto en marcha el correspondiente protocolo. El presunto verdugo, según las informaciones, estaba obsesionado con Erika.