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El Campo San Francisco, lleno de ovetenses, durante la celebración del día de San Mateo.

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El Campo San Francisco, lleno de ovetenses, durante la celebración del día de San Mateo. FOTOS: PABLO LORENZANA

«Esta tradición irá a más»

San Mateo. Los ovetenses llenan el Campo San Francisco para celebrar el día grande, una cita transmitida de generación en generación y con futuro

PILAR GUTIÉRREZ

Viernes, 22 de septiembre 2023, 02:15

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El Campo San Francisco volvió a ser el escenario principal del día grande de San Mateo, el entorno preferido para disfrutar del bollo preñao y otras viandas al aire libre. Una tradición, heredada de generación en generación, que siempre reúne a familias y amigos y que «irá a más». Así lo sienten los ovetenses.

Aunque la incesante lluvia que cayó sobre la ciudad la noche anterior y la misma tarde de ayer parecía que podría pesar en el ánimo fiestero, no fue así. Nada ha podido con las ganas de celebrar San Mateo en su día grande.

«Repartimos 2.600 bollos, ha sido estupendo y el día nos ha acompañado. El sol nos respetó para tener un día precioso para tomar el bollo junto una buena botella de sidra», declaró Felipe Díaz-Miranda, presidente de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF). La «apuesta», como él lo llama, de «romper la tradición» y sustituir la conocida botella de vino por una sidra de Denominación de Origen -la Contrueces de Gijón- ha tenido «una acogida importante» entre los socios, consiguiendo potenciar la intención original: promover la tradición gastronómica asturiana y apoyar la declaración de la cultura sidrera como Patrimonio Mundial Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

Los culinos de sidra, de hecho, se repartían a lo largo del paseo del Bombé, algunos incluso llevaron su propio escanciador. Fue el caso de un grupo de padres que gracias a sus hijos, amigos y compañeros de clase en el colegio Gesta, compartieron el día grande. Carmen Llera, Alberto Angulo, José Alves y Juan Pierro junto a los pequeños Alberto, Alba, Sofía y Marina disfrutaron de la jornada ubicados junto al muro de piedra del paseo del Bombé, cerca de las casetas hosteleras -llenas hasta arriba-. Llevaban desde el mediodía reservando el mejor sitio para la fiesta, «porque hay que venir pronto». Eso sí, estaban totalmente preparados: la empanada y la nevera llena de sidra.

Los niños también fueron los protagonistas del día, con un amplio abanico de actividades en el que además del concierto donde se representó el musical de 'Encanto', hubo paseos en poni, toda una novedad de este año.

Los menús, aunque siguiendo la tradición, también cambiaban de grupo en grupo. A unos metros de distancia del kiosco de música del Bombé, repartidos entre sillas y el banco de piedra, se encontraba otra familia ovetense al completo, con su mantel ya lleno de todo tipo de platos que no seguían del todo lo convencional pero que mantenían el imprescindible bollo preñao. «Tenemos empanada, bizcocho y 'bagels' de salmón con queso, para salir un poco de lo asturiano», explicó Juan Escudero mientras iba mirando las bolsas. El bollo lo compraron en La Mallor y prometía conquistar paladares; además, añadieron frutas y verduras, «para no sentirnos culpables de comer tanto bollo», bromearon.

Precisamente, junto al kiosco de música era el sitio «de toda la vida» para la familia Villanueva, pero ayer estaba ocupado, por lo que se movieron cerca del paseo de los Curas para «aprovechar los bancos» y sacar la mesa para llenarla con tortilla casera, embutido, quesos y patés. «Nos falta la empanada, pero es que no nos entra. Vamos por partes», dijo Isidoro Villanueva, quien destacó que el bollo de este año es de una popular panadería de la avenida Valentín Masip . Él mismo se acercó a las 11.30 horas a coger sitio -«como hago siempre»- consciente de la multitud de gente que suele llenar el Campo para el día de San Mateo. «Llevamos muchísimos años viniendo, así como nuestros padres y abuelos. Venimos a la tradición del bollo y no queremos que se pierda», subrayó.

Lo mismo pensaba el grupo formado por Roberto Rodríguez, Juan Cuervo, María Álvarez, Raquel Soto, José Ignacio Alonso y Carlota Alonso, quienes aprovecharon las mesas de ping-pong para hacer un comedor improvisado, brindando con vino por las fiestas de San Mateo. «Llevamos más de veinte años poniéndonos aquí», destacaron. Como socios de la Sociedad de Festejos, el bollo lo recogieron, el cual estaba «muy bueno», aunque añadieron también uno de casa propio. Después de tanto tiempo reuniéndose y habiendo forjado una amistad tan larga, aseguran que «esta tradición irá a más».

Cerca de allí, en la zona arbolada, se encontraba un gran grupo de familia y amigos formados por Isabel Pevida, Lucas Prieto, Emi Prado, Manuel de Miguel y Ángeles Granados, reunidos alrededor del pequeño Lucas Prieto. «Venimos a este sitio desde hace cuatro años», dijeron. Su menú al completo, además del bollo de Cangas de Narcea, incluía carne rebozada, canapés, tortilla, casadielles y sidra, «de esta que no falte». Son pocos los años en que han fallado al día grande, tratan de no hacerlo en venir al Campo en San mateo, «ya estando aquí cuando desde que «los hijos eran pequeños».

Un día grande disfrutado al máximo. Y San Mateo sigue hasta el domingo. Aún queda mucha fiesta.

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