El mejor escapate Real
Todos los octubres desde 1981, el Campoamor se viste de gala para ensalzar lo mejor de la sociedad en laceremonia de entrega de losPremios Princesa de Asturias
Aquel 1980 en el que se firmó el acta de constitución de la Fundación Príncipe de Asturias, la balanza pudo inclinarse hacia cualquiera de los dos lados. «El Campoamor o la Catedral. Esas fueron las dos localizaciones en las que pensamos para llevar los Premios, pero, finalmente, nos pareció que la Catedral tenía una implicación religiosa excesiva. Así que, al final, elegimos el Campoamor».
Graciano García, 'padre' de los Premios Príncipe –con el tiempo, Princesa– hace memoria para repasar cómo el coliseo se impuso a la Sancta Ovetensis y vestirse de gala cada mes de octubre hasta convertirse en el gran escaparate de la Corona española hacia el mundo. Y así desde 1981, cuando empezó a albergar la ceremonia de entrega de los galardones por la que han pasado algunos de los nombres más destacados de las artes, las letras y las ciencias, del deporte, la solidaridad y la concordia del planeta. Un ritual cargado de solemnidad y emoción que, desde entonces, solo se ha interrumpido un año –en el durísimo 2020, a causa de la pandemia, para trasladarse al Salón Covadonga del Hotel de la Reconquista– y que ha ido transformando la cara al teatro. De aquellos inicios en los que, en palabras del periodista, reinaban «una gran escasez de medios» y algunas distorsiones –por ejemplo, en la mesa presidencial proliferaban los micros que 'ensuciaban' la visión del Rey don Juan Carlos y de su hijo y, en un lateral del escenario, los periodistas acreditados– hasta hoy, cuando la ceremonia que lo viste de azul Fundación está diseñado al milímetro y depurada para que únicamente brillen los premiados y la Familia Real.
Princesa de Asturias
El primer discurso de la Princesa, el 18 de octubre de 2019, fue un canto de amor a Asturias y a sus gentes
Príncipe de Asturias
l hoy Rey Felipe VI pronunció su primer discurso público en el Campoamor el 3 de octubre de 1981 ante la atenta mirada de su padre
AUX STEP FOR JS
Desde el germen de aquella idea feliz, el Campoamor ha vivido decenas de momentos que han quedado para la historia. Como el debut de don Felipe, entonces Príncipe de Asturias, que se estrenaba como orador y pronunciaba su primer discurso público con apenas trece años, ante la atenta y orgullosa mirada orgullosa de sus padres, el 3 de octubre de 1981.
Ola primera ceremonia a la que acudió doña Letizia, en 2004, para emocionarse al escuchar los aplausos de sus paisanos y las cariñosas palabras de su marido, para cruzarse miradas cómplices con su abuela, la desaparecida Menchu Álvarez del Valle. «A ella me uní hace cinco meses, dimos un paso emocionado para formar una familia. Comprenderán ustedes que las palabras se quedan cortas para expresar los sentimientos que me mueven», dijo en aquel momento don Felipe.
Y, claro, a la llegada de Leonor y Sofía y al inolvidable octubre de 2019 en el que fue su primogénita, la Princesa de Asturias, la encargada de tomar la palabra ante los alrededor de mil invitados que, año tras año, ocupan las butacas del Campoamor con un discurso que fue un canto de amor a Asturias, a sus gentes y a la Fundación.
Aquella tarde, Leonor de Borbón se ganó al auditorio con apenas dos frases: «Asturias es, también, la tierra de mi madre, la Reina. Yo llevo sangre asturiana». Y arrancó una ovación cerrada al mirar hacia el futuro y refrendar su compromiso de servir a España como heredera al trono: «Este momento será inolvidable para mí. Como dijo mi padre a mi edad y aquí mismo, será un día que llevaré siempre en lo más profundo de mi corazón».
Discurso
El Rey Felipe VI en la entrega de los Premios Princesa de Asturias
AUX STEP FOR JS
Enorme como la que recibió, en el aciago 2020, el personal sanitario que batalló en primera línea en la lucha contra el coronavirus y que hizo asomar las lágrimas a los ojos de más de alguno. Ola que merecieron los creadores de las vacunas contra la covid-19 cuando, el año pasado, recibieron el reconocimiento a su trabajo, con la entrega del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, levantando de sus butacas al público asistente a la ceremonia, que por primera vez desde el inicio de la pandemia retornaba a su sede habitual, aunque con un 60% del aforo del teatro y con la mascarilla como complemento ineludible.
La liturgia en el teatro se ha depurado y ya no hay nada que distorsione la imagen de la Familia Real
También Graciano García lleva al viejo teatro «muy dentro del corazón» y volverá a emocionarse el próximo mes de octubre, cuando el sonido de las gaitas clausure la entrega de los galardones con el 'Asturias, patria querida' y el Campoamor despida a los hombres y mujeres que personifican lo mejor de la humanidad.
Volverá entonces el público a las puertas del viejo teatro, regresarán las miradas cómplices y retornarán los invitados vestidos con sus mejores galas a aplaudir esos valores que son patrimonio de la humanidad.
Nuestra mejor tradicción e historia
El año 2020, tan distinto y de tanta incertidumbre para todos, fue asimismo el año en el que la Fundación Princesa de Asturias no celebró en el Teatro Campoamor, por vez primera desde 1981, la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias. La pandemia cerró las puertas del emblemático recinto, que desde hace 130 años ha acogido con gran éxito buena parte de la actividad cultural y artística ovetense. Cuando en la edición del año pasado pudimos volver, Su Majestad el Rey afirmó: «Hoy, felizmente, hemos regresado al Teatro Campoamor; a nuestro escenario de siempre; a nuestros recuerdos de cuarenta años; a nuestra mejor tradición e historia. Lo hacemos con toda la ilusión de recuperar este espacio solemne, imponente, y también acogedor e inspirador. (…) Pero regresar aquí realmente significa mucho: significa reemprender nuestro camino».
Estas palabras del Rey son las que mejor resumen lo que el Teatro Campoamor representa, además de para la vida cultural de la ciudad, para la Fundación Princesa de Asturias. No solo es el lugar en el que se han celebrado desde hace más de 40 años las ceremonias de entrega de nuestros premios. Es también, sobre todo, el lugar que guarda los momentos más emotivos y significativos de la historia de nuestra institución.
En el Campoamor pronunció el Rey, en 1981, su primer discurso público como Príncipe de Asturias y treinta y ocho años después así lo recordó la Princesa de Asturias en su primera intervención sobre el mismo escenario. El Campoamor fue también testigo de la primera vez que los entonces Príncipes de Asturias acudían a la ceremonia juntos y de la emoción con la que vivió aquel momento la Reina Doña Letizia. Y en el Campoamor hemos vivido más recientemente el histórico hecho de la asistencia de Sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía a su primer acto de entrega de los premios acompañando a sus padres, los Reyes.
También ha sido en el Campoamor donde hemos vivido momentos inolvidables protagonizados por nuestros premiados, imágenes y palabras que han quedado grabadas para siempre en nuestra mente y en nuestro corazón: Liz Taylor recorriendo el pasillo del brazo de Nelson Mandela; el teatro puesto en pie aplaudiendo a los supervivientes del Holocausto, que recogían emocionados el premio a Yad Vashem; la soprano Barbara Hendricks cantando un espiritual; la haka de los All Blacks; el sincero reconocimiento a los creadores de las vacunas contra la covid-19; algunas frases memorables de los discursos de los premiados, como aquella confesión de Leonard Cohen: «Todo lo que han encontrado de bueno en mi trabajo, en mi obra, viene de este lugar. Todo lo que ustedes han encontrado de bueno en mis canciones y en mi poesía está inspirado por esta tierra»; las palabras dichas entre lágrimas de Solomon Gaon: «Contra la intolerancia de tiempos pasados, nosotros pedimos y ofrecemos hoy para todos los pueblos de la Tierra, para los hombres y mujeres de buena voluntad, un mensaje de tolerancia y concordia como único camino posible para el entendimiento de la Humanidad»; la conmovedora generosidad de Sandra Myrna Díaz: «Dedico este premio a todos los frágiles, de cuyo amoroso batallar depende hoy y dependerá en el futuro la persistencia del tapiz de la vida»; la fuerza moral y la entrega de José Andrés: «La Humanidad, las personas sin voz y sin rostro, esas personas que parecen sombras en la niebla necesitan a personas que las cuiden. Necesitan a personas que las traten como personas. Esas personas no quieren nuestra limosna, quieren nuestro respeto y dignidad». Todo ello con la compañía y el apoyo constantes de Su Majestad la Reina Doña Sofía, cuya presencia en la ceremonia es para nosotros un alto honor y una alegría.
También los extraordinarios discursos de Su Majestad el Rey han sido fuente constante de inspiración y un motivo para la reflexión: «Que nuestros premios sean la voz de quienes tantas veces no la tienen».
Y Stephen Hawking, John Elliott, Rostropovich, Yehudi Menuhin, Umberto Eco, George Steiner, Woody Allen, Paco de Lucía, Maya Plisetskaya, Tamara Rojo, Fernando Alonso, Paul Auster, Peter Higgs, Tzvetan Todorov, Rafa Nadal, David Attenborough, Riccardo Muti, Quino, Coppola, Núria Espert, Les Luthiers, los All Blacks, Scorsese, Jane Goodall, Gloria Steinem, Doris Lessing, Chillida, Tàpies …, una interminable lista de premiados, que en la actualidad conforma nuestro mayor patrimonio.
El Teatro Campoamor es inseparable de nuestra Fundación. Es el escenario histórico en el que nuestra labor cobra vida cada año, donde esta se hace realidad. Él resume y contiene nuestros anhelos y simboliza nuestras mejores aspiraciones pues, como ha afirmado Su Majestad el Rey, guarda «nuestra mejor tradición e historia».