Las torres de El Vasco se llenan de vida

El complejo de El Vasco se va llenando de vida un lustro después de que un grupo de empresas decidiera relanzar la abandonada parcela de la derribada estación ferroviaria con una inversión de 100 millones de euros: hace casi un año que las viviendas de los tres bloques recibieron a sus primeros inquilinos y, poco a poco, el moderno espacio toma cuerpo y ha logrado integrarse en el entorno urbano. Hoy ya es reconocida por muchos ovetenses como una «agradable» zona de paseo, que en un futuro no muy lejano pretende convertirse en uno de los ejes de ocio y servicios de la capital asturiana.

En los últimos meses, los pisos se han ido ocupando hasta estar «prácticamente completa» la zona residencial, aseguran Laura Abella y Saúl Reino. Ellos decidieron cambiar el clima mediterráneo de Barcelona por el oceánico de Asturias. Acompañados de sus dos hijos, se instalaron en una de las viviendas del bloque tres el pasado julio. «Cuando veníamos de vacaciones siempre los veíamos y nos llamaron la atención», explica Reino, confinado unos días en casa debido al coronavirus. «Durante el primer confinamiento aún no estábamos aquí y no pudimos disfrutarlo, ahora vamos a hacerlo a la fuerza», ironiza. Nada más entrar, destaca la enorme luminosidad de sus espacios.

Sobre el emplazamiento de su nuevo hogar, Abella comenta que es «inmejorable», ya que se encuentra en el centro de Oviedo pero «lejos de los follones». Sin embargo, sí apunta que, desde la apertura del centro comercial, en la parte más baja del complejo, una gran parte de la juventud ovetense, motivada por las restricciones sanitarias, ha establecido su punto de reunión en las inmediaciones de la zona residencial, lo que ya provocó un primer altercado hace dos fines de semana.

Para evitar este tipo de incidentes, las comunidades han contratado los servicios de una compañía de seguridad privada, que peina la zona desde las once de la noche hasta el amanecer. Para Elisa Contreras, de 31 años y vecina del bloque dos, contar con este servicio es «un plus de seguridad» para la zona, que espera que en los próximos años sufra una evolución y que el nuevo espacio comercial y ocio sea una realidad: «Tenemos ganas de que haya más movimiento por aquí, aunque con las terrazas se nota».

La familia de Rafa Fandos y María Valle recorrió una distancia más corta, no salió de Oviedo, para mudarse a El Vasco. «Nosotros venimos del parque de Invierno», comentan mientras buscan las llaves para entrar en el portal. Consideran que no han podido tomar una decisión mejor: «Ahora con el supermercado que abrieron aquí abajo solo tenemos que coger dos ascensores y ya estamos ahí, es muy cómodo». Lo mismo piensa Teresa García, quien hace menos de un mes alquiló uno de los pisos del tercer bloque. Está muy contenta desde entonces, ya que dispone justo debajo de su casa de una zona «magnífica». «En el momento que se terminen las tres torres que faltan esta zona va a ser maravillosa», concluye. El Vasco Gran Bulevar se completará con otras tres torres, para un hotel y usos sociosanitarios. El elevador, por el momento, no solo favorece a los inquilinos de las torres. «Vivo encima de Gascona y ahora me evito subir la cuesta», comenta José Ramón Álvarez, después de apearse en la parte más alta con las bolsas de la compra.