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José Antonio Guerrero
Lunes, 3 de febrero 2025, 08:11
Un puente es mucho más que una obra de ingeniería, es una expresión del genio humano que conecta paisajes, ciudades y épocas», afirma Carlos Polimón, que acaba de publicar 'De puentes por España' (geoPlaneta), donde este ingeniero de caminos madrileño de 50 años propone un original paseo por cien puentes imprescindibles de nuestro país (hay más de 20.000) en el que revela curiosidades técnicas e históricas para entender la singularidad de cada uno.
Polimón, un enamorado de estas estructuras, lleva más de dos décadas trabajando en la construcción y reparación de puentes, y como buen conocedor de este patrimonio se dedica a divulgarlo en sus redes sociales a miles de seguidores.
Apasionado del arte y la historia, el autor recuerda que España cuenta con un legado «extraordinario» de puentes de todas las épocas, especialmente las más antiguas, entre los que destaca el Puente de Alcántara (Cáceres), del siglo II, al que califica sin atisbo de duda como el mejor puente romano del planeta. «Debería ser una visita obligada para cualquier amante de la historia y la ingeniería».
La guía, escrita para todos los públicos, sin complejos tecnicismos y con decenas de fotografías, invita a redescubrir un centenar de pasarelas de todos los rincones de España y pasa revista a los diferentes tipos de puentes, sus señas de identidad en la historia, los viaductos, los 'supervivientes', los que ostentan algún récord, la relación con la ciudad y con el paisaje, la forma y los nuevos enfoques del siglo XXI. No ha incluido ninguno que no pueda verse bien ni con mal acceso.
«Tenemos un gran patrimonio de puentes, sobre todo antiguos», incide el ingeniero, que resalta los medievales que surcan el Camino de Santiago, como el navarro Puente la Reina (siglo XI), atravesado por miles de peregrinos en una procesión que ya dura mil años. Fuera de la ruta jacobea le fascina el fortificado de Besalú, en Gerona, que «adquiere una dimensión casi irreal» al caer la tarde, cuando el río se oscurece convirtiéndose en un enorme espejo que ofrece «un duplicado perfecto» del trazado medieval del pueblo y de su puente. Entre los mejor integrados en el paisaje cita el famoso puente sobre el Sella de Cangas de Onís o los puentes imposibles del Desfiladero de los Gaitanes (Málaga), en el Caminito del Rey, un impresionante sendero de pasarelas ancladas a tajos de cien metros de caída.
En el libro recoge otra pasarela asturiana por su «singularidad»: el puente de Los Santos, que une por carretera –en concreto, con la Autovía del Cantábrico– Asturias y Galicia.
A Polimón cuesta arrancarle su favorito («he estado en los cien y me gustan todos»), pero tras mucho insistir, se decanta por el elegante Puente de Barrios de Luna, ya en León, que entró en la historia en 1983 al convertirse en el puente atirantado de más luz del mundo, récord que mantuvo hasta 1986, un hito de la ingeniería española. Lo describe como un puente «emocional» que levanta pasiones entre quienes lo cruzan. No es el de Madison, pero sí lo considera un puente de película (los asturianos lo conocen bien: se enclava en la Ap-66, sobre el embalse), porque permite sentir lo más parecido «a volar por encima del agua».
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Josemi Benítez
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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