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Los Reyes y sus hijas descubren la placa que recuerda que El Puerto es Pueblo Ejemplar de Asturias. DAMIÁN ARIENZA
Premio al Pueblo Ejemplar 2021

«Si estar aquí no es como tocar el cielo, se le parece mucho»

Santa María del Puerto. Los somedanos enseñaron su cultura vaqueira a la Familia Real, que disfrutó de una visita de altura y se llevó de recuerdo varios presentes de madera

JESSICA M. PUGA / ANA RANERA

Domingo, 24 de octubre 2021, 01:19

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Son 1.486 los metros de altitud sobre el nivel del mar a los que se asienta El Puerto de Santa María. Pero la fiesta por ser Pueblo Ejemplar de Asturias les elevó todavía más. Lo dijo la vecina de dieciséis años Desiré Fernández durante su discurso de gratitud por la concesión del galardón y lo reafirmó el Rey en el suyo.

El Puerto amaneció temprano. Nada nuevo para unos vecinos que viven de la ganadería. Lo que había cambiado eran las ganas y el escenario. «Ha habido alguna obra, se arreglaron caminos y se señalizaron los puntos de interés del pueblo», enumeraba una de sus vecinas, María Esther Fernández. La ocasión lo merecía. Por fin, tras diez años de candidatura, tenían el galardón y podían ver a la Familia Real de cerca recorriendo su aldea.

Los ilustres invitados llegaron quince minutos más tarde de la hora fijada. Justo cuando la niebla se había ido y lucía el sol. «Me los imaginaba diferentes», aseguraba la joven Brenda Riesco, aún con la emoción de tenerlos a tan pocos metros. Ella se sentía «muy orgullosa. Esto no pasa todos los días y para mí, además, mi pueblo es lo más importante», contaba. Con esta adolescente, coincidía Iciar Álvarez, quien consideraba que «por fin, se rinde homenaje a nuestros antepasados».

No podía haber besos y abrazos salvo contadas excepciones. Solo saludos desde la distancia y con la mano en el corazón, que los vecinos y el resto del público correspondían aplaudiendo y ondeando banderas de Asturias y España. El primero en ganarse los aplausos fue el presidente del Principado, Adrián Barbón, quien se acercó a chocar el puño con algunos de los vecinos, mientras presagiaba que era «una buena señal» que, por fin, la niebla estuviera levantándose.

La Familia Real, tras los saludos a las autoridades, se dirigió a la zona recreativa exterior de las antiguas escuelas para empaparse de cultura vaqueira. La encargada de transmitírsela fue la doctora en Historia y directora del departamento de Estudios Hispánicos del Centro Universitario CIESE de la Fundación Comillas, Nuria González Alonso. En la carpa, había una exposición con paneles basada en las principales actividades socioeconómicas e históricas de la localidad: ganadería y trashumancia. Aquí se les hizo entrega de unos obsequios: libros de historia para profundizar en la materia, cajas de madera y, para acompañarlo todo, botella y vaso de sidra.

Los niños, los cuatro que hay en El Puerto (Arancha y Celso Álvarez, de 6 y 10 años; Adán Riesco, de 7 años, y Kevin Fernández Riesgo, de 13), les hicieron entrega de varios dibujos relacionados con la localidad y la candidatura. Mientras tanto, los vecinos soltaban algunos tímidos '¡vivas! que se incrementaron en dos de los momentos culmen de la visita: cuando los Reyes y sus hijas saludaron a los miembros del jurado del Premio al Pueblo Ejemplar 2021 -la presidenta de Guisanderas, Amada Álvarez, les entregó un libro con sus recetas- y cuando descubrieron el monolito y la placa conmemorativa, situados en el punto que da inicio a la ruta El Cornón.

Las visitas a los pueblos son distendidas. Poco tienen que ver con la protocolaria ceremonia en el Campoamor. Por eso, los Reyes siempre aprovechan para salirse un poco del guion establecido y, aunque la situación sanitaria aún no lo permitía del todo, también optaron por improvisar en Somiedo. Ocurrió a las puertas de la casa de Nuria Martínez y Juan Carlos del Oso, quienes tenían en brazos a Pelayo, de cinco meses, y a Yago, de dos años y medio. «Saludaron al 'peque' y nos preguntaron su nombre, pero el niño estaba totalmente dormido», se reían. Aún así, «fue muy emocionante».

El Puerto es un pueblo pequeño, pero emana historia. Los vecinos quisieron enseñar la fuente y el abrevadero de piedra para el ganado, desde donde se ve el lugar en el que celebran la feria ganadera de Nuestra Señora en septiembre. También la iglesia parroquial, en cuyo exterior quedan restos del antiguo cementerio. Dentro, charlaron con María Teresa Lana, directora del Ecomuseo de Somiedo, y con el párroco de Somiedo, Alberto Pérez, quien guio «una visita sencilla y muy natural». Les enseñó el misal, el libro de bautismos y una cruz procesional.

Los censados en Santa María del Puerto no llegan a los 70. Menos son en invierno por la trashumancia por la que los vaqueiros cambian seis meses al año la alta montaña asturiana por brañas más bajas. Quienes saben lo que esta dura profesión supone sentían como nadie la elección de Pueblo Ejemplar. Vidal García Lorences se pasó 22 años así, arreando el ganado hiciera frío, calor o lloviese y «en tiempos en los que no había las carreteras asfaltadas de ahora ni camiones que facilitaran la tarea», concreta. Él, que fue vecino mayor del pueblo hace dos años, estaba feliz.

Al terminar el acto oficial y, entre aplausos, la Familia Real emprendió su camino de vuelta, aunque, antes, hicieron una última parada para saludar a la pequeña Lara Riesgo, de cinco años, que iba ataviada con corona y varita porque, como decía María, su madre: «Hoy en El Puerto hubo más de una princesa». Los cuatro charlaron con ambas encantados y aseguraron que se iban con «pena» porque este año no había espicha. Lo normal al acabar la agenda de actos insitucional es que los vecinos y sus familias disfruten de una comida conjunta. No pudo ser este año, pero no quedará en el olvido. «Esperamos poder hacerla el año que viene, en agosto», apuntaba Henar Álvarez.

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