La carta de ánimo más emotiva para el Oviedo
Manuel, un niño de once años que tiene 'huesos de cristal', conmueve al equipo azul con sus palabras
MARÍA SUÁREZ
Martes, 9 de febrero 2021, 03:01
Tras perder en Cartagena, Avelino Rubín (Pola de Lena, 1977) decidió que tocaba inyectar confianza a ese sentimiento de vacío que deja la derrota. Ese que lleva varias semanas saboreando muy a su pesar el oviedismo y que su hijo Manuel, de once años, entiende como nadie. «Me siento tan mal que os puedo comprender tras cada derrota, pero con la misma intensidad disfruto de vuestros triunfos. ¡Mucho ánimo equipazo de mi corazón!», escribió el joven aficionado en una carta dirigida a la plantilla que envió su progenitor al club.
Lo que no imaginaba este pequeño es que sus palabras iban a llegar al vestuario en una semana especialmente difícil para los de Ziganda. Manuel ha logrado que su voz se oiga, aunque no pueda gritar junto a las demás en el Tartiere, y que viaje desde su León natal a Oviedo a pesar de los perímetros. No es casual porque la suya no es una voz cualquiera. Es una más que autorizada que sabe bien lo que es ser fuerte ante la adversidad.
Con solo seis años le diagnosticaron osteogénesis imperfecta, una enfermedad relacionada con la falta de colágeno y conocida como 'huesos de cristal'. Fue entonces cuando relució con más fuerza aún su voluntad de hierro. Este pequeño oviedista, cuya temprana madurez es el orgullo de sus padres, asumió con fortaleza que tendría que dejar de jugar al fútbol y empezó a recorrer kilómetros tras el equipo de su vida. Fue su abuelo, ya fallecido, quien le hizo abonado para que nunca perdiese la oportunidad de seguir viviendo el fútbol en primera persona. Bajo las camisetas de los jugadores solo se vislumbran sensores que miden decenas de datos, pero la realidad es que sobre sus espaldas van miles de ilusiones cada jornada.
Cuando su padre le preguntó qué diría al vestuario, ninguno de los dos -tampoco su hermano pequeño Juan- imaginaba que sus palabras llegarían al oviedismo, pero ese es el poder de las cartas que se escriben desde el corazón: que llegan lejos y calan hondo. «Ahora que no acompañan ni los resultados ni el juego, querría que los jugadores leyeran esta carta, que puedan reflexionar, porque tienen todo para poder disfrutar y hacer historia en el Real Oviedo. Han de creer», explica el propio Avelino en la misiva antes de que Manuel, que quiere ser entrenador de mayor, insista en que tienen su apoyo.
Seis jornadas sin ganar y solo tres puntos sumados de 18 posibles no asustan a Manuel, que afronta con entereza cada tratamiento a base de suero y que pelea por obtener sus propios buenos resultados en cada telemetría. Una prueba con la que miden su densidad ósea. Es oviedista, disfruta de cada pequeño gran logro y quiere contagiar su buena dinámica a los suyos. Aunque añora a Boateng y a Ibra, tiene fotos con media plantilla y es uno de esos afortunados a los que Sangalli llama por su cumpleaños. Incluso ayer eclipsó a su madre, Susana, en el suyo.
Detrás de cada éxito hay un trabajo de equipo y en el de Manuel están, entre otros, el Ayuntamiento de Virgen del Camino (León), la Asociación Madrileña de Osteogénesis Imperfecta (AMOI) y la familia Martínez Contreras, de Valencia de Don Juan, la del que ahora es su mejor amigo y compañero de batalla. Ese mismo aliento, el que lleva a no dejar de creer, es el que quiere dar Manuel a su Oviedo.