Ni el frío ni las borrascas paran al oviedismo

El hotel de concentración del equipo empezó a concentrar los primeros retazos de azul a primera hora de la tarde. Allí los aficionados esperaban a los suyos para darles ese primer aliento -o último, según se mire- antes de pisar El Alcoraz. Los jugadores se hicieron fotos y firmaron cromos de oviedistas y también de dos pequeños aficionados del Huesca que acudieron a ver a los azules con pancartas para Koba y Montoro. Este último se excusó por no poder darles su camiseta. «Seguramente la cambiaré, que tengo excompañeros en el Huesca como Mossa o Timor», se disculpaba el oviedista al tiempo que firmaba con una sonrisa la pancarta. Uno a uno fueron subiéndose al autobús que llevaba a muchos de ellos a enfrentarse con el que fuera su ex entrenador, Cuco Ziganda. Allí iban a tener más aliento incluso del que esperaban. En torno a medio centenar de oviedistas se echó a la carretera para que ni en Huesca ni en plena ola de frío, los azules se sintieran solos. Les arropaban oviedistas afincados en Huesca, como Carmen y Javier Álvarez, y también quienes habían iniciado ruta en Oviedo como Aitor, Álvaro y David, o en Vegadeo , como la peña El Fondrigo, siempre bien representada. «Coincidimos con Martín Pelaéz comiendo y ya se lo dijimos: deberían hacer algo allí donde van con los aficionados que vivimos en ellas», deseaban en voz alta los primeros, residentes en Sabiñánigo.

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Desde Barcelona se desplazaron los fieles de la peña que el conjunto azul tiene en terras catalanas, y de manera algo más improvisada llegaron a El Alcoraz un grupo de oviedistas procedentes de Mónaco, adónde habían ido a presenciar a pie de carretera el Rallye de Montecarlo. Silvia, Jaime, Nacho y Javi aparcaron su autocaravana en los alrededores del estadio y plantaron sus banderas en la grada del campo oscense, 2400 kilómetros después de salir de Llanera. El punto es también de todos ellos.