Un bosque mítico, dos brañas vaqueiras y una cumbre puntiaguda que es el techo de Teverga
Este recorrido es especialmente bello y, durante el otoño, especialmente mágico: asciende a la braña las Cadenas por el hayedo de Montegrande para luego conquistar el Ferreirúa y descender por la braña de Navariegas, trazando un círculo que conforma una ruta inolvidable
En esta excursión se pisan muchos sitios importantes, sacros, de esos que forman parte del carácter y las bellezas de Asturias. Para empezar, un hayedo. Muy viejo. Lo llaman Montegrande y es una de las manchas forestales asturianas de más importancia: todo un templo natural que durante el otoño ofrece un espectáculo de luz, color y sonido capaz de robar el corazón a cualquiera que lo cruce.
Datos de la ruta
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Tipo de ruta: Circular
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Dificultad: Moderada-sencilla
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Distancia aproximada: 15,22 km
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Tiempo aproximado: 8 horas
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Desnivel aproximado: 808 m
Tras el bosque, dos brañas. Dos antiguos hogares de vaqueiros de alzada. Dos pastizales de altura regados de cabañas dispersas, ubicados en esclusas de montaña estratégicas que miran con lujo el paisaje: esta ruta visita una en la subida (la braña de las Cadenas) y otra en la bajada (la braña de Navariegas), deleitándose también con esa etnografía y cultura única de los pastos (y los pastores) de altura.
Pero aún hay más: aprovechando el antiguo Camín Real que llevaba al Puerto de Ventana, la excursión sigue ascendiendo para conquistar las alturas, plantándose a casi 2000 metros en el Pico Ferreirua, una cima puntiaguda, justo encima del hayedo de Montegrande, que es techo del concejo de Teverga y ofrece a quien la conquista amplias y sugerentes vistas hacia un panorama extenso de valles profundos, montes ondulantes y bosques largos.
El recorrido (planteado como una circular) acumula unos 15 kilómetros totales de caminata y salva unos 1000 metros de desnivel positivo, ensamblando tres rutas (o senderos) icónicos de esta zona y conformando un tour completo (con vistas geniales) por la esencia montañera de Teverga.
Y aunque lo ideal es trazarlo completo y disfrutar deleitándose con todo lo que contiene, siempre se puede dividir en tramos y hacerlo sólo en parte, adecuándolo a la experiencia y energía del caminante sin perder un ápice de las buenas sensaciones que ocupan todo el trayecto, desde los primeros a los últimos pasos.
En definitiva, no hay duda: hay rutas que son especiales, que están prendidas de magia, que vibran en otro tono y consiguen renovar cuerpo y alma despertando admiración, enamoramiento y buena vibra con sólo andarlas. Esta (que ensambla Montegrande, la Braña de las Cadenas, el puerto de Ventana, el pico Ferreirua, la braña navariegas y el monte la Puerca) es una de esas rutas: un recorrido único e imprescindible que en el otoño presume de guapo subido, de poderío y de magia.
Para llegar al punto de inicio de esta ruta, hay que acceder por la carretera AS-228 de Trubia al Puerto de Ventana, desde San Martín. Subiendo en dirección Ventana, se deja atrás primero el pueblo de Páramo, después el aparcamiento para hacer la ruta de la Cascada del Xiblu y -tras un par de kilómetros más- una especie de apartadero a mano izquierda: la ruta comienza justo ahí, siguiendo las indicaciones del PRAS-270, ruta Braña de las Cadenas.
Puede decirse que este primer tramo de ruta es un remanso para el disfrute y el deleite: un trozo de sendero que recorre el profundo y singular hayedo de Montegrande por una pista forestal sin pérdida de unos 2-3 kilómetros de longitud que es apta para toda la familia.
El espectáculo del bosque combinado con la estación otoñal es un fenómeno natural sinigual que acompaña todo este primer tramo del trayecto, que no tiene más dificultad que la de avanzar por la espesura siguiendo las marcas PR y disfrutando del sitio.
Cuando el bosque concluya, llegaremos a un lugar abierto de pasto, a los pies del Pico Ferreirua y sobre la larga floresta: es la braña de las Cadenas, todo un tesoro de la etnografía asturiana que alberga cabañas y corros muy bien conservados.
Situada en la cabecera del arroyo de la Puerca, pocos lugares con tanta potencia visual y etnográfica tienen un acceso tan sencillo, y tan espectacular, como el que trae hasta aquí, un lugar rodeado de bosque y montañas que un día fue hogar de verano de los vaqueiros de alzada y hoy resulta un lugar estupendo para un primer descanso alargado en esta ruta larga.
El siguiente destino es el Puerto de Ventana: un alto a más de 1500 metros que es el paso natural entre Babia y Teverga, frontera montañera entre Asturias y León: un lugar perfecto para otear bien los paisajes y mirar hacia las siempre pálidas y bellas Ubiñas o disfrutar con las ondulaciones del valle de San Emiliano. Para poner rumbo hacia allí, desde la Braña de las Cadenas y abandonando ya las señales PR se toma ahora la antigua traza del Camín Real, vía de comunicación antigua con la meseta que se interna de nuevo por profundo bosque y asciende, sin prisa, hacia el citado puerto.
Una vez en el alto puerto, concluye el segundo tramo de esta ruta y comienza el tercero, que ya se pone mucho más montañero que los dos anteriores. El objetivo es alcanzar el Ferreirúa, techo de estas tierras, que se divisa afilado en la lejanía cercana. Pero antes de llegar a él, el recorrido conduce por otras muchas cumbres del cordal, pasando incluso por algunas zonas escarpadas de abundante roca en las que hay ligeras y sencillas trepadas.
Desde el puerto de Ventana, pues, y poniendo rumbo a los altos, el sendero del cordal lleva primero al Pico Cuervo y luego a Las LLombas y los Chamuergos. Las vistas desde estos hermanos del Ferreirua no son nada desdeñables, destacando las visiones afiladas de Ubiña y los Fontanes, o el verde mar de floresta que se extiende ondulante hasta chocar con las paredes de los Albos.
Una vez engolados en el pico Cuervo, una pequeña collada (también llamada Collada Cuervo) hace de portal de un largo, ancho y marcado pasillo por la cresta del monte que conduce a Las LLombas. Desde esta cima se divisa claramente el camino y dos cumbres: la primera de ellas es el pico Chamuergos y, justo detrás, pintado de roca y con forma de pica, el Ferreirua. Sólo resta avanzar un trecho más por la cresta montañera para alcanzarlo sin problemas.
A esta cumbre le faltan apenas 30 metros para estar a 2000 de altitud: por eso es el techo de Teverga y por eso resulta un balcón de excepción que obsequia con amplias y espectaculares visiones. Peña Rueda, Los Huertos del Diablu, el Ranchón, los Fontanes, Los Albos, las Ubiñas… lucen espectaculares desde este trono tevergano, pero también lugares como la sierra del Sueve, que se divisa en un lejano horizonte haciendo de muralla a la costa oriental. Por no hablar del exuberante hayedo de Montegrande o los hondos valles, en los que destaca diminuta la braña de las Cadenas por la que hemos pasado o la leonesa comarca de Babia, rodeada de verdes pastos.
La bajada se hace mirando al Valle de Torrestío. Hay que poner mucha precaución ya que es muy entornada. Algunos jitos dispersos por la pendiente van marcando la traza a seguir. Cuando acabe la pendiente, hay que continuar a media ladera perdiendo poco a poco altura.
Tras un trecho, el sendero se topa con una pequeña pendiente que conquista una loma: es el Collau Refuexo y desde aquí resulta muy sencillo coronar una cima más: el Pico Águila, una cumbre muy modesta pero con muy buenas vistas hacia el Ferreirua y Ubiña desde la que ya se divisa el siguiente paso de este periplo: la braña Navariegas, hacia la que se desciende sin problema pasando antes por la collada del mismo nombre.
De la braña se sale cogiendo un sendero que va perdiendo altura y que hay que abandonar al poco para cruzar un pequeño río y tomar otro sendero que comienza ganando altura y recala en el hayedo de Montegrande. Por el mágico hayedo se pierde algo más de altura y se llega a un collau, en el que hay que coger una senda poco clara por zona de roca que adentra en el monte de la Puerca, un remanso de belleza por el que se baja pisando alfombras de hojarasca hasta dar con una pista que conduce a la carretera del Puerto Ventana y, tras cruzar un arroyo, llega directa al punto de inicio de la ruta, junto al cartel del PR.
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