Rutas de montaña en Asturias
A Peña Maín desde Sotres: una travesía por el macizo central de los Picos de Europa
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Rutas de montaña en Asturias
A Peña Maín desde Sotres: una travesía por el macizo central de los Picos de EuropaEn las entrañas del Macizo Central de los Picos de Europa, entre laderas verdes, calizas desgastadas por el tiempo y aire puro de la alta montaña, se alza discreta pero majestuosa la Peña Maín o Cabeza la Mesa.
Tipo de ruta: Circular
Dificultad: Moderada
Distancia aproximada: 18,25 km
Tiempo aproximado: 7-8 horas
Desnivel aproximado: 952 m
Con sus 1.611 metros de altitud, esta cima es un asiento perfecto, privilegiado, para disfrutar con una perspectiva única (y bellísima) del gigante más icónico de estas tierras: el Picu Urriellu, una colosal mole que desde aquí se vislumbra con toda su fuerza y misticismo, impresionando con su presencia y dejándose contemplar sin vergüenzas.
Puede decirse, pues, que la excursión a Peña Maín es una de esas rutas imprescindibles por los Picos de Europa; al menos, si lo que se busca es contemplar la fuerza de este territorio en primera fila, sin meterse a complicaciones técnicas ni pasos intrincados. Un recorrido necesario, de los que dejan honda huella, que permite sentir con potencia el alma de este lugar, tan distinto, especial y salvaje.
La excursión que aquí se plantea es una circular que parte del pintoresco pueblo de Sotres, el núcleo habitado más alto de Asturias, y transita por caminos tradicionales, majadas ganaderas, collados boscosos y sendas que se pierden por entre inclinados pastos y rocas afiladísimas.
Se trata de una ruta exigente, ya que transita un total de casi 18 kilómetros y salva un desnivel de más de 1.000 metros, pero también es un recorrido sin complicaciones, perfecto para montañeros habituales o senderistas en buena forma que busquen pasar un día largo de desconexión por la montaña.
El premio al esfuerzo, se va ganando en cada paso: las vistas crecen, el Urriellu se acerca, la música montuna pintada de tranquilidad y silencios pulcros crece con cada nuevo repecho… y, finalmente, la cima de Peña Maín es un redoble al espectáculo: un mirador inmenso, plantado en las entrañas mismas de los Picos de Europa.
Pocas cimas en estos lares son tan accesibles y representan un asiento tal, en primera fila, a la inmensidad de este sitio: con los tres macizos plantados ante los ojos, ariscos y gigantescos pero bellos y pintados de magia; y en el medio de todos ellos, solitario, vertical e impresionante, el Urriellu: una preciosa mole de piedra que con su sola presencia deja bien claro porqué es una de las montañas más queridas e icónicas de toda la Cordillera Cantábrica.
Se parte desde la parte alta de Sotres, donde se empieza a caminar entre las callejuelas del pueblo, aún bañado de la luz temprana. Enseguida se alcanza un pequeño mirador y área recreativa, en la que un poste indicativo señala el inicio del «Camino viejo a Tielve». Por él hay que adentrarse en estas montañas, caminando a media ladera, en paralelo a la serpenteante carretera que asciende a Sotres.
Tras algunos zigzags, se alcanza una amplia curva. Aquí hay que abandonar el sendero para tomar la carretera, que se sigue un par de kilómetros. El silencio de la mañana acompaña los pasos hasta el Puente Viejo de Tielve: hay que cruzarlo y después tomar una pista que se encarama con decisión a mano izquierda, monte arriba.
A partir de aquí, la pendiente se vuelve más «pindia» y asciende decidida rumbo al interior de las montañas. Tras dar varios giros, el sendero recala en la Majada Calmor, donde se abre la vista hacia el Cuetu Vierru, siguiente referencia del camino.
La subida prosigue sin dificultad, entre tramos de bosque, hasta llegar a los invernales del Vierru, un alto excepcional para hacer un descanso, con buenas panorámicas sobre Cabeza Llamedu, cima modesta pero muy vistosa a 1.300 metros de altitud.
Desde aquí, se deja atrás la pista y se toma ahora un sendero bien definido, que avanza entre alargados prados salpicados de jitos. Así, se alcanza una zona de bosque, en la que hay que girar primero a la derecha y luego a la izquierda, hasta alcanzar el Collau Bernil.
Tras coronar la collada Bernil, hay que seguir el sendero marcado: se adentra de nuevo en el bosque y –a través de zigzags- va ganando altura hasta salir a un nuevo collado. Desde ahí, las vistas comienzan a crecer y emocionar profundamente: vistas de pájaro, rodeadas de un paisaje de largas y gigantes montañas.
La ruta prosigue, ralentizando el paso por la pendiente y girando ahora hacia la derecha para tomar un sendero entre rocas, muy bien jitado, que conduce paso a paso, con paciencia, hasta la cima inmensa de Peña Maín o Cabeza la Mesa, a 1.611 metros de altura, en pleno Parque Nacional de los Picos de Europa.
Arriba del todo esperan enormes, inigualables y fantásticas vistas hacia el picu Urriellu, un icono de belleza y fuerza de este territorio que luce galante, rodeado de otras cumbres inmensas con renombre.
Para regresar, se emprende el descenso por la otra vertiente de la montaña, siguiendo un claro sendero bien jalonado de jitos que lleva hasta la Majada Groseda. A partir de ahí, el descenso prosigue para (tras un trecho) tomar un desvío a la derecha que se introduce en una canal: lleva a las cabañas de Canero, justo por debajo del Collau Pandébano.
Desde aquí, hay que dirigirse hacia un aparcamiento, siguiendo una ancha pista hasta el Collau Cuaceya. Tras pasar una portilla, se gira a mano izquierda para tomar un antiguo camino, (señalizado con marcas rojas y blancas del GR) que bucea nuevamente en el bosque y devuelve a la pista principal, que hay que seguir hasta los Invernales del Texu.
Una vez en los invernales, se vuelve a abandonar la pista para coger un camino a mano izquierda que asciende muy directo y enlaza con la parte alta de la carretera. Un último kilómetro de asfalto, en suave subida, nos devuelve al aparcamiento de Sotres, donde cerramos el círculo de esta espectacular ruta por el corazón de los Picos de Europa.
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Óscar Bellot | Madrid y Guillermo Villar
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