Rutas de montaña por Asturias: Ponga
Entre hayedos y cumbres: una ruta al Recuencu y al Zorru
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Rutas de montaña por Asturias: Ponga
Entre hayedos y cumbres: una ruta al Recuencu y al ZorruEl Parque Natural de Ponga tiene algo de altar, de territorio con esencia sacra. En su interior, guarda auténticos tesoros, lugares de esos en los que naturaleza y silencio concurren en magistral armonía; en los que el paso del tiempo parece más lento y el caminar se vuelve casi ritual.
Tipo de ruta: Circular
Dificultad: Moderada
Distancia aproximada: 17,17 km
Tiempo aproximado: 8 horas
Desnivel aproximado: 747 m
Esta excursión recorre unos cuantos de esos lugares: desde el profundo bosque de Peloñu, enorme y único, hasta lo más alto de las escarpadas crestas, asomadas a mil vientos y a un paisaje alucinante, con cumbres levantadas sobre una paleta de cientos de verdes. Una ruta que –desde la collada Les Bedules- asciende a dos cumbres intrincadas, representativas y necesarias de esta zona: el Recuencu y el Zorru.
Es una caminata de contrastes: desde el entorno fresco y sombrío de Peloñu, el sendero sube sin prisa rumbo a las alturas, dejando atrás el profundo bosque para recorrer el verde esponjoso de los pastos de altura, salpicado de pequeñas cabañas y orquesta de cencerros.
Luego, se encarama por laderas inclinadas, cambiando el color del tapiz y alzándose muy arriba: primero al Recuencu, atalaya de sensaciones aéreas y magnificas panorámicas hacia el valle, hacia el Sueve, el Tiatordos, hacia los Picos de Europa…
Pero no contento con eso, el sendero prosigue, deslizándose entre las rocas y los verdes de más altura para engolarse con gozo en el Zorru, un monte icónico y descaradamente escarpado: toda una torre –natural, estratégica y bellísima- para otear sin obstáculos el enorme paisaje circundante.
En definitiva, que esta ruta es toda una travesía por muchos de los lugares más sacros de ese templo que es el Parque Natural de Ponga. Una caminata larga, inclinada y muy intensa, que recorre en círculo 16 kilómetros del interior de esta Reserva de la Biosfera, alternando el cántico arrullador del bosque con el grito de libertad de las alturas.
Se parte desde Les Bedules, famosa y turística collada de Ponga en la que hay un mirador fantástico e indicaciones de rutas. Desde el parking, hay que adentrarse en el bosque de Peloñu por la ancha pista principal y estar pendiente de un cruce a mano derecha que sale al paso enseguida y está ataviado con señales de dirección al Recuencu.
El ramal avanza por zona de bosque, en subida ligera, entre sombras y claros que se hacen cada vez más amplios y van dejando ver las montañas circundantes. La figura piramidal del Recuencu, marca el rumbo en el horizonte cercano mientras que alrededor se estiran gigantes míticos, como el Tiatordos, Peña Taranes o la Llambria.
Lentamente, la pista forestal va perdiendo su huella ancha y ganando altura, alternando ahora la zona de bosque con amplios y alfombrados pastos bien mullidos en los que se aprecian numerosas ruinas de cabañas. En esta zona, el paisaje se va abriendo y el ruido de cencerros acompaña el deambular por un territorio tranquilo, con aires salvajes, con pinta de intacto.
Tras sesear siguiendo la ruta y ganando altura por repechos de colores muy verdes, el sendero llega a una zona más alta, un tramo compuesto de suaves subes y bajas por una zona encajada entre montes y bosque que recala en Les Llampes, collada en la que el paisaje vuelve a abrirse de repente.
Desde ahí, se avanza por sendero marcado entre el verde hasta la collada Les Caldes, base estratégica para encaramarse al pico Recuencu, ubicada justo bajo sus laderas: se intuye la traza de subida, algo más amable que la visión que daba la otra cara pero –igualmente- muy empinada. También se observa imponente el pico Zorru, al que se pondrá rumbo tras coronar el Recuencu.
El sendero hacia la cima del Pico Recuencu no está señalizado, pero se intuye bien. A medida que subimos, gana en pendiente con un trazado en zigzag. Primero se pasa junto a una roca de gran tamaño que sirve de referencia visual, y luego hay que salvar un tramo compuesto de una canaleta algo más empinada.
Aunque puede ser necesario ayudarse puntualmente con las manos, no es una trepada técnica: eso sí, conviene extremar precauciones e ir buscando los mejores pasos para llegar a su parte alta.
Ya en la cumbre, tras superar la canal, las panorámicas hacen de premio: la cima del Recuencu es estrecha, aunque alargada. La cara que mira hacia el Sueve es extremadamente vertical y deja sensaciones aéreas increíbles: todo un balcón a más de 1600 metros que mira al parque Natural de Ponga, a los valles del Sella, a los Picos de Europa y a los bosques que cubren estas tierras…
Desde esta primera cima también se otea perfectamente el siguiente destino de esta excursión: el Zorru. Se levanta detrás del pico Lluengu, amparado de bosques y caminos verticales entre roca y floresta. Para poder buscar esos caminos, hay que volver a la collada bajo el Recuencu, reandando los pasos por la canaleta y la empinada ladera.
Superada la bajada del Recuencu y llegados de nuevo a la collada Les Caldes, el camino avanza casi por la cresta, alcanzando otra collada. En ella, se toma un sendero a media ladera que se mete en una preciosa zona de bosque, una senda fresca que conduce a la collada Pumerín, a más de 1500 metros de altura.
Este es otro punto estratégico de la excursión: a mano derecha se vislumbra un sendero que sube. Es un acceso al collau Zorru pero se complica bastante, ya que primero sube en zigzag y luego avanza por una pendiente de hierba bastante aérea que en caso de estar mojada puede ser muy peligrosa. La opción más segura es buscar el collau Zorru por el camino clásico (por la vertiente sur del pico) que avanza por laderas herbosas más seguras y alarga un pelín la subida.
De cualquiera de las dos maneras, la ruta recala en el famoso Collau Zorru, un lugar con sensación de cumbre que es sólo la antesala del pico que espera al final de la crestería, claro ya en el horizonte cercano.
Un último esfuerzo, entre pastos inclinados y pequeños hitos dispersos, nos deja en la cima, marcada por un jito de piedras. Desde allí se domina todo el cordal y parte del concejo de Ponga.
Conquistado el Zorru, la vuelta se hace desandando la cresta, por un sendero marcado que se pierde a tramos en las praderías. Tras un trecho, en una zona de collada, se gira a la izquierda y se desciende buscando la majada el Zorru, desde la que el sendero se descuelga rodeando el Luengu hasta Pumerín.
En esta collada se toma un camino que atraviesa el bosque y lleva, dibujando subes y bajas, hasta la collada Les Riegues. Desde aquí, hay que rodear el pico Rasu (con un vértice geodésico cercano pero bastante inaccesible) y buscar la majada Rasu, en la que ya aparece una pista clara que baja.
Todo lo que queda es seguir este tramo de pista: pasa por un cruce y avanza por la izquierda, adentrándose en los mágicos territorios de Peloñu, con su ambiente de cuento y su contraste total con las alturas que se han dejado a la espalda.
La pista, sin abandonar la sombra del bosque y sin ningún tipo de escollo, se alarga y continúa bajando, recalando en Les Bedules de nuevo y poniendo punto final a esta intensa y bellísima ruta por territorios ponguetos.
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Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
Óscar Bellot | Madrid y Guillermo Villar
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