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La ruta entre las playas de Santa Marina y Vega pasa por el pequeño pueblo de Tereñes y baja a conocer el yacimiento de huellas de dinosaurio que hay en sus acantilados.
Rutas de senderismo en Asturias: Ribadesella

De Santa Marina a Vega: una caminata entre playas por el concejo de Ribadesella

Esta ruta es muy sencilla y muy bella. En ella se combinan senderismo, mar Cantábrico, acantilados y paisajes jurásicos, pero también la visita a pueblos costeros o la posibilidad de disfrutar del bellísimo y extenso arenal que es la playa de Vega

Viernes, 4 de julio 2025, 18:37

No hay ninguna duda: uno de los placeres gratuitos más satisfactorios del verano es el de caminar junto al mar, sintiendo el sol mezclado con la brisa marina sobre la piel, inhalando aires puros y revueltos con aromas a salitre, mojando pies y pantorrillas con las olas que van y vienen...

Y aunque esto es algo que (en Asturias) es posible hacer todo el año, la estación estival ofrece la oportunidad perfecta de combinar el senderismo con una típica jornada de playa, pegándose una buena caminata que tenga como guindas los chapuzones, el descanso en algún chiringuito o un paseo por una villa marinera, degustando la gastronomía costera o simplemente conociendo la etnografía y la historia del sitio… en definitiva, crear una combinación entre senderismo y playa llena de contrastes placenteros.

Datos de la ruta

  • Tipo de ruta: Circular

  • Dificultad: Fácil

  • Distancia aproximada: 16,08 km

  • Tiempo aproximado: 4h30

  • Desnivel aproximado: 157m

Pues bien, una buena manera de disfrutar de esta miscelánea es acercarse a Ribadesella. Desde la playa de Santa Marina arranca una sencilla ruta que conecta con otro arenal bellísimo del concejo: la playa de Vega, una de las playas más extensas y salvajes del oriente asturiano.

En la caminata entre ambas playas se atraviesan paisajes rurales y tramos de costa acantilada, se visita el pequeño pueblo de Tereñes, se pasa junto a las famosas huellas de dinosaurio que quedaron fosilizadas sobre la roca hace millones de años… y, tras el paso por el también encantador pueblo de Vega, se puede continuar el recorrido llegando hasta la ermita de la Magdalena, un templo sencillo pero hermoso situado sobre la pradera y con vistas al Cantábrico.

La ruta no es difícil ni demasiado larga: son aproximadamente 9,5 kilómetros (sólo ida), con poco desnivel (unos 150 metros acumulados), por lo que se puede completar en unas 2 horas y media o 3 horas caminando con calma. El regreso puede hacerse por el mismo camino o tomando una traza del camino de Santiago desde Barreu.

Playa de Santa Marina, en la villa marinera de Ribadesella/ playa de Vega desde un mirador natural de la ruta, con vistas hacia Lastres al fondo/ paso por el cuidado pueblo de Vega.
Imagen principal - Playa de Santa Marina, en la villa marinera de Ribadesella/ playa de Vega desde un mirador natural de la ruta, con vistas hacia Lastres al fondo/ paso por el cuidado pueblo de Vega.
Imagen secundaria 1 - Playa de Santa Marina, en la villa marinera de Ribadesella/ playa de Vega desde un mirador natural de la ruta, con vistas hacia Lastres al fondo/ paso por el cuidado pueblo de Vega.
Imagen secundaria 2 - Playa de Santa Marina, en la villa marinera de Ribadesella/ playa de Vega desde un mirador natural de la ruta, con vistas hacia Lastres al fondo/ paso por el cuidado pueblo de Vega.

Y aunque el itinerario senderista no pasa por la villa de Ribadesella, merece la pena programar una visita a este pueblo marinero antes o después del paseo: se puede caminar hasta la ermita de Guía, con su espectacular balcón sobre el mar y sobre el puerto; callejear por su casco antiguo; visitar la pequeña cala de la Atalaya o degustar algún plato típico en sus muchos bares y restaurantes.

La cuestión: que este itinerario puede ser sólo una ruta de playa a playa por el concejo de Ribadesella (lo cual ya es un plan estupendo). O puede ser mucho más: un plan completo de senderismo y turismo costero por el oriente de Asturias. Porque a veces —y sobre todo en verano— no hay por qué elegir entre la caminata o el descanso: se pueden saborear ambos a partes iguales.

La ruta entre las playas de Ribadesella y Vega tiene mucha costa y arenales pero también huellas de dinosaurios, etnografía y paso por recodos rurales con mucho encanto.
Imagen principal - La ruta entre las playas de Ribadesella y Vega tiene mucha costa y arenales pero también huellas de dinosaurios, etnografía y paso por recodos rurales con mucho encanto.
Imagen secundaria 1 - La ruta entre las playas de Ribadesella y Vega tiene mucha costa y arenales pero también huellas de dinosaurios, etnografía y paso por recodos rurales con mucho encanto.
Imagen secundaria 2 - La ruta entre las playas de Ribadesella y Vega tiene mucha costa y arenales pero también huellas de dinosaurios, etnografía y paso por recodos rurales con mucho encanto.

La ruta comienza en la playa de Santa Marina, en Ribadesella. Al fondo del arenal, junto al aparcamiento y la zona de duchas, parte la carretera que asciende al faro: hay que subir por ella. Es un ascenso suave, pavimentado y sin apenas dificultad, ideal para abrir boca con las vistas al mar, a los acantilados y a los palacetes de la zona noble de Ribadesella.

Playa de Santa Marina, desde donde arranca la ruta.
Carretera del faro, por la que la ruta asciende rumbo a Tereñes.

Al llegar al faro de Ribadesella, que se alza sobre la Punta del Monte Somos, hay que abandonar el tramo asfaltado y enlazar con un sendero acondicionado que bordea la costa. El camino conduce al pueblo de Tereñes, asentado sobre los acantilados.

Un cartel indicativo junto a un bar señala la entrada a un yacimiento de huellas de dinosaurios. Así, una senda estrecha y bien marcada desciende entre praderas hasta llegar al pedrero, una plataforma rocosa junto al mar donde —además del paisaje espectacular— se pueden contemplar huellas de dinosaurio fosilizadas en la piedra.

Sendero que baja al pedrero en Tereñes.
Acantilados de Tereñes.

Tras la parada jurásica en los acantilados, se retoma la marcha subiendo de nuevo hasta el Tereñes, donde la ruta sigue por la carretera que conduce a Abéu, otro encantador rincón rural. Desde él, una señal marca que hay que desviarse a la derecha para tomar una senda que al principio avanza encajonada entre muros y praderías y luego alcanza una zona de bosque (también señalizada) en la que se escora aún más a la derecha para poner rumbo a Vega.

Abeu, siguiente pueblo que se visita tras Tereñes.
Desvío hacia Vega en Abeu.

La nueva senda serpentea entre árboles y praderas, ganando poco a poco altura para ofrecer una vista panorámica de la extensa playa de Vega a lo lejos. Poco antes de llegar a la costa, encontramos un mirador natural desde el que admirar el arenal, los acantilados y el mar abierto. A lo lejos se vislumbra la guapa villa marinera de Lastres.

Vistas a parte del arenal de Vega con Lastres al fondo.

Tras las vistas a modo gaviota, el camino comienza a descender suavemente por una zona arbolada hasta llegar a Vega, encantador pueblo de calles estrechas en el que (además de preciosas pinturas callejeras realizadas por un vecino) se encuentran indicaciones para tomar el camino a la ermita de la Magdalena, un templo sencillo pero lleno de encanto.

Ermita de la Magdalena, en Vega.

Desde el pequeño templo, la ruta prosigue visitando la playa de Vega, un arenal largo, salvaje y algo escondido entre acantilados. Aquí, la invitación es a recorrer la orilla, disfrutar del sonido de las olas, y si el tiempo y la mar acompañan, darse un buen chapuzón.

Para regresar a Ribadesella, hay que tomar la carretera de Vega: el firme llegará a una zona de río con un pequeño desfiladero. Muy cerca de ella está Barreu, pequeño pueblo por el que hay que girar hasta encontrar un cruce a mano derecha que enlaza con un tramo del camino de Santiago.

Desfiladero de Entrepeñes, un lugar muy cerca de la playa de Vega que también es digno de conocer.
Cruce en Barreu, muy cerca de Vega y del desfiladero de Entrepeñes.

El sendero recala en Abeu: sólo resta seguir las marcas del PR-AS 316 para regresar paso a paso a Ribadesella y, de nuevo en el arenal de Santa Marina, poner fin a esta ruta entre playas, pueblos y acantilados jurásicos.

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