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Salida.Las piraguas se lanzan a la competición, justo después del emotivo 'Asturias patria querida'. E. P.

«Momentos como este son los más especiales»

Pregón. El exjugador de balonmano Raúl Entrerríos aseguró que era «difícil expresar lo agradecido y orgulloso que me siento por acompañaros en esta fiesta»

Domingo, 7 de agosto 2022, 16:35

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Los relojes marcaban ayer las once y media de la mañana cuando la marabunta alcanzó la ribera del Sella. Después del multitudinario desfile por las calles de Arriondas, los amantes de la fiesta fueron hacia el río para ir buscándose un hueco desde donde ver el arranque de la 84ª edición del Descenso Internacional del Sella. Y, pese a que faltaba todavía un rato para que llegara el mediodía y, con él, el pregón, ya costaba encontrar un rincón desde donde atisbar a ver algo de lo que ocurría en las aguas. De puntillas, sobre los bancos y en brazos (los más pequeños y envidiados), todos los asistentes fueron paladeando los últimos minutos, antes de vivir el momento por el que llevaban esperando tres años. La tensión y la emoción se revolvían en el ambiente con las canciones que animaban la espera: los miles y miles de presentes entonaron el Himno de Covadonga y el 'Asturias', tanto el de Víctor Manuel como el de Melendi.

Y, con el sentimiento ya a flor de piel, el exjugador de balonmano Raúl Entrerríos apareció en escena -al lado de Juan Manuel Feliz, el presidente del CODIS- y el público enmudeció. Él rompió el silencio rápidamente, con la honestidad que le nacía de la garganta: «Es realmente difícil explicar las emociones que siento ahora mismo», arrancó. «Es difícil expresar lo agradecido y orgulloso que me siento de acompañaros en esta fiesta como deportista y como asturiano. Es un orgullo ser pregonero de una de las fiestas más importantes de Asturias», prometía.

Estaba representando una cita que él, antes de ser jugador profesional, vivió y de la que guarda buenos recuerdos. «Hace años tuve la posibilidad de disfrutar de estas fiestas, pero nunca me imaginé que algún día podría dar la salida a los piragüistas», contaba. Y el orgullo que sentía era tanto que superaba incluso al que le acariciaba con sus éxitos en la cancha. «He vivido momentos inolvidables gracias a mi deporte, pero son momentos como este los más especiales», reconocía el deportista gijonés.

Sobre todo, teniendo en cuenta la edición que pregonaba, la primera después de una pandemia que robó el colorido hasta al Sella. «Han pasado tres años desde la última vez que las piraguas salieron al río. Un tiempo que nos ha privado de nuestras rutinas, de nuestra gente, de la compañía de nuestros seres queridos y de nuestras fiestas», recordó. Por eso, le sobraban los motivos para invitar a los presentes a valorar el simple hecho de poder estar allí. «Disfrutemos de este día, de nuestra tierra y de nuestros amigos y familiares. Disfrutemos del Descenso del Sella», gritó.

Sus palabras fueron seguidas de los aplausos, que duraron poco por exigencias del guion sellero. Le tocaba a Entrerríos pronunciar el tradicional pregón de las piraguas, que comienza con ese «guarde el público silencio...» y y que termina con un 'Asturias patria querida', que, esta vez, no hacía falta ser asturiano para sentirlo en lo más hondo. Y, con más de uno aguantándose las lágrimas, las piraguas se lanzaron a surcar las aguas y la normalidad volvió al Sella como si no hubieran pasado tres años desde la última vez que su ribera estuvo repleta de monteras piconas, collares de flores, banderas y miles de personas felices, que es lo más importante.

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