Seguridad a prueba de les Piragües

Habían sido dos años sin Descenso Internacional del Sella y latía la incógnita de la respuesta del público tras la ausencia. Con una afluencia que se probó de nuevo multitudinaria, el despliegue de la Guardia Civil fue acorde y cubrió un año más cada aspecto de les Piragües por tierra, río y aire. Trescientos agentes de una veintena de unidades y más de cien vehículos, embarcaciones, drones y helicópteros velaron al detalle por el desarrollo del día grande, sin incidentes durante la mañana de competición.

Uno de los cometidos vitales de la cita es la revisión de los puentes de Arriondas y Ribadesella, salida y meta de la competición. Objetivos amenazados en tiempos de ETA, la labor de detección de explosivos sigue aún vigente y de ella se encarga el Grupo Especial Actividades Subacuáticas (GEAS). Todo estuvo ayer en orden tanto en la instalación parraguesa -donde dado el bajo nivel del agua no fue necesaria la inmersión- como en la riosellana. En el caso del puente Dionisio de la Huerta, los efectivos del GEAS recorrieron una a una la quincena de pilastras durante una inmersión de media hora.

Del GEAS, con seis agentes desplegados, dependió también velar por la seguridad de los piragüistas en tramos de riesgo como el de Remolina. Su labor la desarrollan además en continua coordinación con el Servicio Marítimo, que contó ayer con la presencia en la ría del Sella de la embarcación 'Río Tormes', de unos 20 metros de eslora. El sargento Pedro Fernández explicó que su cometido pasa por realizar reconocimientos para asegurarse de que no existen obstáculos en la desembocadura y por «apoyar a la organización de la prueba».

Como la competición fluvial que es, el Sella requiere de un operativo acuático, pero también de un amplio dispositivo por tierra y aire. Para velar por la seguridad desde el cielo estuvieron presentes la Unidad de Helicópteros (UHEL) con base en La Morgal y una aeronave puntera, una Dauphin con base en Torrejón de Ardoz. Desde la edición de 2019, la Guardia Civil vigila también los riesgos que puedan entrañar los drones mediante el Equipo Pegaso. Ayer dispusieron del sistema de detección Aeroscope, capaz de inhibir el GPS del dron y hacer que regrese a tierra.

A todo ello se sumaron más unidades llegadas tanto de Asturias como de fuera de la región: Tráfico, el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona), Patrullas Fiscales Territoriales (PAFIF), el Grupo Rural de Seguridad (GRS) con base en Pontevedra, el Escuadrón de Caballería con sede en Valdemoro, el Grupo Especial de Desactivación de Explosivos (GEDEX), el Grupo de Apoyo a las Telecomunicaciones (GATI), el Servicio Cinológico, el Servicio de Información, el Centro Operativo de Servicios (COS) y la Policía Judicial.

De Seguridad Ciudadana intervinieron agentes de los puestos de Arriondas, Ribadesella, Cangas de Onís, Panes, Llanes y Posada de Llanes. Además, la Unidad de Seguridad Ciudadana de las Comandancias (USECIC) de Gijón y Oviedo se encargó de escoltar a las autoridades desde el tren fluvial en el que llegaron a Ribadesella hasta el palco, con el presidente asturiano, Adrián Barbón, y el cántabro, Miguel Ángel Revilla, a la cabeza; seguidos de una amplia comitiva de la que formó parte el exministro de Sanidad y actual jefe de la oposición en Cataluña, Salvador Illa.

Por parte del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) también se activó un plan de seguridad que permanecerá activo hasta hoy domingo, al igual que el de la Guardia Civil. La Policía Local de Parres y la de Ribadesella contaron con el refuerzo de agentes llegados desde Cangas de Onís, Piloña y Oviedo.

Por las villas ribereñas se desplegaron asimismo voluntarios de numerosas agrupaciones de Protección Civil, como las de Ribadesella, Gijón, Cabrales, Piloña, Caso o Mieres, así como Cruz Roja. Dada su vinculación al río Sella por las recurrentes inundaciones, la Unidad Militar de Emergencias (UME) formó parte del desfile inicial por la villa de Arriondas.