Balleneros asturianos hace 20.000 años

El estudio de un conjunto de útiles elaborados con huesos de cetáceos y otros fragmentos de ese material, extraídos de yacimientos distribuidos a lo largo de la Cornisa Cantábrica y los Pirineos entre los que se encuentran las cuevas asturianas de Tito Bustillo, La Viña, La Paloma y Las Caldas, ha permitido reunir «la evidencia más antigua de una utilización regular de productos de ballena». Desde hace unos 20.000 años y hasta hace unos 14.000, grupos de cazadores recolectores que vivían y se movían en torno al Golfo de Vizcaya elaboraron útiles, sobre todo de caza, con este material, y los intercambiaron a veces a larga distancia, según una investigación publicada en 'Nature Communications'.

«Antes de que la caza intensiva de ballenas diezmara las poblaciones de la mayoría de las especies, eran una valiosa fuente de alimento y otros recursos», plantea el artículo, firmado por Krista McGrath y Laura G. van der Sluis con otros 19 investigadores de diversas universidades y entidades científicas, entre ellas la Universidad de Oviedo, la de Cantabria, la Autónoma de Barcelona, y la de Salamanca, y la Sociedad de Ciencias Aranzadi en San Sebastián.

De entre todas las áreas geográficas en las que se ha llevado a cabo la investigación, «Asturias es uno de los lugares con más evidencias», afirma Esteban Álvarez, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Salamanca e investigador en la cueva de Tito Bustillo. «Ya se sabía que existían este tipo de artefactos, pero no se sabía a partir de qué cetáceo estaban hechos», explica, y «ahora sí sabemos cuál era el esqueleto o a qué tipo de ballena pertenecían».

En concreto, el hallazgo revela que en Tito Bustillo estos huesos procedían del cachalote; en el caso de La Viña, tanto de cachalote como de ballena gris; en La Paloma era también cachalote y en Las Caldas, el yacimiento donde se ha documentado «un mayor número de especies», se han encontrado de ballena azul, cachalote y marsopa.

Además, buena parte de las puntas que se han analizado proceden del Museo de la Prehistoria de Asturias. «El hecho de revisar colecciones antiguas nos depara ese tipo de sorpresas», concluye el investigador, que se muestra optimista con las aplicaciones que tendrán en el futuro estos nuevos descubrimientos que suponen, sin duda, «el final de una etapa».

Aquellos grupos de cazadores recolectores aprovecharon los «cadáveres de al menos cinco especies» de cetáceos «a partir de aproximadamente 20.000 años» atrás, explica el artículo. Estas fechas «representan, hasta donde sabemos, la evidencia más antigua para el trabajo de hueso de ballena por parte de cazadores-recolectores».

Hubo un momento álgido en la explotación de este recurso natural, hace aproximadamente entre 17.500 y 16.000 años, cuando «la cantidad de evidencia arqueológica aumenta drásticamente y la distribución geográfica de los objetos se expande, abarcando un área entre Asturias y los Pirineos centrales, quizás con una extensión hacia el norte y el este de la cuenca de Aquitania». La mayoría de los útiles son elementos «de armas de caza, puntas de lanza o azagayas». El estudio de los materiales ha permitido identificar las especies de las que se obtuvieron estos huesos, con toda probabilidad, de forma pasiva, de ejemplares varados.

• Temas
• Principado de Asturias
• Cueva de Tito Bustillo
• Asturias