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HISTORIAS DEL CAMINO DE SANTIAGO

Oria, la peregrina endemoniada

Salvó San Salvador. En un manuscrito de los siglos XII y XIII se relata el viaje de una joven penitente criada por el diablo desde Aragón a Oviedo

pablo antón marín estrada

Domingo, 20 de junio 2021, 16:56

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Bajo el asfalto y las losas que cubren hoy la ciudad de Oviedo duermen en la memoria las pisadas de los miles de peregrinos que llegaron a visitar al Salvador. Quedan en pie algunos edificios que pisó el primero de los viajeros a Compostela, Alfonso II el Casto, como el templo de San Tirso o la Cámara Santa. También la que hubo de ser la vía principal de acceso a la Catedral, la rúa Gascona, ya citada en documentación del siglo XIII y que sigue llevando su nombre en el tramo bautizado por los hosteleros de la zona como Bulevar de la Sidra. En otros tiempos se extendía por la actual calle del Águila, siguiendo el monasterio de Las Pelayas y en ella se cree que se asentaron para ejercer diversos negocios y oficios gentes de nación gascona, probablemente llegados con la corriente de las peregrinaciones. Por ahí debió entrar Oria, la penitente endemoniada de la que dio noticia el estudioso Juan Uría Riu y sobre la que escribió un hermoso relato Xuan Bello en su 'Historia universal de Paniceiros'.

Su historia la descubrió el sabio asturianista en un manuscrito sobre el traslado de las Santas Reliquias desde Jerusalén a Oviedo redactado entre los siglos XII y XIII. De él, desvela Uría, se conservan dos ejemplares, uno en Cambray y el otro en Oxford, prueba, a su juicio, de la popularidad que gozaba en dicha época San Salvador como lugar de peregrinación. Cita también para ratificarlo que en la baja edad media las comunas flamencas de Gand, Alost, Audenarde, Termonde y Tournai, imponían ese destino como pena civil «a los reos de ciertos delitos». Entre maleantes arrepentidos y devotos auténticos debió venir la bella Oria. Su madre la entregó al demonio con siete meses y éste la crió –se cuenta allí–, con el mayor mimo y rodeándola de toda clase de caprichos y lujos, hasta que cumplió los dieciséis años.

El manuscrito refiere de forma un tanto oscura que a esa edad, el diablo llevó a su pupila a los muros de un convento de monjes negros en Aragón y mientras la dejaba allí fuera para entrar a perturbar el sosiego de los frailes, Santiago se le apareció a la joven, imprimiéndole el signo de la cruz en la yema del índice derecho. Cuando el demonio regresó, vio la marca del apóstol y creyendo que éste se la quería arrebatar se introdujo en el cuerpo de Oria. «Es mía, yo la crié y cuidé durante dieciséis años ¿cómo voy a perderla?», comenzó a gritar a través de ella. Los monjes, alertados por las voces que escuchaban, salieron y se encontraron a la muchacha retorciéndose en el camino en medio de violentas contorsiones, al tiempo que les lanzaba toda clase de maldiciones. Entendieron que había sido poseída por el maligno y cuando el prior se dispuso a expulsarle rociándola con agua bendita, el diablo le respondió que solo saldría de allí ante Santiago, que lo había retado, o ante el mismo San Salvador. Relata Uría que los frailes, aprovechando un momento en que el demonio abandonó el cuerpo de la chica, le facilitaron escarcela y bordón, para encaminarla a Oviedo.

No sabemos el itinerario que siguió la peregrina, aunque en el manuscrito se cita Santayana, en tierras cántabras, donde se encontró con cinco caballeros de Jaca que le entregaron un pan para dar otras tantas limosnas en honor de las llagas de Cristo. Esa muestra de piedad le sirvió para librarse de las tentaciones del demonio que la esperó al pie de cinco puentes, el último sobre el río Nora. Al parecer, no era solo una disputa con Santiago por haber la bendecido, sino que su antiguo criador se había enamorado de ella. Así lo expresó él cuando Oria llegó a la Catedral y se postró ante la imagen del Salvador y fue a venerar las Santas Reliquias. El diablo intentó volver a apoderarla, pero un canónigo lo rechazó colocando una estola sobre la cabeza de la joven. «Yo la alimenté, le puse nombre y le enseñé mis artes. Tanto la amo que no puedo dejarla», vociferó por su garganta, mientras el cuerpo de la penitente se hinchaba y sacudía.

Durante varios días se repitió la lucha entre el canónigo y el demonio, hasta que el primero resolvió utilizar la Cruz de los Ángeles para ahuyentarlo definitivamente. Oria quedó liberada de la posesión y acabaría convirtiéndose en una vecina más de Oviedo. Ya anciana, se sentaba a la puerta de la Catedral a ver llegar los peregrinos y relataba a los niños sus andanzas como endemoniada, de cuando viajaba acompañando al diablo por ciudades como Roma o París o sola, sobre las nubes, para arrojar tormentas en los campos. Y mostraba a todo el que se lo pidiese el dedo con la señal de Santiago.

«Deberíamos trabajar todos en el mismo sentido en favor del Camino»

José Luis Galán, presidente de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago

P. A. M. E

«Nuestra asociación lleva trabajando en el reconocimiento del Camino a Santiago en Asturias desde el año 1990, cuando nadie nos hacía caso y parecíamos una especie de pedigüeños», resalta José Luis Galán. Desde entonces han cambiado mucho las cosas: «Este Jacobeo 2021-2022 es una buena ocasión para poner en valor la importancia religiosa, histórica y turística que ha tenido la ruta jacobea en nuestra ciudad y en el Principado», celebra. La iniciativa Oviedo 'Origen del Camino' cree que «favorecerá el aumento de peregrinos que pasen por aquí». También que el Gobierno de España haya decidido hacer en la ciudad la presentación oficial de la campaña con presencia de la Ministra de Turismo ha sido para él una excelente noticia. «Desgraciadamente todavía queda mucha gente en Oviedo que desconoce la transcendencia que tuvo el Camino en el desarrollo urbano de la ciudad desde la Edad Media. De ella quedan vestigios en nombres como el de Santiago de la Manjoya, la rúa Francisca o la Gascona, donde se asentaron colonos que llegaron aquí como peregrinos», relata Galán. Y recuerda que «el Jubileo de la Catedral, que se celebra desde la Exaltación de la Santa Cruz el 14 de septiembre hasta el 21, día de San Mateo, es otra muestra de esa huella, pues las fiestas locales tienen su origen en los agasajos que se hacían para recibir a los peregrinos en esas fechas».

Celebra el presidente de la Asociación Astur-leoesa de Amigos del Camino de Santiago que «actualmente contamos en Oviedo con un buen albergue y se han abierto otros privados, prueba de la demanda que hay. El estado general de la ruta Primitiva es bueno, aunque la de la Costa, a pesar de su tirón, aún presenta carencias. Deberíamos trabajar todos en el mismo sentido para arreglarlas».

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