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Covadonga, llenazo en el corazón de Asturias
Covadonga. Los atascos, la escasez de aparcamiento y la falta de cobertura lastran el futuro de uno de los grandes emblemas del turismo asturiano, con un millón y medio de visitantes al año
AZAHARA VILLACORTA
Domingo, 15 de agosto 2021, 01:47
A la Santina que no nos la toquen», bromea (y no bromea) el alcalde de Cangas de Onís, el popular José Manuel González Castro, cuando se le pregunta por Covadonga, la joya de la corona del turismo asturiano, que cada año suma un millón y medio de visitantes presa del inmovilismo y sin un plan a la vista que la libere del colapso que, verano tras verano, hace que llegar hasta allí se convierta en una auténtica odisea. Sin duda, asevera el presidente de Incatur, la Asociación de Empresarios de los Picos de Europa, Saúl Pascual, «el recurso turístico más importante de Cangas y de Asturias por todo lo que ha significado y significa».
Así lo asegura también el blog turístico oficial del Principado, que acaba de publicar una 'Guía para visitar Covadonga, los lagos y alrededores' para promocionar «un destino único», «uno de esos lugares que tienes que visitar al menos una vez en tu vida, y que cuando estés allí no querrás irte, y por supuesto volverás. Es decir, es uno de esos espacios inolvidables, irrepetibles, únicos, y que te dejan eterna huella. Vuelves y vuelves, y no te cansas. Cada vez es diferente». Un optimismo desbordante que ya ha sido contestado por muchos de quienes han visitado el enclave este verano: «Lugar maravilloso al borde del colapso», «Es de tal magnitud la masificación que se convierte en desagradable la estancia, en esta época estival sobre manera», «Muy decepcionado por la masificación de gente», «Agosto es imposible. Los sitios famosos asaltados por mareas humanas (con nuestros respectivos vehículos). Imposibilidad de aparcar y comer». «No sé para qué hacéis tanta publicidad. Para lo único que sirve es para deteriorarlo más».
Confirma las impresiones de los internautas el abad del Santuario, Adolfo Mariño: «Este año, la afluencia de gente está siendo tremenda. Por aquí están pasando miles de personas cada día». Porque, además, cuenta que «la pandemia ha marcado un punto de inflexión»: «Estamos desbordados en la atención de la gente... porque todo esto que hemos vivido tan mal, muchas veces con miedo, ha provocado que muchas personas hayan hecho ofrendas a la Virgen. Ha habido muchas promesas que han convertido ir a Covadonga en una cita obligada como acción de gracias».
Pero, para darle las gracias a Reina de nuestra montaña, llevar un coche a bendecir o presentarle a un recién nacido, antes hay que poder aparcar, «el tema de toda la vida, que no es fácil solucionar», recuerda el abad.
«El gran problema que tenemos en Covadonga es que el aforo para los coches es muy pequeño. Las plazas de aparcamiento son pocas. Entonces, lo que hace mucha gente es estar constantemente dando la vuelta, la Policía los invita a bajar porque aquí no hay espacio... Esa es la gran dificultad que tenemos», resume el abad, que ofrece un diagnóstico muy claro: «Nadie sabe cómo atajar esta situación. Nadie sabemos dar una respuesta a los accesos a Covadonga. Porque la solución puede ser un funicular, un tren cremallera, los autobuses, un gran aparcamiento... Pueden ser muchas cosas, pero no tenemos ninguna propuesta sobre la mesa. No hay ningún proyecto. Es complicado, pero aquí hay un Patronato donde el Principado, el Ayuntamiento y la Iglesia tienen que reunirse y valorar las propuestas cuando las haya. Hay que sentarse y ver qué significa un tren cremallera o un funicular, qué es mejor para el peregrino y para el propio Santuario».
Mariño se refiere a que, en el tramo final de la pasada legislatura, el entonces consejero Fernando Lastra recuperó tras una década el proyecto del remonte mecánico desde la finca de Les Llanes, una especie de funicular que conectaría esa zona de parking con la parte trasera de la Escolanía. La inversión en la infraestructura, de 272 metros y con capacidad para 1.200 viajeros a la hora, fue entonces estimada en doce millones de euros.
«No supimos más del remonte», explica Mariño. Una idea con partidarios como el director del Gran Hotel Pelayo, Juan González, uno de los principales establecimientos hoteleros de la zona, al que la escasez de aparcamiento le causa no pocos quebraderos de cabeza: «Nosotros, como empresa que, al final, está para dar trabajo a la gente y obtener un rendimiento de eso, nos vemos afectados, porque mucha gente viene a comer y no tiene dónde aparcar».
Y, si hablamos del acceso a los Lagos, su opinión es que «es normal que no se pueda acceder en vehículo, pero hay unos atascos tremendos. Entonces, habría que mejorar la información. Porque la información general que hay es que, a partir de las 8.30, se baja la barrera para vehículos, ¿pero qué pasa? Que arriba hay una capacidad máxima para 250 coches y ahora, en verano, a veces una hora antes está bajada la barrera y esto supone unos atascos terribles porque todo el mundo se para a preguntar cómo sube, si se puede subir o no... Y eso complica también mucho el acceso al hotel. Así que el acceso a los Lagos mediante teleférico podría ser algo muy atractivo. Ya hay otras infraestructuras similares que realmente funcionan muy bien. Está el teleférico de Bulnes, el del Teide... Y, como el acceso sería desde más abajo, también eliminaríamos bastante tráfico, lo que nos ayudaría con nuestros clientes habituales».
Desde que hace tres años volviese a estar sobre la mesa la posibilidad de construir un tren cremallera a los Lagos, también el equipo de Gobierno municipal se ha erigido como firme defensor del proyecto, planteado ya bajo la presidencia de Marqués en los 90. «El futuro no son cincuenta autobuses en la carretera», afirma el alcalde. Una opinión compartida por Saúl Pascual: «Está claro que el plan de transporte es coyuntural, dentro de diez años no vamos a subir en autobús».
Pero ese equipamiento está vedado por el plan rector de uso y gestión (PRUG) del Parque Nacional, que prohíbe hasta en dos artículos ese tipo de construcción, aunque, según precisan desde la consejería que lidera Alejandro Calvo, «eso no significa que si una infraestructura se considera de interés general dentro de los instrumentos de planificación del Principado y cumple con la legislación vigente en materia medioambiental no pueda ser autorizada de manera extraordinaria».
De momento, los empresarios de la zona se conformarían con que llegase la fibra óptica, reclama Juan González: «Aquí la cobertura es muy mala. De hecho, si no eres de Movistar, estás muerto. Te puedes conectar a internet a través del wifi, pero no puedes hacer una llamada normal por teléfono. En pleno siglo XXI».