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Grupo de mineros con el puño en alto en 1934, a la entrada del Pozo Entrego de Nespral y Cía. ARCHIVO MONTEPÍO DE LA MINERÍA

La cultura minera, patrimonio de las entrañas de la tierra

La industria hullera ha marcado más de siglo y medio de la historia de Asturias. Ahora, el Principado busca el reconocimiento de ese legado

Domingo, 29 de diciembre 2024, 01:00

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La industria del carbón ha marcado la historia asturiana durante más de siglo y medio. Y con ella su economía, la sociedad, el entorno y, en definitiva, la vida de la región, especialmente en las cuencas hulleras. En fechas recientes el Gobierno del Principado recogía la propuesta del SOMA-Fitag-UGT para el reconocimiento de la cultura minera como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial y anunciaba también la intención de promover una cátedra de la misma materia en la Universidad de Oviedo. Serán dos pasos fundamentales para preservar ese legado.

El secretario general del sindicato, José Luis Alperi, explica a este diario que «la cultura minera es un elemento singular y específico de las cuencas que hay que salvaguardar, a modo de homenaje y respeto a quienes crearon este legado y que no es solo una profesión, es una identidad y una manera de vivir en los territorios y pensamos que si no se conserva corre el riesgo de desaparecer». En ese sentido considera que su declaración como BIC «es una herramienta que nos permite conservarlo» y considera «un hito» el anuncio de la Consejería de Cultura de crear una Cátedra de la Cultura Minera en la Universidad de Oviedo: «Un paso importante que va en la dirección correcta, estamos muy contentos», valora. La historiadora y vicerrectora de Extensión Universitaria Pilar García Cuetos apunta que la declaración «no sería un hecho excepcional. Muchos lugares del mundo, de Reino Unido a Bolivia, han reconocido su cultura minera. En nuestro caso ha ayudado a definir el territorio, tenemos un patrimonio material muy destacado y éste no se podría explicar sin el inmaterial: tradiciones, usos, la lengua, las maneras de relacionarse, la organización obrera y el famoso 'dame tira' e incluye también el patrimonio de técnicas que se pierden con la desaparición de la minería. Toda esa cultura es importante documentarla y preservarla», opina.

La riqueza albergada en el subsuelo de Asturias ha sido explotada desde la más remota antigüedad, como lo prueban las minas de cobre prehistóricas del Aramo o las auríferas que atrajeron el interés de las legiones romanas a las tierras de los ástures y que acabarían siendo el gran filón de oro del Imperio. Empresas de capital extranjero, belgas y británicas principalmente, impulsarían en la segunda mitad del siglo XIX la explotación de la hulla en la región. El relato que entonces comenzó a escribirse dejaría episodios transcendentales como la consolidación de un movimiento obrero organizado y combativo, el auge del carbón con el cierre de mercados en la I Guerra Mundial, la célebre 'huelgona' del 17, octubre del 34 o la guerra civil, para acabar en un horizonte que llega a nuestros días con la creación de Hunosa en los años 60 y la crisis del sector que irá abocando al cierre progresivo de las explotaciones: la última, el mítico Pozo Nicolasa.

La huella más evidente se encuentra en el paisaje, de las torretas de los castilletes a las barriadas obreras o las escombreras

Una historia así de sucinta y apresuradamente resumida, desde luego no hace justicia a la impronta que ha dejado la cultura minera en nuestra comunidad. La huella más evidente se encuentra en el paisaje, de los castilletes que jalonan los valles hulleros a las escombreras o las barriadas. Más de siglo y medio de actividad ha generado un importantísimo patrimonio arqueológico industrial que constituye uno de los principales activos de este legado. En las últimas décadas se han creado diversos equipamientos e iniciativas para atraer el turismo cultural como el Museo de la Minería (MUMI) de El Entrego, el Ecomuseo Valle de Samuño o el Pozo Sotón.

Entre las muestras inmateriales del legado minero, seguramente la que ha perdurado más firme en el tiempo y en la propia mentalidad de la gente ha sido la de la solidaridad, un lazo colectivo que sirvió para hacer frente a una realidad llena de adversidades y a fomentar la conciencia de clase y la organización como herramientas de lucha.

Como no podía ocurrir de otra manera con una forma de vida tan arraigada y conformadora de una identidad propia, la cultura minera ha producido un patrimonio no menos notable que el material en el folklore popular o en la creación musical, literaria y artística. La canción minera es en sí un verdadero género con el que se identifica emocionalmente todo el que haya nacido en ese ambiente y en la memoria social suenan con el valor de la tradición asturianadas como 'Si yo fuera picaor' de El Presi o los muchos temas que el cantautor Víctor Manuel compuso, de 'El abuelo Vítor' a 'La planta 14', y los que popularizó Nuberu a lo largo de toda su carrera: de 'La mula torda' y 'El chamiceru' a 'Dame tira'. Lugar aparte merece 'El pozu María Luisa', verdadero himno universal de los mineros asturianos. También la lengua asturiana ocupa un espacio destacado en esa cultura con el vocabulario específico que toca todos los ámbitos de la actividad hullera. Un patrimonio que al que toda la sociedad asturiana debe contribuir a reconocer y preservar.

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