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El Hespérides cumple 30 años en Gijón

El Hespérides cumple 30 años en Gijón

Aniversario. Con cuatro asturianos a bordo, entre ellos el jefe de Operaciones, el buque de investigación oceanográfica prevé atracar esta mañana en El Musel, donde desembarcará el personal científico y técnico

AIDA COLLADO

Domingo, 16 de mayo 2021, 09:36

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No es la primera vez que atraca en El Musel. El Hespérides y Gijón se conocieron ya en 2003, con motivo de una campaña científica en el Cantábrico. Pero, en esta ocasión, la llegada a la ciudad del único buque oceanográfico español diseñado para efectuar investigación científica multidisciplinar en todos los mares y océanos del planeta -que ahí es nada- es, a todas luces, especial. Porque hoy cumple treinta años. Tres décadas en las que, fruto de la colaboración entre los ministerios de Defensa y de Ciencia e Innovación, se ha situado en una posición de liderazgo en la flota científica española, ganada a pulso por su elevada actividad en la Antártida. Es pues un día especial para todos los tripulantes del Hespérides, pero, muy especialmente, para los cuatro asturianos que, tras un año tremendamente duro, hoy vuelven a casa.

En la dotación, hay un contramaestre, figura clave en el barco y quien dirige las maniobras en cubierta, y un suboficial administrativo (en la oficina de personal) que son de Gijón. Un marinero mecánico, encargado de mantener las máquinas en perfecto funcionamiento, de la cuenca minera. Y de coordinar las actividades entre el personal científico y el comandante (máxima autoridad del barco) se encarga el jefe de Operaciones, que es de Grado.

Este último, el Teniente de Navío moscón José David González Álvarez, «con ascendencia vaqueira por parte de madre», asesora al comandante, es el responsable de las comunicaciones del Hespérides y, también, de que pueda atracar hoy en Gijón con seguridad. Se trata de un puesto, reconoce, «exigente», que desempeña con 25 años de carrera militar a las espaldas. «Entré en 1996, embarqué en el patrullero Mouro, en El Musel, para hacer la mili. Y hasta hoy», cuenta.

Está, como sus compañeros, ilusionado con el aniversario del buque. «Cumplir treinta años sirviendo a España y a su ciencia es un orgullo para todos los que hemos sido partícipes», reconoce. Han pasado muchos inviernos europeos, muchos veranos antárticos, desde la entrega del Hespérides a la Armada, pero continúa siendo uno de los que más horas de navegación suma cada año. Lleva un total de 25 campañas oceanográficas en la Antártida, casi una al año. En 2006 y 2007, además, puso rumbo al Ártico, convirtiéndose en el primer buque español en realizar campañas científicas en ambos polos. Y en 2010 alcanzó uno de sus grandes hitos: circunnavegó el mundo, tomando durante siete meses más de 40.000 pruebas científicas. Aunque, si se atiende a la distancia recorrida, cada año registra las millas equivalentes a una vuelta y media a la Tierra.

Ahora, llega a Gijón como última parada del proyecto 'Transmow', que comenzó en Barcelona el 28 de abril y se centró en el estudio de las corrientes de agua del Mediterráneo, en su recorrido hasta el Cantábrico. «En frente de la playa de San Lorenzo tenemos agua del Mediterráneo», apunta divertido el jefe de Operaciones. Aquí, desembarcará el personal científico y técnico que ha llevado a cabo el proyecto, así como el material empleado durante la campaña, aunque debido a las restricciones por la covid los asturianos no podrán disfrutar de una jornada de puertas abiertas. Mañana, el Hespérides saldrá de nuevo al mar, con rumbo a su puerto base, Cartagena, adonde llegará el 21 de mayo.

Comenzarán entonces las labores de mantenimiento de un barco que es, a la par, una pequeña ciudad flotante, con 350 metros cuadrados de laboratorios. «Cada miembro tiene unos cometidos muy concretos y todos somos piezas únicas para que el barco funcione como el engranaje de un reloj y podamos cumplir los objetivos que se nos encomiendan. Tratamos de ser lo más autónomos posible», pormenoriza el Teniente de Navío. «El panadero, que se levanta a las dos de la mañana para trabajar, es tan necesario como el jefe de Operaciones», abunda. Tienen, para sus ratos de esparcimiento, biblioteca y gimnasio.

Pero no ha sido un año fácil. «Personalmente, puede que haya sido el más difícil de todo el tiempo de servicio que llevo», reconoce. Pese a los esfuerzos para mantener el buque libre de covid, un brote dio al traste con la campaña en la Antártida, contagió a la mayor parte de la tripulación y se cobró una víctima. Pero no se han amilanado y ya se están preparando para cuando se les encomiende de nuevo la misión de navegar a las dos bases antárticas españolas, la Juan Carlos I y la Gabriel de Castilla. «Claro que tenemos ganas de retomarlo, somos el buque más capacitado para hacerlo, el más longevo y el que tiene más capacidad para navegar entre hielo», explica.

El jefe de Operaciones no pierde el humor, pese a ser «el que menos duerme del barco». Se le notan las ganas de arribar a Gijón y ver a su madre, tras año y medio sin poder hacerlo a causa de la pandemia, y a sus hermanos. La distancia pesa, cada vez más. Y no es lo mismo viajar al polo estando soltero, como en su día hizo, que con sus dos hijas esperándole en La Coruña. Pero la vocación de servicio puede con todo.

«Solo cuatro años después de entregarse, el Hespérides ya obtuvo el título de gran instalación científica, por todo lo que hace en pro de la ciencia. Es nuestra razón de ser. Si nos mandan servir a la ciencia, lo hacemos propio. Nuestro compromiso nos empuja permanentemente». Sea donde sea. Aunque, a sus ojos, «la costa verde es la más guapa del mundo. ¡Qué bonitos se ven los Picos de Europa desde el mar!».

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