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Historia. La Casa Frassinelli, que pronto albergará un museo, debe su nombre a uno de los personajes más relevantes del lugar, el alemán de Corao. Fotos: Pablo Nosti
CAMÍN DE LOS SANTUARIOS

Un paisaje humano y natural escrito en la caliza por el pasado

Aventura y leyenda. Del sepulcro vacío de don Pelayo al Corao de Frassinelli y un fin de etapa cerca de un pequeño rinoceronte fosilizado con 45.000 años

Domingo, 23 de julio 2023

La historia sigue definiendo el paisaje por el que reanudamos el Camín de los Santuarios con la evocación de los tiempos envueltos en la leyenda de las crónicas y los huecos que faltan en ellas sobre la tierra que vio surgir el Reino de Asturias. Salimos del kilómetro Cero de toda esa epopeya en Covadonga y si el viajero tiene un cierto entrenamiento montañero impregnado de cierto espíritu épico puede sustituir el itinerario oficial por la subida hasta la Cruz de Priena para contemplar en la cima una impresionante panorámica del Real Sitio y del Monte Auseva, donde el mito sitúa la gesta de Pelayo. Desde allí puede seguir hasta Abamia y Corao, para enlazar con el resto de la etapa. Con la aventura y la provechosa caminata se perderá la visita a una de las joyitas monumentales de la zona, no demasiado conocida, la capilla de Santu Mederu en Isongo.

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Situada en medio de una pradera y rodeada de vistas privilegiadas, la singular arquitectura de esta pequeña iglesia rural, edificada en el siglo XVIII, muestra un espacioso pórtico sostenido en dos sólidas columnas que cierra el muro de la espadaña con campana, tan característico de la zona y en su interior alberga una interesante muestra de pinturas murales del barroco popular, junto a un retablo del santo del mismo estilo y una bóveda estrellada que conecta en las claves de los arcos con motivos astronómicos y místicos. Es la visión piadosa de las alturas celestiales, pero también la que cualquier paseante nocturno podría tener del firmamento despejado allí en una velada de verano.

Capilla. La dedicada a San Roque, en Benia de Onís.

Como en la bóveda de Santu Medero debió ver muchas noches el cielo espectacular de los Picos de Europa el vecino más famoso de nuestra próxima parada, Corao. La Casona de Roberto Frassinelli, impresiona hoy al que la ve en pie como debió de hacerlo para los aldeanos de Corao cuando se estableció allí a mediados del siglo XIX tras casarse con una joven de familia hidalga local, Ramona Dominga Díaz. Su primer contacto con el lugar en el que iba a residir hasta su muerte fue a través de otra saga familiar notable, la de los Miyar, en la librería que éstos regentaban en Madrid. Los Millar formaron en Corao una estirpe de relojeros artesanos e ideas avanzadas en la que creció Benjamina Miyar, la fotógrafa protagonista del premiado filme 'Calle del Agua', de Celia Viada Caso. A Frassinelli, el Alemán de Corao, además de notables pesquisas arqueológicas en toda la región, se debe el diseño de la Basílica de Covadonga, que no pudo dirigir por carecer de titulación académica como arquitecto, aunque sí se le permitió hacerlo en las obras de la cripta.

Desde su retiro cangués, el Alemán fue pionero en disfrutar de la belleza de las alturas del Macizo de Picos, donde llegaba a pasar semanas recorriendo las centenarias sendas de los pastores y bañándose en el agua cristalina de sus regatos y pozas.

Benia. La estatua homenaje al Pastor de los Picos.

Una de las rutas actuales que parte de Corao lleva su nombre y nos lleva hacia otro de los enclaves emblemáticos del espacio donde nació el Reino de Asturias, la iglesia románica de Santa Eulalia de Abamia. La fábrica que hoy vemos es del siglo XII, pero hay constancia de un templo anterior probablemente del siglo VIII. En su interior permanecieron sepultados varios siglos don Pelayo y su esposa Gaudiosa. Como la Iglesia de Santa Cruz de Cangas de Onís, su emplazamiento tampoco parece casual, ya que en entorno hay localizado un conjunto dolménico. Tres tejos centenarios a su vera, parecen también acreditar que durante bastante tiempo la devoción cristiana y los vestigios del paganismo siguieron marcando el carácter sagrado del lugar.

Más cerca de la meta. Señalización del Camín de los Santuarios.

Hermosas muestras de la arquitectura rural de la zona, popular y palaciega, vamos a encontrarnos a nuestro paso por Corao Castiellu y por Intriago, antes de llegar a Mestas de Con, con sus tres puentes sobre el río Güeña, el primero, a la entrada, recibe al visitante con una estructura de inequívoco origen medieval. Con la vista en los verdes pastos y los montes de Gamonéu, donde pasan el invierno las vacas y la reciella que darán su leche a uno de los quesos más estimados del mundo, entramos en tierras de Onís. En Benia, la capital, una escultura de la artista Carmen Castillo rinde merecido homenaje a la figura del pastor de estos puertos, los verdaderos artífices del paisaje que ahora disfrutan miles de visitantes cada verano y que a veces se olvida. Que el elemento humano no llegó ayer a estos valles lo certifican cuevas con pinturas rupestres como las de Pruneda y Soterraña. Otra como la de La Peruyal en Avín brindan uno de los tesoros más insólitos de este patrimonio natural, el de una cría de rinoceronte fosilizada de hace 45.000 años. El Centro de Interpretación de la Fauna Glacial de Avín es parada obligada para conocer algo más del pasado más remoto de estas tierras. Un magnífico lugar para poner fin a nuestra etapa.

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