Marisa Valle Roso: la voz que reivindica a la mujer asturiana
Una artista en continua evolución que busca lo auténtico pero que prueba con la transformación
Un cuarto de siglo ha pasado desde sus inicios en la música. Hace años que vuela sola aunque junto a su hermano Fernando dio más de un paso, probó fusiones y unió su nombre a algunos de los grandes como Ana Belén, Miguel Ríos, Serrat, Rozalén o Estopa. Pero Marisa Valle Roso hace tiempo que se atrevió a dar pasos ella sola y pasito a pasito ha ido escalando en este difícil pero apasionante mundo de la música.
Langreana, de 1987, se formó en la tonada asturiana, primero al abrigo de Alfredo Canga, junto a su hermano y también en colaboración con el gaitero Pablo Carrera, el pianista Xaime Arias y el guitarrista Rodrigo Sturm, entre otros muchos referentes. De todos ellos ha ido aprendiendo.
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Con tan solo 16 años ganó varios concursos de tonada en la categoría juvenil. Y con la mayoría de edad se hizo con distinciones ya más acordes a su nuevo tiempo vital. Ahora suma un éxito más con el premio que EL COMERCIO le concede en la categoría de Cultura, «un honor y un lujo» que la asturiana recibe con «muchísima emoción» y que, reconoce, supone «un empujón». Porque, como ha declarado, es difícil no decaer en la carrera de la música y la cultura y es muy satisfactorio «sentir que te dicen: 'Aquí estamos apoyándote'».
Un premio que reconoce toda una carrera musical arraigada a sus raíces, mezclando el folclore con los sonidos más contemporáneos y contando historias que hablan de memoria y compromiso con la sociedad asturiana.
Y es que se confiesa partidaria de que el folclore evolucione con el pueblo por lo que proclama la necesidad de experimentar nuevas formas. Cantante, compositora y mujer comprometida ha sabido plasmar todas estas inquietudes en sus trabajos. Si en 2016 visibilizó la minería en 'Suena la mina', con temas de Víctor Jara, Violeta Parra y Camarón, dos años después alzó su voz contra la violencia machista en 'Títere o esclava'.
En 'El tren de la libertad' recuerda uno de los grandes movimientos feministas de la historia de este país, con gran protagonismo en Asturias. Y este mismo escenario es el que utiliza para dar vida a 'Cenicientes del carbón', su último trabajo, un auténtico himno reivindicativo a favor del papel que las mujeres asturianas tuvieron durante la Huelgona del 62.
Le sirven a la langreana sus composiciones para mostrar su compromiso y solidaridad hacia los más desfavorecidos y de forma especial pone su énfasis en el rol poco valorado pero esencial de las mujeres asturianas a lo largo de la historia. «No encuentro mayor inspiración que la de las mujeres de esta tierra, tan fuerte y reivindicativa». Entonces aprovecha para experimentar nuevos sonidos, nuevos ritmos, sin dejar de lado sus raíces y sus tintes poéticos, pero con un toque más pop incluso, en ocasiones, se atreve a probar con sones electrónicos.
No se cierra el círculo porque le queda mucho aún por mostrar al mundo, pero sí asegura que en su nuevo trabajo regresa a sus orígenes, una mirada al pasado que la fue catapultando poco a poco. En común siempre las emociones, las vivencias, los recuerdos, auténticos motores de todas sus composiciones e interpretaciones. Sus propuestas son siempre un regalo porque plasman el discurrir de la propia región a la que se siente indisolublemente unida.
Es Marisa Valle una artista en constante evolución, que busca lo auténtico pero que prueba con la transformación y el riesgo y la denuncia. Al igual que las mujeres a las que defiende y a las que visibiliza, ella tampoco «se rinde». Por eso sigue dando pasos y sigue experimentando nuevos lenguajes. Para avanzar en la música, para avanzar en la cultura. Para avanzar en la vida.