San Roque marca la senda a las puertas de la villa que no tiene patrón
A UN PASO DEL CAMÍN ·
Histórica puebla. Fundada por Alfonso IX de León, atesora su legado jacobeo con cifras de récord de afluencia de peregrinosPABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Domingo, 2 de octubre 2022, 13:59
Aun paso del Camín, San Roque peregrino, con su perro, en la ermita que lo venera a las puertas de Tineo, recibe a los romeros jacobeos que llegan de pasar La Espina. Esta tarde tiene visita. María Abad, su hermana Inés y Josefina García vienen en taxi desde la villa para rezarle a su patrón. «¡Cómo no vamos a ser devotas del santu! Subimos todos los miércoles a la misa que se hace aquí! Y el día de la fiesta sube todo Tineo. Se llena todo el campo que da gloria velo!», proclama María, la más habladora del grupo. Con la misma vehemencia responde sobre el paso de los que van a Santiago: «¡Claro que los encontramos! ¡Si no hay día que no pase algún! Vienen hasta de la China». Allí, a la entrada de la capilla, nos espera Laureano García, presidente de la Asociación Astur-Galaica de Amigos del Camino Interior. Él pone cifra a ese reguero de caminantes, cada vez más caudaloso, que trae aquí el Camino Primitivo. «En 2019, antes de la pandemia, contabilizamos 14.000 peregrinos y este año se superó con creces, calculamos que fueron alrededor de 15.000. Es un número considerable y una muestra del potencial que tiene esta afluencia, especialmente, en una zona como la del interior del Occidente, tan abandonada. Solo en el concejo hay pueblos como Campiello o Borres que viven prácticamente del Camino. Se abrieron albergues privados, hay bares y tiendas que funcionan gracias a eso. Es lamentable que algunos todavía no vean el valor de este recurso», expresa.
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Acerca del simbolismo que encierra esta pequeña capilla de San Roque, García comienza recordando que «fueron con toda seguridad peregrinos franceses quienes trajeron su culto, que está extendido por el Camino a Santiago en toda Asturias. En esta villa, concretamente, es una muestra de la importancia que tuvo en su origen y desarrollo de la ruta jacobea». Recuerda la concesión de su Carta Puebla por Alfonso IX de León en 1214 y el privilegio que el mismo monarca concedió al monasterio de Obona para que los viajeros jacobitas pasaran obligatoriamente por el cenobio, hace ahora 800 años. «En el siglo XIII, se fundó el Hospital de Mater Christi, del que se conserva una capilla y parte de sus contrafuertes en la calle Mayor. El albergue público que gestionamos se llama así, como la antigua hospedería», apunta. Desde el Campo de San Roque, avanzando por el Paseo de los Frailes y entrando en el casco viejo de Tineo por el Picu la Villa, la ruta actual se desvía frente al templo parroquial de San Pedro para seguir hasta este equipamiento, dotado con una veintena de plazas. Antes de visitarlo, el presidente de la asociación jacobea nos recomienda aprovechar el último día de la temporada de verano en que está abierto el Museo de Arte Sacro -ubicado en el interior de la iglesia- para conocer la notable colección que atesora.
Impulsado por la Fundación Valdés Salas, el museo expone imágenes talladas en madera de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco, recuperadas por párrocos de San Pedro desde los años cincuenta. Adrián Bueno, un joven historiador e investigador tinetense de la Universidad de Oviedo, es el guía oficial desde hace dos veranos. Con rigor y pasión, nos va desvelando cada una de las joyas reunidas en la Capilla de Merás del templo, que fue convento franciscano. Son todas piezas procedentes de la zona y en el conjunto se pueden ver tanto ejemplos de arte culto como popular. Entre las primeras, una hermosa talla románica de la Virgen de Bébares o las tres figuras salvadas del esmerado Calvario de Pozón, del mismo periodo. Junto a ellas, la gracia y la expresividad de los artesanos rurales que esculpieron sus obras para la fe de sus convecinos, entre las que ocupan un espacio destacado sendas imágenes de Santiago peregrino y de San Roque, con idénticos atributos jacobeos. Son la prueba más evidente del legado del Camino en el concejo y esta sala, si no lo es, debería ser visita obligada de quienes hoy lo recorren a su paso por la villa.
En el patio del albergue municipal Mater Christi, situado en el barrio del Viso, dos peregrinas de muy distinta procedencia comparten el momento del descanso tras la caminata de la jornada. En una mesa, con un café en la mano, la zaragozana Ana Muñoz escribe en su diario. «Ya he hecho el Camino Francés. En esta ocasión, me decidí por el Primitivo y me está encantando. Cada día anoto en mi cuaderno las impresiones del viaje. Es como una manera de conversar conmigo misma, aunque procuro disfrutar de la compañía de la gente que me voy encontrando por la ruta», explica. Cerca de ella, Vanora Chiang enjabona algunas prendas de ropa en el lavadero del recinto. Viene de algo más lejos, desde Hong Kong, y comenzó el Camino de la Costa en Hendaya para desviarse a Oviedo y continuar por la vía interior. Mañana, ambas seguirán hacia Santiago tras dejar Tineo, a un paso del Camín.