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Gijón.En el Hospital de Cabueñes, muchos de sus trabajadores se unieron al tributo mientras los acompañaban las sirenas de las ambulancias. PALOMA UCHA

Última ovación a los héroes de la pandemia

Reconocimiento. Tras dos meses de homenaje a los trabajadores que han luchado en primera línea contra el virus, ayer se puso el broche a los aplausos con un gran tributo sonoro que resonó en toda Asturias

ANA RANERA

Lunes, 18 de mayo 2020, 01:57

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Los aplausos se silencian porque el ruido ha vuelto a las calles y la vida empieza, aunque con mucha prudencia, a tomar otra vez pueblos y ciudades. Ayer sonó la última gran ovación a los verdaderos héroes de esta pandemia tras dos meses de tributo diario. Porque, aunque cueste creerlo, han pasado ya más de sesenta días desde que aquel primer aplauso atronó para dar fuerza, ánimo y reconocimiento a todos esos trabajadores que empezaban, por aquel entonces, su lucha en primera línea para conseguir que saliéramos victoriosos de la batalla contra el coronavirus.

Fue el 14 de marzo, a las diez en punto de la noche, esa primera cita que congregó en ventanas y balcones esparcidos por la geografía española a un país que, con miedo e incertidumbre, comenzaría al día siguiente su vida confinada. Después de aquella primera ovación, la cita se adelantó a las ocho de la tarde para que así también los pequeños de la casa pudieran participar. Y, ya con el nuevo horario establecido, se hizo tradición. Los ánimos no decayeron durante las semanas de confinamiento total, en las que los aplausos se sucedieron cada tarde con la misma fuerza, acercando a los vecinos -muchos hasta entonces desconocidos- por encima de ideologías y procedencias; convirtiendo ese momento en el único posible de socialización, que hizo que incluso nacieran, de ventana a ventana, amistades en los edificios, que se adornaron con mensajes de aliento y solidaridad. Una unión como nunca antes se había visto.

Así que los fieles a este homenaje colectivo no querían que su final fuera una muerte lenta en la que, paulatinamente, perdieran brío las palmadas hasta apagarse definitivamente. Esta emotiva costumbre merecía un homenaje final a la altura de esos profesionales de diversos sectores que han demostrado, inagotables, su capacidad para luchar y resistir también en las peores batallas. Por ese motivo, a través de las redes sociales, se difundió la propuesta de orquestar ayer el último gran aplauso. Un broche de oro a los más de dos meses de trabajo que llevan a sus espaldas tantos y tantos profesionales. «Vamos a brindarles el mejor y más largo homenaje», decía la convocatoria difundida a través de WhatsApp y de Twitter.

Así, en toda Asturias, de Oriente a Occidente, en Gijón, en Oviedo, en Avilés, en el centro de la región y en las cuencas del Caudal y del Nalón, ayer volvió a resonar el agradecimiento emocionado y emocionante. Las localidades asturianas, como las de toda España, prorrumpieron en el aplauso que sirvió como colofón a todas las pequeñas dosis de energía que, cada día a las ocho, los vecindarios ofrecían a los trabajadores.

Incluso los que hacía tiempo que habían desertado de esta rutina por las medidas de alivio volvieron a encontrase con sus vecinos por la ventana y aplaudieron con todas sus fuerzas. Con el orgullo de tener alrededor a tantos profesionales que han redoblado esfuerzos para doblegar al coronavirus por bandera, en la gijonesa calle de San Bernardo sonaba el 'Himno de Asturias', mientras que en el barrio de Laviada volvía a escucharse la ovación como al principio y en la plaza de Europa, donde hacía ya tiempo que escaseaba, sonó también con la intensidad inicial.

Salieron a recibir y a devolver los aplausos los sanitarios del Hospital de Cabueñes, que han estado al pie del cañón durante todas estas semanas y que, aunque aún quede mucho camino por delante, pueden mirar hacia atrás y ver, también con profundo orgullo, el largo trecho y los muchos obstáculos que ya han salvado. Hasta allí llegaron las ambulancias a rendirles un homenaje correspondido por el tributo sonoro de los trabajadores.

En Oviedo también se escucharon con intensidad los aplausos. En las inmediaciones del HUCA se congregó un buen número de trabajadores que, con el brillo instalado en la mirada, recordaban todo el esfuerzo que les había supuesto alcanzar este último aplauso. Y lo mismo hicieron el Hospital del Oriente, en el Álvarez-Buylla de Mieres y en el de Avilés, hasta donde se acercó la alcaldesa de la ciudad.

En la memoria quedan, después de tantas semanas, las palmadas, músicas, vítores y silbatos que rompieron el sigilo de las calles asturianas durante los dos meses en los que un triste silencio reinó. Y es que una idea que había nacido a través de mensajes de WhatsApp logró con creces su objetivo de homenajear a los sanitarios y de unir a los vecindarios, a hombres y mujeres.

Los aplausos de las ocho formarán parte de los recuerdos que se evocarán cuando todo pase. Nadie olvidará que, durante mucho tiempo, cuando el reloj marcaba la hora, miles de manos de los asturianos empezaban a batirse y a extender esa ovación que comenzó siendo para los sanitarios a todos los trabajadores cuyo papel era fundamental.

El homenaje llegó muchos días incluso a las puertas de los hospitales asturianos, gracias a la Policía Nacional y Local, que, haciendo sonar sus sirenas, acercaron la ovación hasta los lugares donde se libraban las luchas más difíciles.

Los aplausos se callan ahora que ya vuelve el ruido a las ciudades, pero, aunque no suenen, que nunca se olvide todo lo que merecen los que siguen siendo los verdaderos héroes de la pandemia.

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