«El mejor regalo sería que el Sporting ganase en Tenerife»

Armando Medina, que mañana cumple 90 años (Gijón, 1932), observa la pared de la derecha de su salón y en ella ve un compendio gráfico de toda su vida deportiva. Hay mucho momento cumbre. Formando con el once del Sporting, disputando un balón a Puskas, saliendo triunfante ante el Madrid, protagonizando un legendario marcaje a Luis Suárez, único 'Balón de Oro' español... «Me decía: 'Armandín, un respiro, déjame dar una'», comenta el cumpleañero con una sonrisa. Aunque le resta importancia al hecho, sentado junto a su mujer Acacia y a su hijo Alejandro, las crónicas de la época destacan la resistencia y el freno con los que se topó el 'crack' gallego cuando enfrentó a este portento físico, centrocampista 'todoterreno' que acabó como lateral, nacido un 30 de septiembre en el barrio de La Calzada.

«Qué casualidad que el Sporting juegue este viernes en Tenerife, el día de mi cumpleaños. Sería el mejor regalo que ganara el equipo», afirma entre la emoción y el deseo, anunciando que «en esta casa somos muy forofos, es algo exagerado, aunque hace tiempo que no vamos a El Molinón». Desde el fallecimiento de su hijo mayor. Pero antes era obligada la asistencia. En el salón de casa se hila una anécdota futbolera con otra. Tantos años, tanta historia, dan para mucho.

Como uno de los pocos jugadores que quedan de los que participaron en la gira del Sporting por México y Cuba de 1953, Medina acoge con una sonrisa y satisfacción la intención del Grupo Orlegi de regresar con el equipo al país azteca el próximo verano. De alguna forma será un homenaje a su generación, que hizo las Américas hace setenta años. «Fue impresionante, había multitudes delante de los hoteles, en los campos, en las carreteras... Nos hacían muchos regalos», rememora. «Espero que al equipo no le pase como a vosotros, que bajamos a Segunda tras el regreso», le pica su hijo con humor.

Aquella tremenda gira, donde algún jugador saboreó la 'Coca-Cola' por primera vez, arrancó en Cuba y se cerró en México. La idea para el verano es visitar solo el país azteca, cuna de Orlegi. Entonces, el Sporting se enfrentó en México al Chivas, al Atlas -propiedad de Orlegi en la actualidad- y a la Selección nacional, con tablas en el marcador. Como anécdota, ese empate de los gijoneses ante México (1-1) provocó sarpullidos en el país. «Los titulares de los periódicos de la época fueron muy duros con México por no pasar del empate ante un equipo del fútbol español», se recuerda en casa, sobre 'La Acerona'.

Con México como parte de su gran viaje, la trayectoria de Medina es la de una leyenda a la que ponen en un merecido primer plano los hechos, debutando con apenas 19 años: 355 partidos, repartidos en 15 temporadas, con 20 goles celebrados. Siempre, por supuesto, como rojiblanco. «Entonces no había sustituciones ni nada», observa su esposa. Mientras, Medina se levanta con cuidado la pernera del pantalón para mostrar la tremenda huella que el fútbol de otro tiempo dejó tatuada en sus dos rodillas. Varias cicatrices las atraviesan, confirmando la dureza de aquellos partidos en los que defendió hasta la extenuación la camiseta rojiblanca frente a los más grandes como Di Stéfano.

«Después de la familia, lo más importante, con mucho, es el Sporting», machaca Medina. Y asiente Alejandro, su hijo. «Antes se iba mucho al cine y se sacaban las localidades con bastante antelación por si estaba lleno. Tengo el recuerdo de volver con las entradas del cine para casa algún fin de semana por haber coincidido la sesión con el Sporting», acompaña Acacia.

Buena parte de la conversación gira en torno a 'Cholo' Dindurra. Un mito. Un 'bon vivant', decían en su época, de buena familia. Y un extraordinario jugador al que los más jóvenes de la plantilla idolatraban. Pero ese carácter bohemio a veces irritaba a los sectores más tradicionales de El Molinón. «¿Sabe qué jugador era 'Cholo' Dindurra? Era impresionante, el amu, un genio. Es verdad que se metían de vez en cuando con él y alguna vez hasta acabó a las manos», subraya Medina. «Decía la gente que siempre quería jugar en la banda que había sombra», se escucha en el salón entre risas. Más episodios vividos: «¿Las tres cruces de Ortiz? Claro que estuve...».

Gijonés de pro, trabajador incansable, pionero, Medina y Acacia regentaron una mueblería y una droguería en el Parque de El Cerillero durante décadas. Pero él nunca se olvidó del fútbol. Fue uno de los fundadores del Gijón Industrial y también uno de los impulsores de los Veteranos del Sporting. Y su primer presidente. Mañana llega a los noventa.