«Me pagan por hacer lo que me gusta. Es como el mundo al revés»

De pequeña, Ana María García Sánchez pasaba «largas» horas trasteando frente al ordenador. No importaba el motivo, lo principal era «aprender, averiguar y descubrir que se escondía tras la pantalla». De a poco, la informática se convirtió en su hobby y ahora, con 23 años, Ana María es toda una experta en comercio online y buscadores digitales.

Y eso que cuando acabó el bachillerato, Ana María no tenía muy claro que rama seguir: «Si convertía mi mayor afición en mi trabajo, tal vez acabara odiando ambas, pues, sería una obligación e igual encontraba las partes negativas de la informática». En esos momentos «un rayo de luz» se cruzó en su vida, relata. Fue «una lección, una ayuda, un empujón». Con estas palabras describe la joven la conferencia impartida por un profesor de la Escuela de Ingeniería Informática de Oviedo. «Me enamoré de todo lo que nos contó », recuerda con especial cariño. Así fue que se dio cuenta de que la informática «siempre había sido mi destino». Y acertó de lleno, asegura años después.

Sus notas fueron de dieces. Pero su interés y su pasión por la informática fue aún mayor. Llegó el turno cursar las prácticas en una empresa. «Los informáticos tenemos la suerte de que si tienes buenas notas, nos ofrecen prácticas remuneradas», apunta.

Ella aún lo llama suerte, pero tiene mucho de esfuerzo. Ana María entró como aprendiz en Empathy, una empresa de más de 200 empleados dedicada al ecommerce (comercio digital). Reconoce que al principio se sentía un poco insegura, ya que a pesar de que tenía un buen nivel en aspectos informáticos, la entrevista era inglés. «Me manejo bien y más o menos entiendo, pero no tengo ningún título oficial que lo acredite». Entre muchas ganas y una pizca de miedo e inseguridad, García ya lleva más de un año trabajando con contrato indefinido en esa misma empresa, y si algo tiene claro es que «todo es tan bonito como nos había contado aquel profesor». «La informática esconde tesoros que la mayoría de personas no conocen. Si te cansas de un campo, puedes especializarte en otro».

A pesar de que le queda el trabajo de fin de grado para acabar su carrera (estudia el grado de Ingeniería Informática del Software en la Universidad de Oviedo), las responsabilidades y las tareas en su trabajo cada vez son mayores. «Ayudo a crear demos para atraer clientes y creo toda la parte de lógica que hay detrás». También ayuda a clientes reales. «Me pagan por hacer lo que me gusta, es como el mundo al revés», confiesa.

Ana María también imparte conferencias promocionando el programa 'Academy' de Empathy. En abril se desplazó a Sevilla para el XII Congreso de RITSI y recientemente viajó a Berlín para hablar sobre buscadores de internet en empresas como Oysho, Zara o Massimo Dutti. Para ella, este es el mayor ejemplo de que «ser informático no consiste en estar sentado en una silla todo el rato, sino que te permite ser creativo y conocer mundo». A sus 23 años, la gijonesa Ana María García se siente «libre». «Tengo ahorros y no vivo ahogada, eso, a mi edad es casi un privilegio». Además, vive con su pareja en un piso de alquiler, «porque tampoco hay que venirse arriba», y señala orgullosa que «ganar tu propio sueldo aporta madurez».

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