«Emprender es lo más difícil que he hecho y a la vez lo más gratificante»

Trabajo para Bisila Bokoko». Es la respuesta que dio Bisila Bokoko (Valencia, 1974) a la pregunta que le hizo Emigración sobre el porqué de su vuelta a Estados Unidos. Acababa de pasar un tiempo en España tras haber sido directora de la oficina del Instituto Valenciano de Exportación (IVEX) en Nueva York, estar al frente de la Cámara de Comercio de España en EE UU (también en la misma ciudad de los rascacielos) y sufrir un despido. En una etapa que llama 'la noche oscura del alma' también se divorció y tocó «reconstruirse». La idea de iniciar su propio negocio, que ya la sentía desde hacía tres años, no la abandonó. Emprendió en la cocina de su casa y así nació BBES, una consultora centrada en la moda, la gastronomía y la cultura, con sede en Nueva York y cuya misión es ser la llave que abre la puerta a empresas y personas en el mercado estadounidense, pero «siempre con el fin de hacer el bien, pues las empresas con las que trabajamos tienen un ADN solidario».

Desde ella ha ayudado, por ejemplo, al Liceo de Barcelona a crear una fundación para que los turistas norteamericanos conozcan la cultura española. O a Pikolinos a entrar en el mercado norteamericano con su proyecto de apoyo a las mujeres massai, quienes diseñan una línea de calzado sostenible que garantiza ingresos estables a centenares de familias. «Abrimos puertas, entendemos la inteligencia cultural para hacer que esa historia llegue». De ello habló en el encuentro que mantuvo esta semana con una quincena de emprendedoras asturianas en el Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI). Trató abiertamente toda su trayectoria vital que recoge también en su libro 'Todos tenemos una historia que contar'.

Considerada una de las diez mujeres españolas más influyentes en el mundo de los negocios en Estados Unidos y nombrada 'Citizen of the World' en 2019 por Naciones Unidas, Bokoko es biznieta de «una mujer que huyó de un matrimonio con violencia de género» y que levantó una escuela en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial, con el nombre E'Waiso Ipola ('Mujer, levántate') para que «las mujeres pudieran decidir sus vidas». Hija de jóvenes emigrantes en Valencia (su madre fue enfermera), era la única niña negra en el colegio. Moverse en ese «choque cultural» entre África y España, dice, no fue fácil.

Licenciada en Derecho y Económicas, logró una beca para el IVEX en Valencia, pero ella quería trabajar en Nueva York y el encuentro con la directora general del instituto en un ascensor fue determinante para plantearle su sueño. Ahí apareció una de las primeras 'mujeres escalera' (que ayudan a subir a otras) en su carrera. Logró que le repitieran las pruebas y empezó su andadura en Nueva York. Tras la dirección del IVEX, vino la de la Cámara de Comercio España-EEUU en plena bonanza económica de España, cuando «invertíamos en comprar bancos y hacíamos licitaciones para el mobiliario urbano de Nueva York».

Pero después llegó ese tiempo oscuro en el que se vio despedida, con sus cosas en una caja bajo el Empire State, y con la idea ya de emprender, que, dice, «ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida y, a la vez, lo más gratificante».

A los 35 años pisó por primera vez África. Ghana. Ya la conocía intelectualmente, pero ahora sobre el terreno. «Todos eran negros, como yo. La única diferencia era que yo había tenido acceso a una educación privilegiada». Y decidió contribuir a abrir la primera biblioteca en Kokofu. Después vinieron más dentro del Bisila Bokoko African Literacy Proyect.

En una charla con referencias a libros que le hicieron cambiar sus creencias y visualizar la vida que soñaba, lanzó algunos mensajes a las emprendedoras. En términos globales, que «conozcan bien el sector, que el plan empresarial sea flexible, que no duden en pedir ayuda cuando haya problemas económicos (a mí me rescató una join venture), que se rodeen de buenos equipos y deleguen. Ser multitarea nos ha hecho mucho daño». Y si quieren entrar en EE UU, «que no vayan a ciegas y tengan apoyo legal y contable; que se apoyen en las instituciones porque emprender requiere mucho esfuerzo económico y personal. También que tengan en cuenta no hay un único mercado, sino cinco (Texas, Florida, Midwest, Costa Este y Costa Oeste) y que los equipos han de entender el entramado cultural. No es para ir con la cultura del 'pelotazo', sino con objetivos a tres y cinco años».

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