¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Isabel, en el centro de Tulsa, en Oklahoma. E. C.
ASTURIANOS EN LA DIÁSPORA

«Estando fuera se añora hasta el orbayu»

Isabel Álvarez Sancho, tras pasar por Bosnia Herzegovina, fue a hacer el doctorado a EE UU y allí sigue en la Universidad de Oklahoma

M. F. Antuña

Gijón

Domingo, 1 de septiembre 2024, 02:00

El año próximo se cumplirán dos décadas de su llegada a Estados Unidos. Isabel Álvarez Sancho (Gijón, 1978) cruzó el charco en agosto de 2005, para empezar el doctorado en Estudios Culturales Hispánicos en Michigan State University. Venía de Móstar, en Bosnia Herzegovina, de la Universidad Džemal Bijedić, donde había estado con un lectorado MAEC-AECID y, aunque la experiencia fue magnífica, la llamada de Míchigan fue más fuerte. Le ofrecieron plaza en el programa de doctorado y una beca para ser 'teaching assistant' y le pareció una buena oportunidad para conocer otros modos y maneras universitarios diferentes. «Acabé el doctorado en Michigan State University en diciembre de 2009, trabajé unos años de profesora en Central Michigan University, y desde 2012 estoy en Oklahoma State University». Ahora es catedrática de Lengua y Literatura española en esa universidad e imparte clases de lengua, literatura, cine y música españolas, «intentando introducir la cultura asturiana siempre que puedo», relata. La cultura de los siglos XX y XXI, desde la literatura del exilio después de la guerra civil a las representaciones de futuro en el cine contemporáneo, más música, literatura y lengua asturiana centran sus días.

Publicidad

En España solo vivió la universidad como estudiante y en EE UU en todos los ámbitos, como estudiante, doctoranda y profesora. Y desde ese balcón así ve las diferencias: «Creo que algo envidiable del sistema de EE UU son las bibliotecas universitarias. Cuando llegué a Michigan State University fue lo que más me sorprendió. La biblioteca era enorme, en ella se podía comer y beber. Se podía pedir un carrito como los del supermercado para ir llevando ahí todos los libros que querías, y no había límite de obras que se podían sacar a la vez, que además te los dejaban por varios meses», señala. Apunta otra diferencia en la forma de los propios campus, con estadios en su interior, residencias estudiantiles, restaurantes, autobuses... También hay contras. «Una desventaja del sistema universitario estadounidense es lo caro que es». No todo el mundo puede permitírselo y muchos recurren a los créditos que pasan años pagando después de graduarse. Tampoco le convence a Isabel que el sistema da mucha libertad de elección de clases para los diferentes grados: «En mi opinión, es un arma de doble filo, porque acaban sabiendo un poco de muchas cosas, pero también es posible graduarse sin haber profundizado mucho en nada».

Oklahoma nos conduce al cine y a paisajes impactantes. Isabel lo confirma: «Grandes llanuras, viento, tornados, cielos enormes, puestas de sol, iglesias, cowboys, reservas nativo-americanas, pozos de petróleo… Sí, es como las películas, de hecho 'Los asesinos de la luna', la última de Martin Scorsese, fue ambientada y filmada no muy lejos de donde yo vivo», relata. La vida en todo caso es diferente. El coche es imprescindible, a veces no hace falta ni bajarse de él para ir, por ejemplo, a la tintorería, al supermercado o a la farmacia. «Aquí, hay menos espacios públicos y se hace más vida social en las casas», resume.

«Lo peor de emigrar es lo difícil que es volver, física y emocionalmente, porque a veces una se siente de ninguna parte»

Emigrar es ver y sentir esas diferencias y acostumbrarse a ellas: «La mejor parte es la diversidad de experiencias, de personas que conoces, de comidas que pruebas, de ciudades y sistemas que tienes que navegar… Lo peor es que es difícil volver, tanto física como emocionalmente, y a veces una se siente de ninguna parte».

Están en Estados Unidos en vísperas electorales y ella habita un estado muy conservador en el que en las presidenciales ganan los republicanos. «Yo lo vivo con incredulidad y ahora con un poco de ilusión. Me parece increíble que uno de los candidatos haya, por ejemplo, incitado a un asalto al Capitolio y aun así tenga tantos seguidores».

Publicidad

La distancia que la separa de Asturias le ha hecho cambiar su visión de esta tierra. Aprecia más lo que dejó atrás. «Tardé en darme cuenta de que el resto del mundo no es como Gijón, donde puedes caminar a cualquier parte, incluida la playa, es una ciudad relativamente segura, con una naturaleza impresionante, con buenos restaurantes y todo tipo de servicios, gran oferta cultural para su tamaño, conectada de maravilla interna y externamente por transporte público, un clima que es siempre templado... Mi marido, que es de EE UU, piensa que haber nacido en Gijón me malacostumbró para vivir en otras partes del mundo». Dicho esto, las añoranzas son múltiples y van de las croquetas de su madre, al carácter de la gente. «Estando fuera se añora hasta el orbayu», pese a lo cual volver no es una opción a corto plazo. «Significaría renunciar a un trabajo que muy difícilmente conseguiría en España». Pero sí hay acuerdo con su marido en que la jubilación será asturiana.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad