Noches de calor y más de 1.184 rayos
La tormenta eléctrica que el miércoles se divisó en toda la región se reprodujo ayer
RAMÓN MUÑIZ
Viernes, 26 de agosto 2016, 02:18
En Gijón, Siero y Oviedo, en Llanes como en Cangas. La calurosa noche del miércoles al jueves los cielos ofrecieron un espectáculo de relámpagos, rayos y truenos. Según los sensores de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), fueron en total 1.181 las descargas nube-tierra registradas dentro de la región. «Realmente hubo bastante actividad, además, hay que tener en cuenta que durante la noche los rayos son más visibles y que en nuestras latitudes, por cada rayo nube-tierra suelen producirse en torno a cinco nube-nube, nube-aire o intranube», ilustra Manuel Antonio Mora, delegado territorial de la Aemet. Ayer a las siete de la tarde los aparatos empezaron a recoger nueva actividad eléctrica que continuó por la noche.
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El conocimiento sobre los rayos, en Asturias como en el resto del continente, está a medio desarrollar. El 6 de agosto por ejemplo se cumplieron 160 años desde que el ingeniero James Nasmyth abrió un debate en la British Associaton asegurando que los rayos no seguían los característicos recorridos en zig-zag que se les venían pintando desde la antigüedad, en las imágenes de Zeus, entre otras deidades. Nasmyth razonó que en la naturaleza estas descargas tienden a dibujar formas curvas, en ocasiones ramificadas.
En Asturias David Prieto Sisniega, de la Universidad de Oviedo, presentó hace dos años un trabajo fin de master en la que analizó las descargas eléctricas registradas en la región entre los años 2000 y 2013. El geógrafo dividió el Principado en cuadrículas de un kilómetro cuadrado y estudió lo sucedido en cada una de ellas. El ejercicio descubrió en qué puntos se reciben más de dos rayos al año.
Existe así «una relativa atracción en las zonas mineras que podría explicarse si contienen una alta concentración en algún tipo de metal». También destacó «los altos valores locales de densidad que se dan en localizaciones de aerogeneradores eléctricos, lo que da lugar a pensar en una posible relación entre el incremento local de la actividad eléctrica y estos parques eólicos».
En las estadísticas de la Aemet constató que en la costa lo que abundan son los relámpagos de invierno, mientras el verano es más cosa de montaña. De mayo a septiembre caen hasta el 71% de los rayos de todo el año y «el máximo absoluto se encuentra en el mes de junio seguido muy de cerca por agosto». Prieto Sisiniega, que investigó bajo la tutoría del propio delegado de la Aemet, matiza que en Castilla y León también se da una distribución similar. También atribuye la incidencia de junio a «que a las altas temperaturas que se registran en este mes se une la entrada de borrascas que penetran aún en esta época».
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