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Pedro Nieva custodiado por agentes de la Guardia Civil tras ser detenido en su domicilio. IGNACIO PÉREZ

Suiza deniega la extradición del presunto sicario acusado de matar a Javier Ardines

Las autoridades helvéticas alegan que el ciudadano argelino debe ser juzgado dentro de tres meses por un robo con fuerza en Berna

OLAYA SUÁREZ

GIJÓN.

Martes, 18 de junio 2019, 02:41

Suiza no entregará «de forma temporal» a España al presunto sicario acusado del crimen del concejal de Izquierda Unida Javier Ardines. Según explicaron desde el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, «la subdirección general de Cooperación Jurídica Internacional del Ministerio de Justicia ha comunicado al juzgado de primera instancia e instrucción de Llanes que el ministerio público del Cantón de Berna (Suiza) ha decidido no acceder a la entrega temporal del ciudadano de nacionalidad argelina imputado por el conocido como 'caso Ardines', preso allí por delitos cometidos después del crimen».

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La jueza instructora de Llanes había solicitado el 27 de mayo a la Justicia del país helvético que le hiciesen entrega de K. M. a partir del 8 de julio y por un periodo máximo de ocho meses, manifestando explícitamente el compromiso de custodia e ingreso en prisión del extraditado durante el periodo de dicha entrega temporal y hasta su devolución posterior. El ciudadano argelino está considerado uno de los dos sicarios que acabó con la vida de Javier Ardines a cambio de 25.000 euros que presuntamente les pagó Pedro Nieva, el inductor del crimen y que mandó liquidar al marido de la prima de su mujer al descubrir la supuesta relación extramarital que ambos mantenían.

A esos tres acusados se suma el cuarto detenido, Jesús M., el amigo de Pedro Nieva que supuestamente puso en contacto al inductor con los dos argelinos que ejecutaron el plan la madrugada del pasado 16 de agosto cuando el concejal salía de su casa de Belmonte de Pría para acudir a faenar.

La intención de la jueza que desde el primero momento dirigió la investigación del crimen que conmocionó a toda la región era avanzar con la instrucción y poder tomar declaración en calidad de investigado al único acusado que aún no ha comparecido. K. M. fue detenido a principio de este año por un robo con fuerza en Berna. Cuando se materializaron los arrestos de los otros tres implicados en el crimen, en febrero, él ya estaba en un centro penitenciario suizo.

Las autoridades de ese país argumentan ahora que «el ciudadano solicitado deberá ser juzgado en Suiza dentro de tres meses», por lo que recomiendan al juzgado de Llanes que «vuelva a solicitar la entrega personal del imputado pasado ese periodo». En su notificación, la autoridad federal de Justicia se compromete a mantener la comunicación sobre la situación penal de K. M., «así como a certificar más adelante cuándo se podrá efectuar dicha entrega temporal». La nueva solicitud podrá realizarse en septiembre.

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En prisión preventiva

El otro supuesto sicario contratado para acabar con la vida del concejal llanisco, Djelali B., culpó a su compinche de ser el ejecutor de la víctima. «Yo cuando me fui estaba vivo, le pegué en las piernas con un bate pero yo no le maté», declaró ante la jueza. Sin embargo, la autopsia determinó que Javier Ardines había fallecido asfixiado.

La investigación de la Unidad Central Operativa (UCO) y la Policía Judicial de la Comandancia de Gijón se prolongó durante seis meses. Fue en febrero cuando los agentes detuvieron en el País Vasco a Pedro Nieva, marido de la prima de la mujer de Ardines, a uno de los presuntos sicarios y al mediador. Según quedó acreditado en los trabajos policiales, el inductor pagó por matar a su primo político después de descubrir que mantenía una relación extramarital con su esposa. Fue por una grabación en su teléfono móvil durante una comida de los tres cuando pudo constatar lo que sospechaba. Se ausentó al baño y dejó accionado el teléfono en la mesa con el que recogió una conversación entre los dos amantes, en tono «jocoso» y en la que se les escuchaba hablar sobre su relación íntima prolongada en el tiempo.

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Estuvo semanas rumiando el plan, hasta que consiguió contactar con dos personas que estaban dispuestas a materializarlo. El propio inductor se habría trasladado desde Bilbao con su amigo y uno de los sicarios a mostrarle sobre el terreno la casa de la víctima, las rutinas que seguía y los lugares que frecuentaba.

Los dos ciudadanos argelinos habrían realizado un primer intento de atacar al concejal, pero en esa ocasión no se apeó del coche al conseguir sortear las vallas que colocaron en su camino. En una segunda tentativa decidieron perfeccionar el plan y colocaron más vallas obstaculizando por completo el camino por el que sabían que el edil de Izquierda Unida tenía que pasar. Cuando Javier Ardines se apeó de su furgoneta para retirarlas, le atacaron por detrás con un bate de béisbol y un palo, al tiempo que le rociaban con un spray de gas pimienta para dejarlo aturdido. Aún así, la víctima, de una gran fortaleza física por toda una vida dedicaba al trabajo en la mar, logró echar a correr hacia delante, en un intento desesperado de zafarse de los asesinos.

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Le alcanzaron a 60 metros de su vehículo y allí continuaron golpeándole y le asfixiaron hasta la muerte. No fue hasta unas dos horas después cuando un vecino que salía a pasear al perro encontró el cadáver. Su furgoneta estaba aún arrancada y una de las vallas tirada en el suelo.

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