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Un grupo de jóvenes disfruta del vermú en una terrraza de Mala Uva, en Gijón.

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Un grupo de jóvenes disfruta del vermú en una terrraza de Mala Uva, en Gijón. Jesús Manuel Pardo

Asturias no perdona el vermú navideño: «Nos presta un montón»

Las calles de Gijón, Oviedo y Avilés están a tope en las horas previas a la cena de Nochebuena, llenas de grupos de amigos y familias que se reencuentran antes de las cenas

Alejandro L. Jambrina, Rafael Francés y María Agra

Avilés | Oviedo | Gijón

Martes, 24 de diciembre 2024, 14:38

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El vermú navideño ya es un clásico y si además el tiempo acompaña y hace sol, el frío no es un impedimento para que los asturianos salgan a las calles de 'terraceo' a modo de previa de una noche que será para pasar en familia y con los seres queridos. Pero la mañana es diferente, las terrazas de Asturias se llenan de grupos de amigos y de familares.

El año se acaba y eso significa volver a juntarse con la familia, tanto con la que toca por derecho como con la que uno elige: los amigos. Bajo un sol invernal que fue abrigando más a medida que se acercaba la hora de comer, la mañana del día de Nochebuena llenó desde primera hora las calles de Gijón de reencuentros, brindis, abrazos y recados de última hora. En la puerta de los restaurantes con opción de encargar un menú de Nochebuena para llevar se formaron largas colas para recoger la comida cuanto antes y poder disfrutar de la víspera de Navidad sin preocupaciones. De sus cocinas salían potas de sopa de marisco, crema de nécoras, carrilleras, merluza... y hasta cochinillos enteros.

La misma imagen dejaron las confiterías, que repartían dulces y pasteles a manos llenas e incluso alguna que otra tableta de turrón de última hora para blindar provisiones. Pero, sin duda, la verdadera imagen navideña estaba en la Ruta de los Vinos. Multitud de jóvenes y no tan jóvenes, con gorritos de Papá Noel, gafas de colores o cuernos de renos, abarrotaron toda la zona de bares para el vermut de Tardebuena. «Estaremos todo el día aquí de tardeo y luego a cenar con nuestras familias», decía Carmen Fernández de la Puente Cueto-Felgueroso mientras posaba para la cámara con su grupo de amigas. Para ellas es tradición pasar la víspera de Navidad en una terraza.

Era también el plan de Irene Rodríguez y su grupo de amigos del colegio. Algunos viven fuera de Gijón y esta es su oportunidad para reencontrarse cada año y ponerse al día de sus respectivas vidas, volviendo a disfrutar como cuando eran pequeños. Independientemente de la edad, todos querían lo mismo: celebrar el tiempo juntos sin preocupaciones. Y, para eso, a veces lo mejor es improvisar. Ya lo decía Iris Gómez, que estaba con un grupo de aproximadamente diez personas en una terraza de la Ruta: «La idea es estar aquí, picotear algo hasta las cinco o seis y después a casa». Porque, qué mas se puede pedir, que brindar un año más con familia y amigos bajo el sol de diciembre en Gijón.

Avilés

En la calle de Galiana de Avilés esta mañana encontrar una mesa. «Quedar la mañana de Nochebuena con los amigos es un clásico. Hay algunos que no nos reunimos en todo el año, pero el vermú navideño no nos lo perdemos porque nos presta un montón», reconocían Santi Rodríguez, Ainara Santos y Lucas García, mientras guardaban sitio al resto del grupo en los soportales de Galiana.

En la plaza de Pedro Menéndez también se vivió un buen ambiente de vermut navideño. Es uno de los espacios que la hostelería ha ganado en el último año y se nota que los días de fiesta apetece salir también por esta zona. «Nos juntamos aquí con los críos porque tienen el parque y sitio donde correr. Hoy tienen que 'desfogar' porque están nerviosos por Papá Noel y mañana los traeremos otra vez para que estrenen los juguetes nuevos«, comentaban un grupo de amigas que quedaron este mediodía en la plaza de Pedro Menéndez para tomar algo antes de la fiesta de esta noche.

Eso sí, algunos se tendrán que ir pronto a casa para empezar a preparar la cena, pero otros reconocen que no tienen tantas responsabilidades y confían en que el vermut se alargue todo lo posible. «En nuestro caso lo tenemos fácil porque este año decidimos encargar comida preparada así que podemos estar de cañas toda la tarde, que es lo que apetece un día como Nochebuena, estar al solín», bromeaban otro grupo de amigos que disfrutaron del vermut navideño en las terrazas de la plaza de los Hermanos Orbón.

Oviedo

El vermú de Nochebuena es el barómetro perfecto para medir la diáspora de jóvenes que trabajan o estudian fuera de Asturias y que vuelven a casa de sus padres en Oviedo para celebrar en familia la Nochebuena. Por eso, los llenos en los bares de la ciudad sufren unos enormes llenazos de grupos de amigos que se unen, en muchos casos una vez al año, para tomarse unas cervezas o unas copas de champán y reencontrarse después de un año sin reunirse. Lugares típicos como La Paloma, el Bocamar, los bares de la avenida de Galicia o el Montoto en la calle de San Bernabé colapsan las aceras y más si hace buen tiempo.

Aunque los lugares más renombrados son los descritos y algunos más, la verdad es que son pocos los bares ovetenses que esta mañaa de Nochebuena no hagan una buena caja a cuenta del vermú. Un vermú que con la última moda del 'tardeo' se extiende hasta bien entrada la tarde con el consiguiente peligro de que la ingesta de alcohol sea algo excesiva para mantener una posición más o menos decente durante la cena de Nochebuena.

«El llenazo de hoy es de aburrir. Ya lo fue el año pasado y flipamos con zonas como el Campo San Francisco donde la reunión de gente a tomar una copa de champán en el Aguaducho es formidable», explicó Miguel García, uno de los grandes conocedores de la noche ovetense y que con los años se ha ido especializando más en los días y en las tardes.

«Cada vez el vermú de Nochebuena se alarga más con el tardeo con el peligro que eso conlleva para la la cena. Hay muchísima gente fuera de los bares porque es la única vez en el año en que se reúnen las pandillas de cuando eras un chaval», afirma Pedro Caramés, propietario de varios locales de copas y restauración de la ciudad».

Tomar el vermú en Nochebuena es una tradición controlada pero incontrolable porque el número de personas en los bares y aceras anexas sorprende a cualquier viandante aunque menos porque la tradición es grande en la ciudad y en el resto de España. Es el momento de reencontrarse con personas que hace mucho tiempo que no se ven porque viven fuera y vuelven al terruño por Navidad, como el turrón. La diáspora asturiana regresa cada Nochebuena para saludar a los suyos, a los que los vieron nacer.

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