«El suelo de la iglesia de Muros esconde un secreto que aún nadie ha podido resolver»

Lo más habitual cuando se entra en una iglesia es elevar la cabeza para contemplar las piezas artísticas que se puedan esconder el altar, las vidrieras, los retablos o los frescos que decoren las paredes. Sin embargo, muy pocos se suelen fijar en el suelo que pisan y es un error, porque en ocasiones también pueden esconder secretos.

Eso es lo que ocurrió precisamente al estudioso Manolo Vázquez-Prada, que es además presidente de la Asociación de Amigos del Camino que engloba los concejos de Soto del Barco y Muros de Nalón. En el año 2019 escribió un libro sobre todas las parroquias asturianas que le rinden devoción a Santiago, San Roque y San Martin, un trabajo que le llevó a recorrer 107 parroquias en total y en ese viaje se dio cuenta de una curiosidad.

«Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que en la iglesia de Santa María de Muros se produce una coincidencia con otras siete iglesias diseminadas por toda Asturias. Es una cosa muy nimia, pero resulta que condicen el mismo tipo de baldosas con un diseño similar que yo solo he visto en estos siete templos, y eso que me habré recorrido en total unos setecientos», indica Manolo Vázquez-Prada, orgulloso por su descubrimiento.

Se calcula que las baldosas puedan datar de finales del siglo XIX o principios del XX, «entre 1890 a 1910» concretamente. Ahora las investigaciones de Vázquez-Prada le están llevando a tratar de averiguar qué ceramista o industria asturiana pudo encargarse de elaborar las baldosas y cómo acabaron repartidas por toda la región. «Por el momento solo se que lo más probable es que fuese un taller del Occidente asturiano», indica el investigador y erudito murense.

Ayer mismo, Vázquez-Prada ofreció una conferencia en la Casa de Cultura de Muros en la que le explicó a los vecinos de su pueblo este curioso detalle, con el fin también de poner en común la información en busca de nuevas fuentes.

En la conferencia enumeró una a una las capillas cuyos suelos están construidos con estas mismas baldosas, «que por cierto tienen un diseño particular de una estrella de ocho puntas en la que alternan el gris y el negro», explica Vázquez-Prada.

Las iglesias en cuestión que comparten este detalle son la capilla San Patricio de Llanes, la iglesia de Santa Eulalia de Siero, la parroquia de San Pedro de Cudillero, la iglesia de Casiellas en Valdés, la de Santiago de Valdepares de Navia, la parroquia de Serantes de Tapia y la iglesia de Santiago de Figueras.

En realidad hay una ubicación más en la Vázquez-Prada ha encontrado este diseño, pero no es una iglesia. «Se trata de una de las casonas indianas de Somao que tiene ese mismo diseño similar de una estrella de ocho puntas en gris y negro», concreta el estudioso.

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