Barbón busca apoyos para los presupuestos de 2023 con un paquete de deducciones fiscales

Lo avanzó el pasado domingo el Gobierno regional: dotar a Asturias de unos presupuestos el próximo año será el objetivo prioritario para afrontar el último tramo de la legislatura. Y en lo que llevamos de Debate de Orientación Política, que comenzó el lunes con la presentación por parte del presidente de su hoja de ruta y sigió ayer con el turno reservado para la oposición, ya se ve que esa prioridad va en serio. Porque este debate, que se retomará mañana con la votación de propuestas de resolución, supondrá el pistoletazo de salida de la negociación de las cuentas. Adrián Barbón lo sabe y por eso aprovechó sus intervenciones en la Junta General para tratar de cortejar a los grupos con propuestas de carácter social y fiscal con el fin de lograr apoyos para que la región inicie 2023 con unas cuentas nuevas. Y sin mucho tiempo que perder, porque citó ayer mismo a los grupos para el próximo 26 de septiembre para iniciar la negociación, mes y medio antes de lo que venía siendo habitual en los últimos años.

Si el lunes el presidente del Principado lanzó una batería de ayudas para fomentar la natalidad -1.500 euros para el cuidado de menores de 0 a 3 años donde no haya escuelas públicas de este primer ciclo de infantil o 1.200 euros por nacimiento, que serían de 1.700 en el caso del segundo hijo-, ayer fue el momento elegido para anunciar diferentes rebajas fiscales. Se trata de unas deducciones con las que pretender dar respuesta al reto demográfico. Todas ellas están vinculadas al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y están diseñadas para contener y revertir el reto demográfico, un proceso que, a juicio de Barbón, «exige consenso y tiempo».

Entre estas propuestas se encuentran rebajas en el arrendamiento de vivienda habitual, por acogimiento no remunerado de mayores de 65 años o por hijo y adopción, por adquisición de libros de texto y material escolar o para nuevos autónomos que se establezcan en municipios rurales en riesgo de despoblación.

También anunció el presidente del Principado ayer un aumento del llamado ticket rural, que pasará de los 35.000 euros actuales a los 40.000. Se trata de un mecanismo de ayudas para la dinamización económica.

Además de tratar de dar respuesta al reto demográfico, estos anuncios buscan también cortejar a los grupos de cara a lograr un pacto presupuestario, cuyo inicio de las negociaciones será, como ayer anunció el presidente, el 26 de septiembre. Y los partidos acuden con la mano tendida, cada uno en mayor o menor medida, para lograr un acuerdo que permita a Asturias iniciar 2023 con presupuestos aprobados.

El más explícito fue IU, al que la música, es decir, las medidas anunciadas por Barbón hasta ahora, le gusta y dice que ahora solo queda escribir la partitura. O lo que es lo mismo, plasmarlo en un acuerdo que permita reforzar el escudo social. Su portavoz en la Junta General, Ángela Valina, indicó que «más que una agenda del cambio necesitamos un cambio de agenda». En la negociación presupuestaria se marcarán como uno de los ejes centrales la reforma de la Administración para reducir la burocracia y, en este punto, iniciar el proceso en el área de servicios sociales.

Barbón ya había anunciado el fin de semana que los presupuestos que este año presentará su Gobierno serán «sociales y progresistas». Un guiño hacia la izquierda de cara a esa negociación. IU coge el guante. pero también Ciudadanos, cuya portavoz, Susana Fernández, reiteró que su partido «tiende la mano» para negociar el nuevo presupuesto. Eso sí, dejó claro que «solo depende del Gobierno que Asturias tenga el año que viene el presupuesto que necesita para reactivarse».

Tanto IU y Ciudadanos, a tenor de las intervenciones de sus portavoces en el debate, en un tono moderado y constructivo, parece que son los que dejan la puerta más abierta de cara a la negociación que comenzará el día 26 de este mes. Cabe recordar que ambas formaciones apoyaron los presupuestos del presente ejercicio y la voluntad de ambas formaciones parece ser que es la de reeditar el acuerdo. O al menos, intentarlo.

Aunque el PP y Podemos también tienden la mano a la negociación, tanto por los declaraciones de sus respectivos portavoces como por las respuestas del presidente no parece que la vía de acuerdo con estas formaciones sea fácil, por no decir imposible, en estos momentos. Aparte de por estrategia política, algunas de las exigencias que plantean los populares contravienen la línea ideológica del PSOE -y viceversa-, como son la bajada o supresión de algunos impuestos, como el de Sucesiones que reclaman los populares. Aún así, la puerta no está cerrada por parte del PP, que como dijo su presidenta, Teresa Mallada, «el interés de Asturias está por encima de todo».

Con Podemos la situación es más compleja. La intervención de su portavoz, Rafa Palacios, no agradó al presidente del Principado, que llegó a calificar de «bronco» el tono empleado por el diputado de la formación morada durante su intervención. En ella, Palacios afirmó que la descripición que de Asturias hizo el presidente el lunes «no refleja la situación» de una comunidad que «vive una situación muy difícil con una inflación está devorando los salarios de una clase trabajadora cada vez más precaria, con empleos precarios y mal pagados». «Si usted elude esta realidad en sus análisis, se sitúa en el terreno del mitin electoral, del tuit, de la fotografía, de la chicana, del regate corto y la superficialidad. Son los responsables de la decepción y la frustración de cientos de miles de asturianas y asturianos», añadió Palacios, dejando meridiana la combativa posición de su grupo.

A continuación, el portavoz de Podemos acusó a Barbón y sus consejeros de «insultarnos». «Triunfalista»; «estar alejado de la realidad» y «falta de talante» no parece ser el mejor inicio de una negociación presupuestaria. La ausencia de afinidad entre Adrián Barbón y el portavoz de Podemos quedó clara cuando el presidente del Principado le afeó el «estilo bronco» que a su juicio empleó Palacios, llegando incluso a compararlo con el que el exportavoz de la formación morada, Daniel Ripa, a quien su partido le impide ocupar cargos orgánicos por sus críticas a la dirección, pronunció en el debate del pasado año: «Al lado de usted, Ripa estuvo a la altura de un estadista».

Una frase que encendió aun más a Palacios, que echó en cara «los insultos» que reciben de su gobierno, recordando la entrevista al vicepresidente Juan Cofiño publicada por EL COMERCIO el pasado 12 de junio en la que describía a los diputados de Podemos como «agitadores». Aun así, Podemos comprometió su voluntad «sincera» de negociar los presupuestos. Eso sí, siempre y cuando estos acuerdos se hagan con las fuerzas de izquierda, excluyendo otras formaciones, como es el caso de Ciudadanos. «Esa es nuestra voluntad, y ese es nuestro compromiso. Trabajar poniendo a Asturias siempre en el centro de nuestras preocupaciones con políticas que traduzcan el orgullo por esta tierra en una apuesta por mejorar las condiciones materiales de su ciudadanía. Demostrándolo con hechos, no solo con palabras», dijo Palacios.

Barbón agradece el ofrecimiento, pero duda de la sinceridad de Palacios. Es más, cree que su intervención, describiendo una Asturias en la que aumenta la pobreza y el desempleo, «es la excusa que está preparando para no pactar» los presupuestos.

Podemos pide la exclusividad de la izquierda para lograr un pacto presupuesto, de la que Izquierda Unida se desmarca. «No nos preocupa para nada la incorporación de otras fuerzas si la acción de gobierno sigue siendo progresista», dijo Vallina, dejando claro que marca distancias con la estrategia de Podemos.

Foro también muestra su voluntad negociadora. Es más, su portavoz, Adrián Pumares, anunció que acudirán el día 26 a la primera reunión con el Gobierno con una propuesta propia: negociar el ajuste de los tramos autonómicos del IRPF para paliar la «inflación desbocada». Pero ya ha tenido respuesta por parte de Barbón: rechaza tocar ese impuesto, ya que implicaría bajar los impuestos a rentas altas y se trata de una «trampa. Hay otra vía de compensar eso, con medidas concretas y deducciones que van teledirigidas, con precisión casi quirúrgica, al reto demográfico, a los más vulnerables, al medio rural y a fomentar la natalidad».