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t Equipo. El doctor Faustino Núñez, en el HUCA, con sus compañeras de la unidad de Hipoacusia. E. C.
Hipoacusia Infantil

Dos décadas de lucha contra la sordera social

Aniversario. Asturias creó hace 20 años su Unidad de Hipoacusia Infantil. Desde entonces, ha ayudado a 500 familias en el abordaje del trastorno auditivo

MIRIAM SUÁREZ

Lunes, 1 de agosto 2022, 01:03

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La prueba que le hacen a los niños al nacer para la detección temprana de una posible sordera se asume hoy como normal. Pero lo que se conoce como Programa de Atención al Déficit Auditivo Infantil (PADAI) ni figuraba en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud cuando se implantó en Asturias allá por junio de 2002. Esa iniciativa, en la que confluyeron los esfuerzos del Principado, de los profesionales sanitarios y de asociaciones civiles como la Fundación Vinjoy, ONCE, APADA o FESOPRAS, le ha allanado el terreno a unas 500 familias asturianas en el abordaje de un problema que, por entonces, «tenía a los padres peregrinando por centros de toda España, e incluso fuera, buscando soluciones».

De que este programa haya marcado un antes y un después en el tratamiento de los trastornos auditivos se ocuparon y ocupan la foniatra Pilar Carro y el otorrino Faustino Núñez, al frente de la Unidad de Hipoacusia Infantil del HUCA y responsable del cribado que se realiza a los recién nacidos en toda Asturias para saber si oyen correctamente. Con ellos, forman parte del equipo que lidera el PADAI Eva Antuña y Rosa González, ambas enfermeras; y Ana González, secretaria de la unidad, que acaba de cumplir su vigésimo aniversario.

«Estamos bastante satisfechos», hace balance el doctor Núñez, al haber conseguido evitar, en buena medida, las consecuencias que los trastornos de audición solían tener en el desarrollo cognitivo y del lenguaje de los niños. «Antes, el único recurso era el lenguaje de signos. Ahora, aprenden la lengua materna, que es la oral, y más del 75% acuden a la escuela ordinaria sin necesidad, en la mayoría de los casos, de apoyo educativo», señala.

El lenguaje de signos, que resulta muy útil en el entorno cercano, cuando los familiares y conocidos de la persona con discapacidad lo han aprendido lo suficiente como para agilizar la comunicación. Pero con el resto de la sociedad la cosa mejora mucho si el afectado vuelve a oír, siquiera sea parcialmente.

Y eso es posible gracias a que la Unidad de Hipoacusia, a través del programa que los responsables de la sanidad pública asturiana implantaron hace dos décadas, ha reducido sustancialmente los tiempos de diagnóstico -y, por tanto, de tratamiento- de la sordera infantil. La edad media en la detección de una hipoacusia ha pasado de 15 a 4 meses; la adaptación de audífonos, de 26 a 6 meses; y la implantación coclear, de 62 a menos de 18 meses de edad.

Para dar este salto, el equipo del doctor Núñez trabaja en colaboración con la Fundación Vinjoy. «A todos los bebés se les hace al nacer una pueba de otoemisiones acústicas. Si no la superan, se les repite otras dos veces. Y, si aun así seguimos observando algún problema, les realizamos una prueba especial que se denomina 'potenciales evocados' para determinar la pérdida auditiva y su severidad», explica. El paso siguiente: derivar al paciente a Vinjoy para la colocación de audífonos y la estimulación temprana de la comunicación oral.

2,8 de cada 1.000

En caso de que la evolución no sea favorable, «ya en el hospital le colocamos un implante coclear (un pequeño dispositivo electrónico que se introduce quirúrgicamente debajo de la piel y estimula directamente el nervio auditivo)». Un avance que lleva consigo un gran esfuerzo médico y también económico: 14 euros por niño cribado; 871 euros por cada niño al que se le completan estudios para la confirmación de diagnóstico; 8.554 euros por cada niño tratado que no precisa implante coclear; y 24.918 euros en caso de que sí lo precise.

En estos 20 años, el programa de cribado confirmó algún tipo de deficiencia auditiva en 2,8 de cada 1.000 niños cribados. Y, una vez diagnosticados, fueron atendidos en el gabinete de audioprótesis del Instituto de Atención Temprana y Seguimiento (IATYS) de la Fundación Vinjoy, donde el 91,2% alcanzó, al final del tratamiento, los objetivos de comunicación establecidos. «A muchos niños no se les nota nada que tienen un trastorno auditivo», precisan los especialistas. Un logro que celebran en estos veinte años de lucha compartida -de Sanidad, Educación, Servicios Sociales y Vinjoy- contra la hipoacusia infantil.

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