«Un dron no es ningún juguete. La gente no es consciente del peligro que suponen»

Son la policía del aire, especialistas en gestión aeronáutica encargados de hacer las veces de guardianes para un espacio aéreo cada vez más frecuentado y al que la Guardia Civil ha sido pionera a la hora de poner coto y vigilancia. El grupo PEGASO (Policía Especialista en Gestión Aeronáutica y Seguridad Operacional) insiste en que su creación no se debe exclusivamente al auge de los drones, aunque tampoco ocultan que es uno de los principales motivos para su desarrollo. La popularización de estos vehículos aéreos capaces de volar sin tripulación abrió en su momento una brecha de seguridad que la Benemérita está ahora decidida a cortar de raíz.

Para ello, el cuerpo cuenta en Asturias con los agentes Tamara Aza, Eduardo Rodríguez y Javier Clemente, los primeros en entrar a formar parte de este grupo en la Comandancia de Gijón. «Tenía conocimientos y me gustaba el tema. Me pareció interesante desde el punto de vista profesional», explica Rodríguez, piloto de dron avanzado, instructor y examinador, ahora encargado de su control.

«La gente no es consciente del peligro que puede causar un dron. Hablamos de que pueden tirar abajo un avión», explica quien considera que la mayor parte de las infracciones, que ahora se controlarán y sancionarán con importantes multas, parten del desconocimiento del usuario. «Una persona que vuela un parapente, por ejemplo, tiene ya algunos conocimientos. El que compra un dron en una juguetería no tiene por qué tenerlos», dice Clemente a fin de ejemplificar hasta qué punto el pilotaje de estos vehículos carece de control. «No es nuestro único cometido, pero sí el más mediático», asume Aza.

La función de estos agentes, procedentes de diferentes grupos y destinos, no es solo controlar el espacio aéreo, sino también concienciar sobre la importancia de formarse en caso de querer ocuparlo. «Hay muchas zonas restringidas de vuelo que precisan de autorización», explican sobre una legislación desconocida en su totalidad por buena parte de los usuarios.

De lo que ninguno de los tres agentes duda, es que PEGASO ha llegado para quedarse y continuar creciendo.«Es un trabajo que exige formación continua», explican tras volver de Madrid, donde han estado preparándose junto al primer equipo creado en España. «Allí, en el momento en que un dron se enciende, tienen un control que les avisa de que se ha encendido. La idea es que nosotros lo tengamos localizado en el momento en que se conecte», avanzan sobre la tecnología que se irá implementando progresivamente.

A ello también se suma ya un sistema de inhibición que ha sido puesto en práctica en eventos como la visita de los Reyes o el descenso del Sella. «Detecta drones a una distancia de entre 15 y 50 kilómetros», advierten sobre un dispositivo capaz de controlarlos de forma remota.