Los médicos recomiendan «prudencia y solidaridad, estar pendientes de todos»

Casi todo el mundo -quien más, quien menos- conoce las principales pautas para combatir el calor: mantenerse hidratado, evitar la exposición al sol y la actividad intensa en las horas más calurosas del día, comer ligero y, si es posible, recurrir a entornos climatizados. Cuestiones en las que, cada verano, la Dirección General de Salud Pública incide con el objetivo de evitar en la medida de lo posible los problemas de salud causados por las elevadas temperaturas, que pueden ir desde los calambres y el agotamiento hasta el golpe de calor, el cual sin atención médica urgente puede resultar fatal. Sin embargo, a veces, «tenemos cierta sensación de impunidad y pensamos que a nosotros no nos va a pasar nada», apunta Manuel Gorostidi, jefe de Hipertensión del HUCA, quien llama «a la prudencia».

No basta con conocer las pautas. Hay que aplicarlas. «Debemos seguir las normas aunque nos encontremos bien», insiste. Y, además de prudentes, hay que ser «solidarios, estar pendientes de los demás y vigilar a las personas más débiles». En este sentido, recuerda que el calor no afecta a todos por igual. Las personas mayores o medicadas, los enfermos, los menores de cuatro años, aquellos que tienen sobrepeso o sus capacidades mentales disminuidas corren especial riesgo. Por eso, Gorostidi recuerda que «debemos visitar y controlar» a los más vulnerables.

Por su parte, la cardióloga Amelia Carro, recuerda a los deportistas que «el estrés térmico es siempre una condición adversa», por lo que no se debe «luchar contra ella y buscar tener las mismas marcas», sino abandonar cuando nuestra capacidad de respuesta sea insuficiente. «No te retes», aconseja.