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Para la familia mexicana Molina, con raíces en Pancar, la visita a Covadonga es indiscutible . G. P.

«Es Covadonga y hay que venir porque deja con la boca abierta»

Cita ineludible. El santuario se llena de visitantes que no dudan en repetir, asombrados por la belleza y la historia

Gloria Pomarada

Domingo, 23 de julio 2023, 16:31

Puede el turista inclinarse más por playas o ciudades, por cultura o aventura, por una comarca u otra de Asturias; pero lo cierto es que no hay visita completa a la región sin pasar por Covadonga. Quienes conocen el santuario, fusión de historia, paisaje y espiritualidad, repiten y no por regresar al mismo lugar es menor el asombro ante su belleza. Con el verano en plena ebullición, el Real Sitio es ya un frenesí de visitantes, muchos de ellos llegados desde el sur de España y que al placer del recorrido añaden el respiro del tiempo, con la niebla acechando por el Auseva. Para Carmen Moreno, de Sevilla, su primera visita está motivada precisamente por la «huida de las temperaturas». «Es muy bonito el paisaje. A los Lagos no subimos, lo dejamos para la próxima», asegura la sevillana, de vacaciones junto a Fermín González, con raíces en Luarca y quien ya había acudido en cuatro ocasiones previas al Real Sitio. Otras cuatro visitas suman Celia Acebedo y Alfredo Mosquera, procedentes de Toledo y de vacaciones en familia. Mientras algunos miembros bajaban el Sella, ellos acudieron a Covadonga, donde no faltó la ofrenda de una vela a la Santina. «Es Covadonga y hay que venir», afirman.

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Para María del Castellar, de Villarrubia de Santiago, en Toledo, es su segunda vez. «No me canso de venir. La primera me quedé con la boca abierta», asegura. En esta ocasión, descubrió además la tradición de la fuente de los Siete Caños, de la que no dudó en beber entre risas junto a su marido. A continuación pusieron rumbo a los Lagos, para confirmar la opinión de que «esta zona es muy bonita y distinta». A esas bondades añade que «se está fresco». Hasta el punto de dormir tapados y pasar el día con chaqueta, coinciden asombrados los visitantes del sur.

Celia Acebedo y Alfredo Mosquera, de Toledo, pusieron una vela a la Santina. | María del Castellar bebe de la fuente de los Siete Caños. | Fermín González y Carmen Moreno, de Sevilla, bajo la Santa Cueva. G. P.

«Este paisaje es muy distinto al de Huelva, está muy verde todo y aquí el tiempo es estupendo», cuentan los onubenses Juan Antonio Gómez y Vicenta Domínguez. En su segunda visita a Covadonga optaron por repetir solo en el santuario, ya que los Lagos «nos decepcionaron un poco, esperábamos otra cosa».

Desde Ciudad de México llega Rodrigo Molina, con raíces en el pueblo llanisco de Pancar. Tras conocer en anteriores visitas el Real Sitio, regresa junto a su familia, que ensalza como «precioso» y «maravilloso» el paraje. «Tenemos pocos días, pero Covadonga no nos lo podíamos perder», cuenta.

Quienes visiten este verano el santuario se encontrarán además con novedades. Si bien el Museo permanece cerrado por obras, una curiosidad por descubrir es la cruz de 1676 recientemente trasladada a los jardines de entrada a la Santa Cueva.

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