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Esteban Raposo, en La Librería de Pimiango a la que dio forma con sus propias manos. XUAN CUETO

En Pimiango los libros alimentan la mente y el cuerpo

Esteban Raposo dejó su vida en Madrid para convertir una vieja cuadra en una librería donde también se puede tomar café y comer

L. RAMOS

PIMIANGO (RIBADEDEVA).

Martes, 26 de octubre 2021, 01:15

Un bar que invita a la lectura o una librería que además de alimentar la mente, llena el estómago. No es sencillo definir un proyecto como La Librería, el negocio que este verano abría sus puertas en la aldea ribadedense de Pimiango de la mano de los hermanos Esteban y Carmen Raposo. El que se podría considerar como el gran proyecto de vida de Esteban se ha convertido en apenas unos meses en uno de los centros neurálgicos de la cultura en la zona y rara es la semana en la que no acoge la presentación de una obra literaria o un concierto.

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Esteban llevaba quince años con la idea de montar una librería. Una iniciativa que fue rumiando mientras seguía con su trabajo de auditor de calidad en la industria farmacéutica en Madrid. Finalmente, hace cuatro años decidió dejar la que había sido su ocupación durante casi tres décadas, compró una vieja cuadra en Pimiango y se vino a vivir a Asturias. «Me tiré cuatro años como un auténtico ermitaño», explica, y relata cómo él mismo transformó la antigua construcción ganadera en lo que es ahora: un acogedor local que invita a sentarse en alguno de sus coquetos rincones y disfrutar tranquilamente de un buen libro, una taza de café con una porción de bizcocho casero o alguna de las tapas que el propio Esteban Raposo prepara en la cocina.

«Tuve que aprender sobre la marcha. Primero me ayudaron el cantero y el encofrador del pueblo, pero cuando lo más gordo estaba hecho, lo fui terminando yo», indica. Y agrega, entre risas, que «antes saltaba de la cama -vive en la buhardilla del inmueble- y estaba trabajando en la obra y ahora salto de la cama y estoy cocinando». Eso sí, asevera, lo hace «encantado, estoy tan satisfecho y me gusta tanto esta opción de vida, que no lo siento como un trabajo».

«Estoy tan satisfecho y me gusta tanto esta opción de vida, que no lo siento como un trabajo», asevera el propietario del negocio

La acogida, reconoce, fue sorprendentemente buena y pronto La Librería se hizo un hueco en la zona, recibiendo a numerosos clientes y llenando aforos en cada uno de los eventos que organiza. «Sé que el invierno va a ser más duro, pero como precisamente la idea es ser un punto de encuentro, un lugar dinamizador de la cultura, estamos preparando un buen programa de eventos que atraiga a la gente durante todo el año», explica, mientras sirve un café a una de sus vecinas justo antes de aconsejar a otra acerca de qué libros llevarse para un joven adolescente.

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