Padres de alumnos creen que cambiar el calendario escolar es «un despropósito»

Están molestas. Y cansadas de discutir sobre una cuestión que parecía haber quedado descartada hace tiempo. Las principales asociaciones que agrupan a las familias de la escuela pública y de la concertada rechazan frontalmente la posibilidad de desligar las vacaciones escolares de las fiestas religiosas. Ha sido una propuesta del Consejo Escolar de Asturias en su informe 'El estado y la situación del sistema educativo asturiano'. En él pide «un calendario pedagógico equilibrado que favorezca el proceso de enseñanza».

Pública y concertada están esta vez de acuerdo. Clara Díaz, de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos Miguel Virgós, está especialmente molesta. «Si ya ahora es difícil conciliar, imagínate si el calendario escolar deja de coincidir con el laboral. Es imposible, un despropósito», repite una y otra vez. No le vale ninguna justificación: «Hablan de cuestiones pedagógicas, pero informes a favor y en contra tenemos todos. Que también los hay en contra de la jornada continua». Y saca aquí un tema espinoso. Ya en 2015, cuando la Junta de Personal Docente no Universitario hizo la primera propuesta para convertir los tradicionales trimestres en cinco periodos lectivos y otros tantos vacacionales, las familias pusieron eso sobre la mesa: hablemos de todos los 'tiempos escolares', dijeron. Y eso incluía debatir sobre el éxito y el fracaso de la jornada continua (mayoritaria en toda la red pública de la región), sobre las extraescolares, sobre deberes... Tras unos meses de discusión en el seno del Consejo Escolar, la Junta de Personal entendía que su propuesta no iba a fructificar y la retiró.

Pero el debate quedó ahí. Y desde la Miguel Virgós no lo olvidan. «La jornada continua es un desastre», dice de forma categórica. El principal problema, asegura su presidenta, es que «en su momento prometieron que se iba a facilitar la conciliación, que los centros abrirían por las tardes, pero no se ha cumplido». Y al final, todo queda en manos, lamenta «de las posibilidades económicas que tengan las familias, de la voluntariedad del centro y del AMPA y de la colaboración de los ayuntamientos». Y todo ello, en muchos concejos, no se da.

Con esa experiencia previa, Clara Díaz duda de que, en caso de habilitar nuevas semanas de vacaciones a lo largo del curso, las familias lo fueran a tener fácil. Más allá de eso, se muestra harta de un tema «cansino». «Hay más de 100.000 familias en Asturias con hijos escolarizados. Y no creo que esos padres trabajen 177 días al año (número de jornadas lectivas)».

Completamente de acuerdo está la presidenta de la Confederación Católica Nacional de Padres de Alumnos (Concapa), Desireé Fernández. «Ni siquiera discuto si es conveniente o no hablar de fiestas religiosas. Hablo de conciliación. En los pequeños municipios, donde no hay oferta, ¿qué hacen las familias? ¿Pagan una niñera o una ludoteca? Es inviable». Al igual que Clara Díaz, hace alusión al calendario laboral y a la necesidad de que coincida todo lo posible con el escolar.