Rodríguez-Vigil se opone a la cooficialidad sin más consenso en el Estatuto

Rodríguez-Vigil, que se define como «tanto o más asturianista que el más asturianista, y el más a la izquierda del que más lo esté», cree que la inclusión del asturiano como lengua oficial en la reforma estatutaria «es un disparate». En esto culpa principalmente a su partido, al PSOE, porque «trata de alterar de una forma radical su posición histórica, que siempre ha buscado la concordia y el consenso». El expresidente se pregunta «si el actual Estatuto hubiera durado 40 años en caso de que hubiera sido impuesto» y defiende -citando a Leopoldo Tolivar- que su eventual entrada en vigor tenga que ser refrendada por un 70% de los asturianos en referéndum.

A aquellos que le critican por su posición, siendo un expresidente socialista del Gobierno autonómico, Rodríguez-Vigil les responde que él no se ha movido de la misma posición que defiende desde hace décadas. «Yo sigo conforme a la ideología socialdemócrata. No choco con el PSOE», y asegura que su punto de vista, antes de hacerlo público, había sido comunicado por escrito a Adrián Barbón. El expresidente también esgrime que, como defensor que es de la «alternancia política y que los partidos no se eternicen en el Ejecutivo», la reforma que se está planteando obligaría a gobernar (al PP) «con un Estatuto impuesto, que no asume y que tendría que derogar».

Las palabras de Rodríguez-Vigil fueron respondidas desde el ejecutivo por la consejera de Cultura, Turismo y Política Llingüística, Berta Piñán, quien recalcó que «se representa a sí mismo» y que se está defendiendo «la posición votada en el congreso de la FSA».

Por su parte, el portavoz de Foro, Adrián Pumares, también se refirió a las firma del expresidente contra la oficialidad del asturiano: «Sinceramente, me alegro enormemente de haber estado con los vecinos del Occidente (en la manifestación 'Todos somos Jarrio') y no con el del 'Petromocho'».